Capítulo 48

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¿Final feliz?

Me hizo muchísima ilusión que Amy, Tom y el pequeño Luc nos vinieran a buscar al aeropuerto. Además, nos habían invitado a comer a su casa, cosa que ya nos iba bien, porque el avión se había retrasado y ya eran casi las tres de la tarde. Carol y Derek seguían con su tonteo a pesar de haber vuelto a casa, así que se fueron a comer por ahí después de dejar las maletas en sus respectivas casas. Debo reconocer que no daba un duro por ellos, pensaba que al volver seguiría cada uno su camino.

—¿Entonces, vas a apuntarle a la guardería? ¿No es muy pequeño aún?

Miré a Ethan de reojo: tenía a Luc cogido en brazos mientras lo miraba con pena. Como siga así, en un futuro, Luc hará lo que quiera con Ethan.

—Lo sé, pero tengo que empezar a trabajar ya —dijo Amy encogiéndose de hombros—. Además, así jugará con más niños de su edad, se lo pasará bien.

—Sí, y cogerá todos los virus de la guardería —a Tom parecía no hacerle mucha gracia.

—Ya lo hemos hablado, irá a la guardería.

—Podríamos contratar a una niñera, y ni siquiera hace falta que trabajes, con mi sueldo es suficiente.

Es cierto que tanto Ethan como Tom, gracias a su familia, tienen mucho dinero, pero Amy parecía no querer abusar de ello.

—Teniendo dinero como tenemos, no sé por qué no te aprovechas más de ello —volvió a protestar Tom.

Yo miré a Ethan y sonreí.

—Yo puede que sí que me aproveche de ello en un futuro.

Ethan soltó una carcajada, sabía que solo bromeaba.

—Con todo lo que estás estudiando y lo mucho que te esfuerzas, dudo que luego no quieras trabajar...

Nos dimos un beso muy tierno y nos quedamos abrazados un buen rato mientras hablábamos con Tom y Amy sobre las posibles guarderías a las que iban a apuntar a Luc.

A las siete de la tarde nos fuimos a casa, deshicimos las maletas, nos duchamos y nos preparamos para la fiesta. Como siempre, saqué un bol de patatas fritas e hice algunos sandwiches.

Tom y Amy aparecieron sobre las diez de la noche, habían dejado a Luc con una canguro hasta las doce para poder estar un rato en mi fiesta de cumpleaños. Carol y mi hermano aparecieron juntos un poco más tarde, pude deducir el porqué del retraso por el pintalabios corrido de Carol.

Vaya par...

—¿Entonces, estáis juntos?

Derek y Carol se miraron y sonrieron.

—Quién sabe —contestó Carol mientras se encogía de hombros.

—No queremos ponernos etiquetas.

—Eso suena a que uno de los dos no quiere formalizar nada aún —dijo Ethan mirando a mi hermano de reojo.

—Llevan poco tiempo tonteando —Tom intentaba ayudar a mi hermano.

Cuando Carol y yo nos bebimos el segundo cubata, la fiesta empezó a animarse más. Eran las once y media de la noche, y Tom y Amy tenían que irse, pero eso no nos paró. Derek llevaba varios cubatas y no paraba de gritar lo buena que estaba Carol y lo bien que se lo pasaba con ella. Por suerte, Ethan, que aún iba bastante sereno, lo paró antes de que empezase a ser más explícito. Sobre las doce y cuarto sonó el interfono, así que fui tambaleándome hasta la puerta y la abrí encontrándome con una gran sorpresa.

—¿Jenny?

—Feliz cumpleaños —dijo con una pequeña sonrisa.

—Pensé que no vendrías.

—Yo también —se encogió de hombros—, pero al final he decidido venir.

Se va a liar. Fue lo primero que pensé cuando entré con Jenny al comedor y vi a Carol y a mi hermano dándolo todo bailando pegados y besándose. Ethan se mordió el labio para no reírse. Él también empezaba a ir bastante mal. Miré de reojo a Jenny y le ofrecí lo que quedaba de mi bebida. No solo lo aceptó, sino que se lo bebió de un trago antes de soltarme la bomba:

—He roto con Oriol.

Sé que mi hermano lo escuchó por la cara que puso, aun así no se despegó ni un instante de Carol.

—Lo siento.

—No te preocupes, he sido yo. Necesito aclarar mis sentimientos, y solo lo conseguiré estando sola. Aunque, por lo visto, más me vale no seguir pillada de tu hermano.

Ambas miramos hacia Carol y Derek, que seguían a lo suyo, borrachos y dándose el lote sin importarles nada.

—Cosas que pasan —dije mientras Ethan me ofrecía un trago de su cubata.

—Ya. ¿Quién lo iba a imaginar, eh? Tú con el amigo de tu hermano, y tu amiga con tu hermano. Si lo cuentas no se lo creería casi nadie.

—Bueno, ellos aún no son nada —Jenny alzó las cejas mientras los veía toquetearse por todas partes sin pudor—. O eso dicen.

—No importa, estoy bien, en serio. Yo decidí cortar con tu hermano.

—Tenías tus motivos —dijo Ethan más serio de lo que esperaba.

—Sí, los tenía —Jenny nos miró y sonrió con nostalgia—. Hice bien, eso creo. En fin, debería irme ya, es tarde.

—Puedes quedarte si quieres, es mi fiesta de cumpleaños.

—Solo quería ver cómo os iba —sonrió al ver el anillo en mi dedo anular—. Parece que os va genial.

Me sonrojé un poco y miré a Ethan, que me guiñó un ojo y me abrazó por la cintura.

—Espero que me invitéis a la boda.

—Aún falta para eso —dije nerviosa.

Acompañé a Jenny a la salida, sintiéndome un poco mal por ella. Se le notaba que aún sentía algo por mi hermano y le había debido de doler verle así con Carol. Yo había conseguido mi final de cuento de hadas, pero por el camino ella perdió el suyo.

Cuando volví a la fiesta, Ethan sacó un enorme pastel de chocolate, que por cierto casi se le cae por el trayecto, y lo dejó sobre la mesa. Carol le ayudó a colocar y encender las velas.

—Venga, pide un deseo y sopla.

Miré a mi alrededor y sonreí mientras abrazaba a Ethan.

—No me hace falta pedir nada, ya lo tengo todo.

Tenía al chico que me gustaba y que amaba a mi lado, mi hermano nos había aceptado y estaba con nosotros, y mi amiga parecía feliz. ¿Qué más podía pedir? ¡Incluso vivía con mi novio! ¿Cuántas chicas a mi edad pueden hacer eso?

Soplé las velas, aunque al final decidí pedir algo: que toda esta felicidad nos durase para siempre.

—¡Felicidades! —gritaron al unísono.

Miré a Ethan, tenía ese brillo especial en los ojos, le abracé por el cuello mientras me besaba con ternura. Mi hermano y Carol empezaron a dar silbidos. Me separé un poco de Ethan para susurrarle:

—Quiero amarte toda mi vida.

—Yo quiero que nos amemos toda nuestra vida.

Una gran sonrisa se apoderó de mi rostro, me mordí el labio y me lancé a sus brazos. No sé cómo lo hacía, pero siempre conseguía enamorarme un poco más. Aunque crea que ya estoy al límite, y que no puedo quererlo más, siempre hace o dice algo y consigue romper los esquemas.

Le he amado por mucho tiempo, le amo, y le seguiré amando, porque es el único que ha conseguido robar mi corazón.

FIN

Bueno pues hasta aquí mi historia, espero que os haya gustado. Tal vez escriba alguna secuela (de uno o dos capítulos extra) donde salgan Nerea y Ethan de mas mayores. ¿Qué opináis al respecto? Dejo la decisión en vuestras manos! Muchas gracias por dedicar tiempo a leer y comentar esta historia. Me da mucha pena acabar ella porque le he dedicado muchísimo tiempo, pero es hora de centrarme en otras historias y escribir sobre algo nuevo.
Espero que le deis una oportunidad a mis otras historias y las leáis si os gustan!😘😘

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora