Capítulo 27

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Casa vendida

Esa mañana estábamos solas en casa Amy y yo, pues Ethan y Tom habían ido a buscar la cuna del niño. Cuando sonó el timbre de la puerta principal, Amy fue a abrir mientras yo acababa de desayunar.

—Pase —la escuché decir mientras un hombre trajeado se adentraba en el salón—. Nerea preguntan por ti. ¿Quiere algo de beber?

Me levanté y fui hacia el salón. Miré al señor trajeado que se había sentado en el sofá, no me sonaba de nada.

—Buenos días, ¿Nerea, cierto?

—La misma. ¿Quién es usted?

—El abogado de su hermano.

—¿Mi hermano tiene abogado?

—La casa de sus padres finalmente se ha vendido —explicó con voz calmada—. Su hermano me envía para firmar un acuerdo en cuanto al dinero que tienen en la cuenta bancaria familiar. ¿Usted tiene abogado?

—¿Cómo?

Mi voz sonó angustiada. Sabía de lo que estaba hablando ese hombre, pero no entendía muy bien la situación. ¿Por qué mi hermano me envía un abogado? No podía pensar con claridad. Me había quedado atontada al escuchar que la casa de mis padres ya no era nuestra. Sabía desde hace tiempo que este momento llegaría, pues la pusimos a la venta hace meses, pero no estaba preparada.

Amy debió verme muy apurada, porque salió de la cocina y se sentó a mi lado mientras ponía su mano en mi hombro. Me dedicó una tierna sonrisa y se dirigió al señor con voz amable:

—Disculpe, ¿a qué ha venido exactamente?

El señor se puso más recto y se colocó bien el traje.

—Mi cliente quiere que se repartan el dinero, la mitad exacta para cada uno.

—Eso pueden arreglarlo entre ellos, ¿no? Son hermanos, no es necesario meter a un abogado de por medio.

—Mi cliente ha especificado que no desea ver a su hermana, que no quiere tener nada que ver con ella —me miró de reojo—. Por eso me envía a mí.

Sentí un vacío en mi interior. Si hubiera estado de pie, seguramente, tendría que haberme sentado para no marearme.

—Disculpe, pero creo que si su hermano tiene un abogado, ella debería tenerlo también.

—No hay ningún truco oculto, mi cliente simplemente desea poder acceder a su parte del dinero lo antes posible, sin tener que ver a su hermana menor.

Quise hablar, pero no pude. Un nudo en mi garganta me advertía que si lo hacía iba a llorar. Habían vendido la casa de mis padres, ya no podría volver nunca más...

—¿Me permite hacer una llamada?

—Claro.

—Voy a llamar a Tom para que regresen —me dedicó una sonrisa—. No te preocupes, él está acostumbrado a tratar con abogados, puede leerse el papeleo y decirte si todo está bien.

El abogado me miraba con intriga, supongo que intentando descifrar por qué mi propio hermano no quería ni verme.

En unos veinte minutos, que se me hicieron eternos, Tom y Ethan llegaron a casa. Ethan se apresuró para llegar a mi lado y estrecharme entre sus brazos, cerré los ojos y me calmé, sus abrazos eran muy reconfortantes...

Amy había preparado un poco de café y le ofreció una taza al abogado, luego le sirvió otra a Tom, quien revisaba los papeles con cautela.

—Para que lo entiendas, lo que quiere tu hermano es similar a la separación de bienes. Todo lo que tenéis hasta ahora quiere dividirlo en dos. Aunque aquí solo figura que tenéis una cuenta bancaria, ¿es así?

—Eso creo.

—Debes estar segura Nerea, es importante. Si luego tenéis algo más, aquí no consta, y no podrás reclamarlo.

—Yo... No sé...

Empecé a agobiarme y los ojos se me humedecieron.

—Tom —Ethan dijo su nombre de forma severa y pude escuchar que su hermano suspiró.

—Está bien, no te preocupes —Tom miró al abogado y le devolvió los papeles—. Lo siento, pero si ella no está segura de qué implica exactamente "el 50% de todos los bienes" deberá especificar cuáles son "esos bienes", de lo contrario no firmará nada. Y quiero una cláusula donde se especifique que si algún bien no es nombrado en el documento, se considerará que Derek lo ha intentado ocultar y pasará a ser totalmente propiedad de Nerea.

—Informaré a mi cliente, y si es preciso, reescribiré el documento antes de volver.

—Si no lo hace, no vuelva, porque será una pérdida de tiempo —Ethan me agarraba de la cintura de forma protectora—. Ella no firmará nada de lo que no esté cien por cien segura.

En cuanto el abogado salió por la puerta me subí a la habitación sin decir nada. Todos se quedaron en la planta principal, no me siguieron. Pero antes de cerrar la puerta, escuché a Ethan hablar sobre mi hermano:

—O recapacita pronto, o nos olvida y deja de hacer el gilipollas, porque si no voy a matar a ese imbécil.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora