Año nuevo
—¡Muévete! ¡Llevas más de diez minutos para pintarte la raya en el ojo!
—¡No me empujes! ¿No ves que si me mueves voy a tardar más?
—Eso es imposible...
Miré a Carol de forma reprobatoria.
—Es el primer año nuevo que voy a celebrar junto a Ethan, debo estar perfecta.
—¡También es el primer año nuevo que celebraré con Fer!
Vi que Ethan se asomaba a la puerta, la teníamos abierta porque ya estábamos vestidas, pero al ver el panorama alzó las cejas y se fue por donde había venido. Media hora después, por fin, estábamos maquilladas y listas. Esta vez, por suerte, los chicos se habían ocupado de hacer la cena.
Cuando bajamos las escaleras, tanto Ethan como Fer se acercaron a nosotras. Ethan me agarró de la cintura y me besó, le cogí de la nuca y profundicé el beso. Me daba igual que nos mirasen, si por mí fuera le hubiera hecho mío en aquel momento, en la escalera mismo. Él debió pensar lo mismo que yo, porque me comía con la mirada. Le miré con una sonrisa tatuada en mi rostro, podría jurar que era la mujer más feliz del mundo entero.
Al ver toda la comida que habían preparado casi me caí de culo. ¡Era una pasada! Habían hecho sopa de galets gigantes, uno de mis platos favoritos, cochinillo al horno, una tortilla de patatas, y un poco de embutido y olivas para picar.
—Estás preciosa —depositó un beso sobre el hombro que llevaba descubierto.
El mono negro que lucía dejaba mi hombro izquierdo al aire, y estaba sujeto con un tirante grueso al hombro derecho. Un cinturón plateado con forma de hojas hacía que la prenda se ciñera a mi cintura marcando mi figura. Apenas se veían los tacones, porque el pantalón largo los tapaba, pero eran plateados con purpurina.
—Tú pareces un príncipe de cuento de hadas.
Ethan sonrió casi instantáneamente y volvió a besarme el hombro. Llevaba una camisa gris con una corbata negra y unos pantalones tejanos muy oscuros. Los zapatos eran negros y muy elegantes, creo que nunca antes se los había visto, así que debían ser nuevos.
Cenamos entre risas y anécdotas. Tom y Amy incluso bromeaban sobre el nombre que le pondrían a su hijo. Personalmente, esperaba que no le pusieran ninguno de los nombres que habían dicho, todos eran horribles. Poco antes de las doce, nos servimos las 12 uvas en un plato pequeño y nos preparamos para empezar el año que entraba.
Miré a Ethan nerviosa. Besó mi frente a la par que empezaron a tocar los cuartos. Todos nos concentramos para no perdernos ni una campanada. Cuando sonó la última, sentí una gran emoción en mi pecho. ¡Acababa de empezar un nuevo año junto a Ethan! Y no solo eso, sino que estaba dispuesta a pasarlo entero con él: este año y todos los siguientes.
—Feliz año nuevo, amor.
Nos miramos a los ojos con ternura y sonreímos, él se acercó hasta que nuestras narices se rozaron.
—Feliz año nuevo, dulzura.
Nos besamos como si lleváramos años sin vernos. Me estrechó entre sus brazos y me alzó dándome un par de vueltas.
—Empalagosos —miré a mi mejor amiga con fastidio—. Feliz año nuevo.
—Feliz año nuevo —dije mientras iba a abrazarla.
Poco a poco nos fuimos felicitando entre todos. No puedo negar que fue una noche mágica que jamás olvidaría, pues era la primera vez que empezaba el año junto a Ethan. Aunque, por otra parte, debía admitir que echaba de menos a mi hermano, después de todo, también era la primera vez que empezaba el año sin él.
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El amigo de mi hermano
RomanceNerea debe abandonar su hogar e irse a vivir con su hermano a casa de su mejor amigo: Ethan, del que está enamorada desde hace años. El problema es que él es un mujeriego y sabe que lo más probable yéndose a vivir con él es que salga lastimada... To...