Capítulo 43

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El plan de Carol

Ethan y yo estábamos subidos en la noria mientras esperábamos a los demás. Habíamos quedado en ir al parque de atracciones todos juntos: Carol, Derek, Jenny, Oriol, Ethan y yo. En mi opinión, era una pésima idea, pero Carol había insistido. Lo que no entiendo es como aceptaron Jenny y Derek venir. Y me preocupa que Oriol no sepa que mi hermano y Jenny fueron pareja.

—¿En qué piensas?

Miré a Ethan y me encogí de hombros, él sabía perfectamente en qué pensaba. Me había pasado el camino entero hablando del tema.

—¿Luego nos subiremos a la montaña rusa, no?

Me encantan las montañas rusas, aunque la noria también tiene su qué.

—¿No te dará miedo?

—¡Claro que no! ¡Me encantan!

—Pero si te dan miedo las alturas.

—Créeme, me da más miedo esto que la montaña rusa —me miró con una ceja enarcada—. En la montaña rusa vas sujeta, además solo te da tiempo a tener vértigo mientras sube, la bajada pasa en un momento y la adrenalina es mayor que el miedo. Pero en la noria es todo demasiado lento, ¡y mira a qué altura estamos!

Ethan echó un vistazo rápido y negó con la cabeza.

—Qué exagerada...

De pronto mi móvil vibró, era Carol diciéndome que acababa de llegar. Le contesté que estábamos en la noria y que teníamos para diez minutos, más o menos, que viniera porque Derek no había querido subir y nos estaba esperando en uno de los bancos que había cerca.

—Carol ya ha llegado —de pronto me entró otro WhatsApp—. Y Jenny también.

—Pues ya estamos todos.

—Eso parece...

Cuando bajamos de la noria, ya estaban todos esperándonos. Jenny lucía un vestido bastante escotado, creo que nunca la había visto con algo tan atrevido. Carol llevaba un short y un top, también enseñaba más de lo habitual. Yo iba con unos shorts tejanos y una camiseta ancha con un hombro descubierto.

—¿Dónde queréis ir primero?

—¡A la casa del terror!

Derek y Carol lo dijeron al unísono, y pareció no hacerle mucha gracia a Jenny. El pobre Oriol no se despegaba de Jenny, mientras que ella no paraba de mirar de reojo a mi hermano; quien, por cierto, no dejaba de hablar con Carol. A estas alturas me conformaba con que esto no acabase en un baño de sangre.

Debo reconocer que cuando salió de repente la muñeca del armario me dio miedo. No pude evitar gritar y agarrarme desesperadamente a Ethan mientras Carol y Derek se reían de mí.

Después, por petición mía, fuimos a la montaña rusa. Me senté con Ethan, y Derek con Carol. Oriol y Jenny no quisieron subirse, así que esperaron sentados en una fuente decorativa que había justo al lado.

A la hora de comer, fuimos al restaurante del parque, donde tienen diferentes menús y comida rápida. Ethan y yo pedimos un menú japonés, Jenny un bocadillo de bacon con queso, Oriol pidió una hamburguesa con patatas, y Derek y Carol pidieron un menú mexicano.

—Esos dos parece que tienen muchas cosas en común.

—Eso parece —dije un poco preocupada—. Pero creo que Jenny aún siente algo por mi hermano.

—¿Tú crees?

Dijo con ironía.

—Según ella, solo quería cerrar el capítulo, pero...

—¿Carol?

Casi me atraganto al oír esa voz. Era Fer. ¿Qué narices hacía aquí?

—¡Cuánto tiempo!

Para mi sorpresa, Carol se levantó y le dio dos besos con una sonrisa tatuada en el rostro.

—Tres semanas tampoco es tanto.

—Lo nuestro fue tan intenso que tres semanas sin ti me parecen una eternidad —Fer no supo qué contestar—. En fin, ya nos veremos algún día.

—Claro.

—Podemos ir a tomar un café y hablar —Carol tocaba su brazo de forma coqueta.

—Cuando tú quieras.

Me llevé la mano a la frente. Conocía bien a Carol. Le importaba más bien poco quedar con Fer, solo quería poner celoso a mi hermano. Y parecía que lo había conseguido, pues estaba mirando la escena con el ceño fruncido. Cuando desvié la vista hacia Jenny vi que no le hacía gracia que mi hermano se preocupara por lo que Carol hacía o dejaba de hacer.

Cuando Fer se fue, me acerqué al oído de Carol para susurrarle:

—¿Tú sabías que Fer vendría hoy al parque de atracciones, no?

—Y esperaba encontrarlo. ¿Has visto la cara de tu hermano?

—Sí, y también la de Jenny —Carol sonrió con malicia—. En serio, para esto, aún estás a tiempo de evitar el caos.

—Quiero ver el mundo arder.

—Pues a este paso te vas a quemar viva.

El resto del día pasó sin incidencias. Pudimos montarnos en todas las atracciones, e incluso repetimos en más de una.

Al final del día, nos reunimos en la entrada del parque, una zona abierta donde realizaban el espectáculo final: los fuegos artificiales. Mientras esperábamos el inicio, junto a una multitud de gente, me aferré al brazo de Ethan y me olvidé del resto: por hoy ya había sufrido bastante, ahora tocaba olvidarme de Carol, de mi hermano y de Jenny, y centrarme en mí.

El espectáculo inició con una gran explosión que llenó el cielo de colores. A partir de ahí, los fuegos artificiales no cesaron durante más de diez minutos. Cada explosión iba acompañada de un color y un patrón diferente. Estaba maravillada. Cuando pillé a Ethan mirándome con una sonrisa en los labios, me acerqué para hablarle:

—Es precioso.

—Tú sí que eres preciosa.

Me besó a la par que el espectáculo llegaba a su fin.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora