Capítulo 16

164K 6.9K 1K
                                    

La universidad de Ethan

El martes por la mañana Ethan se fue a la universidad temprano. Mi hermano iría a buscarle en coche al finalizar las clases, dijo que quería ver a los compañeros. Su vuelo salía esta noche, por lo que habíamos quedado en cenar temprano todos juntos.

—Espérame —grité desde el piso de arriba—. Voy contigo.

—¿Para qué?

—Solo vas a estar aquí unas horas más, quiero pasarlas contigo —mentí—. No volveré a verte hasta navidad.

Vi una sonrisa tan sincera en el rostro de mi hermano que me supo mal haberle mentido tan descaradamente. En realidad, me moría por darle una sorpresa a Ethan yendo a buscarlo a la universidad.

Llevaba un vestido que me cubría hasta debajo de las rodillas, suelto a partir de la cintura. Era de color verde esmeralda y hacía juego con mis ojos. Muy a mi pesar, cogí las muletas y me subí al coche de Ethan, que muy excepcionalmente se lo había dejado a mi hermano para que lo llevara esta mañana y lo fuera a buscar ahora.

En cuanto Derek aparcó el coche nos dirigimos a la entrada. Como llevaba bolso me quedé con las llaves del coche. Mi hermano desapareció en cuanto empezaron a salir sus amigos. Yo me quedé frente a la puerta esperando a que Ethan saliera, y aunque desde un inicio me había parecido una buena idea, lo que vi no me gustó nada. En cuanto Ethan salió por la puerta del edificio, y yo me dispuse a ir con él, esa tal Rebeca se me adelantó y se colgó de su brazo derecho. Inflé los mofletes a más no poder, estaba mosqueada, quería chillar, y mucho. Vi que Ethan se soltó enseguida de su agarre, pero esa idiota insistía en aferrarse a su brazo. Cuando me vio se zafó completamente del agarre de Rebeca y aceleró el paso para encontrarse conmigo, pero yo me giré dispuesta a meterme en el coche.

—¡Nerea, espera!

Me apoyé en el coche y le miré a los ojos.

—Rebeca es un poquito pesada, ¿no?

Me agarró de la cintura y acercó sus labios a mi oído, cuando hacía eso me ponía muy nerviosa.

—Que sea todo lo pesada que quiera. Para mí solo existes tú.

No pude evitar sonreír. Sus ojos tenían un brillo especial, sabía que no me mentía. De reojo pude ver que Rebeca nos miraba con cara de pocos amigos.

—¿Qué hacéis tan pegados?

Estaba tan cerca de Ethan que noté como cada músculo de su cuerpo se tensaba. Era obvio que no quería que mi hermano se enterase, y por ahora yo tampoco, no sabíamos cómo reaccionaría.

—Jenny, nos has asustado —dije llevándome una mano al corazón.

—Tranquila, Derek está con sus amigos, yo iré con él —una sonrisa pícara adornaba su rostro—. ¿Por qué no le enseñas el campus a Nerea? Yo os aviso cuando Derek quiera irse.

—¿Quieres que demos un paseo?

Una sonrisa de oreja a oreja adornó mi rostro mientras Ethan me guiñaba un ojo. Nos cogimos de la mano y empezamos a caminar. Suerte que había dejado las muletas en el coche. Mi corazón empezó a latir muy rápido, era la primera vez que caminábamos cogidos de la mano.

—¡Ethan!

Un tío bastante grande se acercó a nosotros corriendo.

—Hola, Dan.

—¿Es tu chica? ¿Por la que no venías a clases últimamente?

—La misma —contestó de lo más tranquilo—. ¿A que es una preciosidad?

Dan rio ante el comentario y asintió con la cabeza. Yo me puse roja como un tomate mientras Ethan me abrazaba por la cintura y sonreía. Parecía encantado con la situación.

—No os interrumpo más, en breves empieza el entreno. ¿Nos vemos mañana?

Ethan asintió y el chico se fue corriendo hacia la pista de fútbol. Alcé las cejas y miré a Ethan un poco angustiada. ¿Estaba bien que en la universidad supieran lo nuestro?

—Tranquila —me guiñó un ojo—, aquí nadie sabe quién eres.

Me relajé un poco, tenía razón, mi hermano podía ser muy protector, pero no iría enseñando una foto de su hermana por la universidad. Solo Jenny y Rebeca sabían quién era.

—Vamos, te enseñaré mi clase.

Fuimos hasta la clase poco a poco, aún se me hacía pesado caminar sin muletas. En cuanto nos quedamos solos, me cogió en brazos para subir más rápido las escaleras, como si fuera una princesa. El color rojo adornaba mis mejillas y una tímida sonrisa asomaba mientras escondía mi cara en el cuello de Ethan.

—Este es mi pupitre —dijo sentándome sobre su mesa.

Acaricié la madera suavemente y le pedí un lápiz. Buscó en su mochila y sacó un portaminas. En una esquina de la mesa escribí "E+N" y dibujé un corazón. Le miré y ambos sonreímos.

—¿Eso no es demasiado infantil? —se acercó a mí y me besó—. Creo que no veía algo así desde que acabé la primaria.

—Así pensarás en mí aunque estemos separados.

—Ya lo hago.

Me aferré a su espalda y le besé intensamente. Él me agarró por la nuca y profundizó el beso. No nos separamos hasta que nos faltó el aire, nos miramos a los ojos y sonreímos.

De pronto, mi móvil vibró, era un WhatsApp de Jenny: debíamos volver al coche para irnos. Al principio caminamos cogidos de la mano, pero en cuanto vimos la puerta principal tuvimos que soltarnos.

—¿No habías venido para estar conmigo?

Me encogí de hombros ante la pregunta de Derek.

—Te has ido tras tus amigos y te he perdido de vista, yo no puedo correr con esta pierna.

Mi hermano me miró con las cejas alzadas.

—Bueno, ¿qué? —Ethan dio una palmada con las manos—. ¿Nos vamos?

—¿Te sientas conmigo? ¡Quiero estar contigo el máximo tiempo posible antes de que te vayas!

Jenny me guiñó un ojo mientras tiraba de mi hermano para que se sentase en el asiento de atrás con ella. Yo aproveché para coger a Ethan de la camiseta y llamar su atención.

—En realidad, he venido porque me hacía ilusión que me vieras al salir —dije en un susurro.

—Te aseguro que a mí me ha hecho más ilusión.

Intenté disimular mi sonrisa y subí al coche.

—Os lleváis muy bien, ¿no?

—Hemos encontrado puntos en común durante este tiempo —contesté a la pregunta de mi hermano—. Mejor así, ¿no? Es decir, vivimos juntos, es mejor llevarnos bien.

—Supongo —Derek se recostó en el asiento y fijó su mirada en Ethan—. ¿Te pasa algo? Te noto más feliz de lo normal.

—¿Y eso es malo?

—No, pero no estoy acostumbrado a verte tan risueño.

Miré a Jenny con preocupación por el espejo retrovisor, parecía que mi hermano empezaba a sospechar algo.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora