Capítulo 26

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Megan

Hey, Megan, hola.

—Hola, ¿cómo estás?

Muy bien, ¿y tú?

—Muy bien, gracias.

Excelente.

Sonrío.

Adivina qué.

—¿Qué cosa? —pregunto desde el teléfono.

Mañana llego a San Francisco.

—¿En verdad? Qué bueno, me alegro —sonrío. Aunque la persona del otro lado de la vía telefónica, no lo pueda ver.

Te llevaré una sorpresa.

Frunzo el ceño.

—¿A mí? ¿qué cosa? —pregunto.

Es sorpresa. recuerda.

—Gracias. pero no te molestes en traerme algo.

Megan, por favor...

—En verdad, no es necesario que me traigas algo.

Si, si, lo sé. Pero, yo quise hacerlo, así que, no me discutas.

Suspiro.

—Está bien, no pasa nada.

De acuerdo. Nos vemos mañana, Megan.

—Hasta mañana, Owen.

La llamada finaliza.

🦋

Nick

Cuatro meses.

Han pasado cuatro meses desde que dije mis sentimientos a Megan. Y gracias a eso, nuestra relación de "amigos" ha cambiado. Ahora se puede decir que tenemos una relación de "quedantes". Con ella me he sentido tranquilo, honesto, en paz.

Tenía tanto tiempo, que no me sentía a gusto con una persona. Y en verdad, se siente bien estar con ella.

Ha sido un poco raro para ambos, pero nos estamos acostumbrando.

Es lindo.

Salgo del elevador y veo a Megan en el escritorio escribiendo en algunos papeles. Alza la mirada y me observa.

—Buenos días, señor Nick.

—Buenos días, Ross.

Megan me sigue hasta la oficina. Me acerco al perchero y cuelgo mi saco, después, me voy a mí escritorio.

Megan me entrega una hoja dónde está escrito todo lo que tengo que hacer en todo el día y la pone en el escritorio.

—Es todo lo que tiene que hacer el día de hoy, seños Smith.

Simplemente asiento.

Ahora mismo tengo ganas de besarla.

Tranquilízate, Nick. Estás en el trabajo. Por primera vez respeta tu trabajo, respeta a la empresa.

La señorita Megan se recarga en el escritorio quedando de frente mío. Se acomoda los lentes y se pone de brazos cruzados. Se ve tan linda con lentes.

Pero, creo que está enojada.

Oh, oh. Creo que ya sé el por qué...

Cierro la puerta con seguro y después regreso hacía ella.

—¿En dónde estabas anoche, Nicholas? Te mandé mensajes y NO me respondiste. Estuviste en línea anoche y hoy en la mañana —me interroga.

—Perdón. Olvidé contestarte anoche, se me pasó, ¿sí? —hago una pausa —. Estaba que casa de Sam. Estuvimos bebiendo un poco de alcohol. Después me fui a mi departamento, me bañé y me quedé dormido por eso no te contesté. Lo siento, cariño.

Megan me mira y suspira.

—Me tenías muy preocupada, ¿sabes? Creí que tal vez, no sé, te había pasado algo porque no sabía nada de ti en toda la noche. No hagas eso de nuevo, enserio. No te estoy diciendo que me pidas permiso cada vez que salgas o que me digas cada minuto con quién estás y en dónde o por dónde ni tampoco que me des explicaciones.

—Cariño. Tranquila —le digo.

Agarro su mentón y le doy un beso en la frente y uno en los labios. Ella me jala y pone sus manos en mi cintura.

—Sabes que tengo ganas de hacerte mía ahora mismo —susurro.

—Ajá. Lo sé.

Se separa de mí bajándose del escritorio para acomodarse el vestido. Después le quita el seguro a la puerta.

—Tendrás que esperar hasta la noche, querido.

Sale de la oficina mientras me manda un pequeño beso.

Ni Tú, Ni Yo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora