Capítulo 34

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Megan

Sábado.

Hoy es sábado.

Este sábado duele mucho.

Nunca creí que llegaría este momento. O sea, si lo veía venir, pero, no tan pronto. ¡Joder! No quiero llorar.

No, no, no. No lo haré. Debo de ser fuerte, claro que sí. Ah, dudo mucho que lo logre. Pero, tengo que hacerlo. Sé que le irá más que bien. Y estoy orgullosa de Laila. Mi pequeña bebé.

Laila me dijo que su vuelo sale hasta la noche. Así que este día lo tomaré para estar con ella. No quiero despegarme de ella.

—¿Estás bien, Megan? —escucho que alguien dice mi nombre?

—¿Qué? Sí.

—¿Qué te pasa? —pregunta Ellie.

—Nada —sonrío.

Ellie alza una ceja.

—Estaré muy preocupada, por Laila. Siento que no es buena idea que se vaya sola ahora. Me aterra que le pase algo y que yo no sepa nada —mi lado sobreprotector acaba de salir y no lo pudo evitar.

—Tranquila, cielo. Sabes una cosa, yo tampoco estaré tranquila. Así que hice algo.

Frunzo el ceño y hablo:

—¿Qué cosa?

Ellie agarra su bolsa y de ella saca algo...

—Yo me iré con Laila a España —dice entregando el boleto del avión.

—¿Qué? Pero, tú no puedes hacer eso, Ellie —digo sorprendida.

—Claro que puedo, Megan.

Joder.

—¿Y Laila sabes que te irás con ella? —pregunto.

—Claro —Ellie sonríe —. Le enseñé el boleto y se puso muy contenta.

Ellie toca mi hombro y lo empieza a sobar lentamente, y mirándome a los ojos habla:

—Tranquila, cielo. Laila estará más que bien. Cuando lleguemos a España, te llamaremos. Descuida, yo cuidaré de Laila.

Honestamente, tengo unas inmensas ganas de llorar. Así que lo hago.

Estoy tan feliz de haber encontrado a Ellie. Gracias a ella soy lo que soy ahora. Todo se lo debo a ella. Cuando estaba en la calle, sola, sin un lugar en dónde dormir, y sin comer con una niña pequeña. Ellie fue mi luz, mi esperanza. Ella me ayudó a salir adelante, cuidó de mí y de Laila, nos volvimos madre e hija. No sé qué haría sin ella, se ha convertido mi todo. Es la mamá que siempre he querido para Laila y para mí.

🦋

Una vez que Laila y Ellie están listas para irse ya al aeropuerto, le llamo a un taxi para que venga por nosotras. Una vez, que llega el taxi, el chófer nos ayuda a subir las maletas al maletero y nos subimos todos. Una vez que llegamos al aeropuerto, esperamos en la sala a qué nombren el vuelo de Laila y Ellie, pero, antes vamos a dejar las maletas.

El día de hoy ando muy sentimental. Una parte de mí no quiere que se vayan a Europa. Pero, ahh.

Es una oportunidad maravillosa para Laila y no puede dejar que esa oportunidad se le vaya de las manos solo por mi culpa.

Media hora después, anuncian que el destino de Laila y Ellie. Bien, el momento ha llegado. La despedida llegó.

Dios...

—Cuídate mucho, por favor —le digo a Laila mientras la abrazo fuertemente.

—Igual tú —dice.

Ni Tú, Ni Yo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora