Historias del Libro - Allison vuelve a Casa [Tom Hiddleston Jim Sturgess Fanfic]

Lights and Shadows

El pobre cocinero se quedó con la boca abierta y la cuchara de madera en el aire.

Allison abrió la puerta de su apartamento y se encontró con la mesa tendida, suave música de bossa nova, luces bajas... y Jano cocinando. Observó todo aquello y el esfuerzo que había hecho para dejar de llorar mientras volvía del parque fue completamente en vano. Se quedó en la entrada, con las manos cubriéndose los ojos, llorando en silencio.

Jano corrió a tomarla en sus brazos, y se dio cuenta al instante que el sweater que tenía puesto le quedaba enorme. Olía a perfume masculino, pero no era el suyo... así que sumó dos y dos y supo que se había cruzado con Adam. Le revolvió el estómago, y una rabia que no sentía desde hacía meses le cerró la garganta. Tomó la prenda y se la quitó lo menos bruscamente posible. Revoleó el pobre sweater a un costado, y así como estaba se la llevó a la bañera. No vas a tener su perfume mientras yo esté aquí.

El agua caliente y las caricias de Jano la calmaron al instante. Se había recostado sobre su pecho a escuchar latir su corazón, eso la relajaba profundamente. Les llevó un rato, pero finalmente los dos se secaron y retomaron la cena, Jano con su ropa y Allie en pijamas. No quería soltarlo por nada del mundo, así que lo abrazó por la espalda mientras cocinaba. Era bastante incómodo para Jano moverse en la cocina con Allie pegada a su espalda, pero estaba tan mimosa, y él disfrutaba tanto tenerla cerca que la tomó de las manos y las enredó a su cintura con una sonrisa. De alguna manera logró terminar con la pasta, y se ocuparon de darse la cena mutuamente, prácticamente en silencio. Solo se escuchaba la risa de Allie cuando Jano fingía equivocarse y le ensuciaba la nariz o el mentón con salsa. Ninguno de los dos pudo aguantarse mucho más, y finalmente Allie terminó sentada en sus piernas besándole el cuello mientras él acariciaba su espalda. Se la llevó a la cama prácticamente dormida, como si fuera una criatura, y la mantuvo tibia y confortable hasta el día siguiente.

Cuatro meses enteros de charlas, discusiones y mimos le tomó a Jano volver a poner la confianza de Allison en su lugar. Le explicaba una y otra vez que no tenía nada de malo, que ésa era su forma de ser, demasiado tímida y un poco frágil. Que no todo tenía nada que ver con la madurez. Que no todos maduran en el mismo instante y de la misma manera. Tal vez Adam necesitara una mujer distinta, pero de ninguna manera Allison era responsable por no ser lo que él esperaba. No había podido convencerla hasta una tarde de julio que pasaron en una playa cercana a San Francisco. 

- Mi vida, tienes que dejar de revolverte, no puedes dar vuelta la arena de la playa entera cada vez que venimos.

Allie no se sentía cómoda en traje de baño. Había comprado uno entero, de color coral, que se ajustaba perfectamente a su cuerpo y no dejaba ver ni un milímetro de sus cicatrices. Aunque nadie podía verlas, se sentía insegura sabiendo que estaban ahí, y se movía a cada instante chequeando que no se mostrara nada. Ahora estaba de espaldas al sol, de frente a Jano, pero aún así no se quedaba quieta. - Lo siento, pero es que no puedo...

- Si vieras lo que yo veo desde aquí... - Le guiñó un ojo y pasó la lengua por sus labios. El sol del atardecer brillaba sobre su trasero redondo y sus hombros desnudos. Él estaba encantado con ese traje, y en su humilde opinión, la vista no podría ser más perfecta.

- Desde aquí tampoco está tan mal... -  Ojos marrones, cabello oscuro enloquecido, una espalda bronceada y llena de arena... santo cielo, qué hermoso eres.

Jano se levantó de su lugar, la dio vuelta y se recostó sobre ella. Allie se moría de vergüenza. - ¡Jano, nos van a ver! ¡Quítate! ¡Cielo... cielo no, basta! 

- Nadie nos está mirando... y si alguien nos viera, ¿qué importa?

- Eso que llaman pudor, ¿recuerdas? - No le prestó la más mínima atención, y siguió concentrado en reírse y acariciarle el rostro.