18. Reunión de equipo

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—Sam trae servilletas para la mesa cuatro.—Me llama Kim.

Dejo de limpiar la barra y camino a la cocina, cojo las servilletas y las llevo a la mesa mencionada. Los señores me agradecen de forma amable. Ojalá ese agradecimiento se tradujera en más propina me digo mentalmente. Estoy juntando dinero para pagar la construcción de un baño nuevo en la habitación que ocuparé cuando nazca mi hermano. Bueno, quizás no me alcance ni para la mitad de la instalación, pero quiero aportar con ello porque lógicamente mi madre y Jack querrán pagar todo en agradecimiento por darle mi habitación de toda la vida a Tom.

Hoy cumplo tres semanas trabajando en la cafetería. He tenido altos y bajos, pero mi dignidad aún se mantiene intacta. A pesar de tener una pésima convivencia con el estúpido de Sean y pelear con él todo el tiempo. Mi desempeño ha sido muy bueno.

Un grupo de chicas entra al lugar. Me preparo para recibirlas pero me detengo en seco cuando reconozco a una de ellas. Dios debe odiarme mucho.

—Miren nada más, no era mentira—Dice esa detestable voz  femenina—La legendaria Samantha Collins al no poder entrar a la universidad trabaja como mesera—Habla la ex de mi novio.

Respiro un par de veces antes de responder, si la insulto la única perjudicada sería yo.

—Bienvenidas, pueden tomar la mesa que deseen—Digo con una sonrisa ensayada—Y para tú información, Jessica, yo no quise ir a la universidad—Enfatizo—, y tener un trabajo, no me hace inferior a ti—Respondo.

Camino hacia la barra y cojo algunos menú. Le digo a Kim que por favor tome esa mesa porque no soporto a esa perra. La chica asiática solo sonríe con sorna y me arrebata los menú para luego dirigirse a la mesa.

Cada movimiento que doy es seguido por los ojos de esa arpía. Oigo su voz desde mi lugar y a cada segundo que pasa deseo arrancarle la lengua.

—Tú de verdad la odias—Afirma Kim divertida.

—¿Qué? ¿Por qué lo dices?

—Limpiaste esa misma mesa como cinco veces.

Me río junto a mi compañera de trabajo y veo la hora en mi celular. Vincent saldrá de su entrenamiento en media hora y vendrá por mí. Espero que esa bruja ya se haya largado de aquí a esas alturas.

—¡Necesitamos agua gasificada!—Grita. Kim rueda los ojos. Al parecer no soy la única que no soporta a esa víbora. Stef entra a la cafetería y tras ella viene Carl. Al parecer vienen disgustados porque ambas expresiones lo dicen todo. La chica besa mi mejilla a modo de saludo y sigue su rumbo hacia la cocina.

—Hola nueva—Saluda el chico.

—Dijiste que me llamarías de ese modo solo la primera semana—Lo regaño.

—Quizás me refería al primer mes—Me responde. Le doy una mirada llena de odio.

Una pareja llega a la cafetería. Me acerco a ellos y les ofrezco los menú, pero ellos niegan y solo piden un par de capuchinos grandes y algunas donas rellenas de frambuesa. Por suerte era un pedido fácil. En pocos minutos ya tenían la orden y disfrutaban de ella.

Me siento tan confortada al no cagarla con cosas como no ponerles azúcar en la mesa o derramar algo con torpeza. Mi sentimiento de felicidad dura poco porque diviso a Sean entrando a la cafetería. Por suerte en solo 5 minutos terminaba mi turno. No soporto compartir mi espacio con él, a veces nos toca trabajar juntos y él intenta sabotearme en todo momento. Nunca tiene éxito, pero mi buena suerte puede cambiar en cualquier segundo.

—Mañana hay reunión de equipo—Dice Kim.—Es a las 8 de la noche. Cuando termina el segundo turno.

Asiento y comienzo a prepararme para salir del trabajo. Vincent no tarda en llegar. Veo que Jessica y sus amigas siguen en la cafetería, espero no cambien de opinión cuando yo me esté yendo.

•••••••

La reunión con el dueño de la cafetería fue realmente extensa. La primera mitad fue totalmente sobre estadísticas, números, ganancias y más cosas aburridas. Mi nombre fue dicho varias veces porque hasta el momento la mayoría de clientes jóvenes vienen por recomendación de gente que me conoce. Las ventas han subido un montón desde la nueva remodelación y se espera que para la vuelta a vacaciones, suban aún más. Yo no esperaba tanto reconocimiento. Me sentí abrumada.

La segunda parte fue sobre estrategias. Fuimos atacados con preguntas sobre los cambios que aún no nos convencían, si hacía falta algo, publicidad, personal, ideas para mejorar, etc. Comenzaba a dolerme la cabeza. Jamás pensé que ser mesera en una cafetería sería más difícil en reunión de equipo que atendiendo mesas.

—Samantha, ¿Tus compañeros te han tratado bien?

Esa pregunta me sorprende. Si soy sincera, todos a excepción de Sean son amables conmigo, pero no lo diré eso a mi jefe, puedo guardar esa carta para más adelante.

—Sí.—Respondo con una sonrisa.

—Perfecto. No quiero que nada se arruine para mi nueva empleada estrella—Dice el señor Miles. Fijo mi vista en Sean. Él se remueve incómodo en su silla. En tu cara idiota.

A las 10.20 de la noche terminamos la reunión, me siento aliviada, estiro mis brazos caminando hacia la salida. Marco el número de Vincent para que venga a recogerme. Mientras espero, hago una videollamada con Derek y Paul, ellos están comiendo algo de pasta en su departamento. Se ven muy cansados.

—Estás más delgada—Me dice mi mejor amigo después de que nos saludamos.

—No lo estoy—Me quejo. Desde que trabajo en la cafetería como más que antes. Ya debí subir un kilo en realidad.

—Te dije que tener tanto sexo con Vincent te dejaría en los huesos—Habla. Me cubro la cara cuando veo la expresión de Stefania cuando está saliendo de la cafetería y escucha eso. Siento vergüenza pura.

—¡Ya cierra la boca, D! Me estás dejando pésimo con mis compañeros de trabajo.

—No me voy a disculpar.

—Ambos se ven muy cansados, ¿La universidad los está matando?

—Aun no inician los exámenes en verdad, yo creo que nos vemos cansados porque hemos tenido mucho sexo—Dice Paul. Me río muy fuerte. Par de sucios.

—¡Los extraño mucho! Sobre todo a ti Derek Sullivan.

—¿Hablas con mi primo?—Pregunta Sean ocupando mi campo de visión. Lo observo con cara de pocos amigos y asiento—¿Cómo va la universidad mariquita?—Dice inclinándose hacia mi celular.

Antes de que diga cualquier otra cosa mi mano está estampada en su rostro. Me tiene harta con su homofobia. Está bien no compartir la forma en que su primo vive el amor, pero de ahí a insultarlo de una forma tan estúpida cada vez que pueda, me cansa.

Different Life [#Changes 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora