Different Life [#Changes 2]

26. Un día sí, un día no.

Actualidad

Mi celular suena nuevamente con una llamada entrante. Termino de limpiar la pared del departamento y veo de quien se trata. Siento alivio al saber que es Vincent.

—Sam, pude cargar la batería de mi celular—Dice—. No fue mucho pero alcanza para poder decirte que el partido es en dos horas.

—Está bien, amor. Ahí estaré.

Mi novio me habla sobre lo difícil que ha ido su día y la ilusión que le hace jugar de una vez por todas y así liberar la tensión. Por un segundo tengo la necesidad de decirle lo que acaba de ocurrir con mi padre, pero no voy a arruinar su partido con mis problemas. Ya podremos hablarlo luego.

—¿Sam, estás ahí?

Enfoco mi atención en la voz de Vincent y me avergüenza no haberle prestado atención a lo último que haya dicho.

—Disculpa, estaba un poco distraída, ¿Qué dijiste?

—Pregunté si hoy te quedarás en tu casa o en el departamento de Jack.

—Aún no lo sé, pero ahora mismo estoy en el departamento.

—Podrías quedarte ahí y yo te hago compañía.

Me río. Desde el primer día que decidí alejarme de casa y quedarme aquí, Vincent ha estado como loco diciendo que podemos intentar convivir juntos todo un fin de semana y así comprobar cómo sería nuestra vida en un futuro.

¿Es que acaso cree que no sé sus intenciones reales? Ni que fuera ingenua.

—Está bien, Vin. Le avisaré a mamá que tú y yo experimentaremos una horrible vida de casados este fin de semana.

Camino hacia la habitación y me recuesto en la cama.

—No lo digas de esa manera, Sam—Dice Vincent riendo—, podría resultar muy divertido después de todo—Su tono de voz es muy sugerente.

—Eres un pervertido, ¿Sabes?

—Sí, sí, bueno, como digas madre Teresa de Calcuta—Se burla. Doy una gran carcajada.

—Aparte de pervertido, un completo idiota—Bromeo.

—Y tú una grosera insensible, pero no voy a quejarme de ello.

—Como sea, ahora dormiré una siesta. Nos vemos en tu partido y más te vale dedicarme tus anotaciones, siempre terminas celebrando con tus compañeros de equipo y te olvidas absolutamente de mí—Me quejo.

—Es la emoción del momento, cariño, pero hoy no lo olvidaré, lo prometo.

—Más te vale o tu culo no entrará en este departamento.

—Que boca tan sucia tienes, Samantha. Aparte me amenazas, retiro lo de Teresa de Calcuta.

—Como si me importa—Murmuro.

—Ya voy a colgar, fiera. Nos vemos más tarde. Procura llevar un gran letrero que diga cuánto me amas y que soy el mejor jugador.

Ruedo los ojos. Luego la ególatra soy yo.

—Llevaré al menos dos letreros—digo con sarcasmo, él agradece como si realmente esperara que yo realice semejante ridículo—pero que digan lo pervertido e idiota que eres—acoto.

Antes que Vincent comience a quejarse, cuelgo la llamada. Pongo mi celular en la mesita de noche luego de programar una alarma en una hora más. Me siento tan relajada tras hablar con mi novio que poco y nada recuerdo de las estupideces que habló Dominic. Espero que mi padre en algún momento se canse de joder y decida olvidarse de mi existencia.