Un ladrón ha llegado a las ciudad de Seúl. Se caracteriza por nunca ser atrapado y vestir un traje de terciopelo rojo. Un detective reconocido entre la comunidad intenta atraparlo, pero en intentos fallidos su hija intenta interferir a escondidas pa...
Lloré, no sólo por tristeza, sino porque mis ojos ardían como el infierno. Mi padre tenía los ojos rojos al igual que yo, y ese color característico me hizo odiarlo, porque me recuerda a él.
—Solo quería ayudar. —dije mirando el suelo. Papá avanzó hasta mí y luego me abrazó.
—No vuelvas a interponerte. —dijo susurrando. Indignada miré hacia sus ojos, pues, me enfada saber que soy un estorbo y me niego a serlo.
—Hija... Por favor, no lo hagas. —dijo hablando suavemente.
—¡Verás que puedo atraparlo! Ese ladrón ha aparecido hace ya 2 meses y te ha causado un estrés terrible. —dije frustrada.
—Eres muy joven para esto. No te metas, si no quieres que te envíe con tu madre. —dijo volviendo su expresión enfadada. Lo miré de igual manera y caminé a mi habitación enfadada.
—Soy capaz... —susurré. Me lancé a mi cama y ahogué un grito en la almohada. Melocotón apareció a mi lado ronroneando y entre su collar había una nota.
“Eres capaz de atraparme, pero no de descubrirme” N.J.
Un escalofrío recorrió mi espalda y me levanté de inmediato de la cama para cerrar las ventanas y encender la luz. Hoy dormiría con las luces encendidas, solo por el miedo de que un psicópata de traje rojo apareciera en mi habitación. Sería un espanto ser atacada por alguien como él, aunque es solo un ladrón.
—¿Viste a la chica nueva? —preguntó Yerim a mi lado. Ella bebía de su Coca-Cola Cherry mientras yo devoraba el almuerzo.
—Mm... No. —dije confundida.
—Lee Seo Jung, ¿La viste? —escuché decir a Jaemin que se acercó a cuchichear junto a Yerim.
—¿También la viste? —preguntó Yerim asombrada.
—Ehm... Claro, va en nuestro mismo salón. —dijo Jaemin sonriendo.
—Ah... Hablan de ella. —dije asintiendo, luego mi vista se fue a Jaemin entrecerrando mis ojos en sospecha. —¿Acaso ya le echaste el ojo?
—Digamos que sí. Su falda me llamó la atención... La que estaba arriba de sus largas piernas. —dijo suspirando.
—Pervertido. —dijimos Yerim y yo mirando con asco al pervertido de mi amigo.
—Aunque Kim Seung Min es guapo. —dijo Yerim dando pequeños saltos en su lugar.
—¿También le echaste el ojo? —pregunté asombrada.
—¿Tú no? ¡Es muy lindo! —dijo sin dejar de sonreír. Yo asentí hacia ella y luego observé a Jaemin chatear por teléfono sin quitar su sonrisa de tonto.
—Ayer te fuiste. —dije con una ceja alzada que pedía una explicación.
—Ah... Si, recibí una llamada de mi madre. Dijo que no volviera a escabullirme. —dijo sonriendo mientras rascaba su nuca.
—Por cierto, ______. ¿Qué te ha dicho tu padre sobre el ladrón ese? —dijo aplastando la lata de su Coca-Cola.
—Nada interesante. Aunque ayer intenté atraparlo, papá solo me dijo que no lo volviera hacer. —dije bajando la mirada, pues yo si quiero ayudar a papá.
—Yo apoyo a tu papá. —dijo Jaemin con una mirada seria hacia mí.
—Debí ser más inteligente y no dejar que me descubrieran. —dije suspirando. Yerim asintió y luego sonrió.
—No te sientas mal... —dijo tomó mi mano y la acarició. —Pronto será atrapado y se hará justicia.
—No te fíes tanto, ese ladrón parece ser un genio. —dijo Jaemin riendo.
—Jaemin tiene razón, papá lo ha investigado de pies a cabeza y solo puede obtener cosas que no lo valen. —dije suspirando.
—¿Qué saben sobre él? —preguntó interesada Yerim.
—Nada relevante. 1,77 cm y su peso de 58kg también de que es arrogante y tiene bonita sonrisa. Además tiene el cabello rosa y ojos azules. Eso lo descubrí ayer. —dije encogiendome de hombros.
—Debe ser alguien viejo. —dijo Yerim restándole importancia. —Unos 30 o 40 años... Aunque sí es ágil.
—¿Crees que tenga esa agilidad a los 40 años? Eso es estúpido. —dijo Jaemin riendo a mi lado.
—Disculpa... —escuché decir. Me giré en mi lugar para ver al chico nuevo. Kim Seung Min.
—Hola... —dije sonriendo cálidamente.
—¿Eres Kang ______? —preguntó a lo que yo asentí sin quitar la sonrisa. Yerim tenía razón, si es guapo.
—Lee Jeno te busca. —dijo apuntando a su espaldas. Yo asentí y luego le agradecí haciendo una reverencia.
—¿Ahora que querrá ese? —preguntó Yerim rodando los ojos. Yo me encogí de hombros y luego caminé hacia la mesa de Jeno.
—Hola, querida. —dijo sonriendo. Parecía cautivador, pero es solo un chico sin cerebro.
—¿Qué querías? —pregunté hacia él. Jeno hizo una ceña para sentarme a su lado, de inmediato negué y me crucé de brazos frente a él.
—Que ruda. —dijo. Él chasqueó la lengua y luego volvió a sonreír. —El festival de primavera se acerca pronto, ¿No? —asentí. —Bien... Quería que nos organicemos como secretario del curso.
—¿Podemos hacerlo luego? Debo terminar de almorzar. —me excusé girandome sin esperar respuesta. Jeno gritó mi nombre y al no volver a mirar su cara, sus amigos le hicieron unas cuantas burlas.
—¿Ya te sedució? —preguntó burlón Jaemin.
—No, pero me dio una idea para el festival de primavera. —dije recordando lo irritante que era él. Pues, no hay nada más irritante que los gritos.
—¿Cuál? —preguntó Yerim.
—Casa de los gritos. —respondí sonriendo de oreja a oreja.
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