Capítulo 32 Curiosidad y deseo

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Caminaba por los pasillos de camino a la clase de historia, sola. Teresa estaba con Jonathan y Aliss con no sé quién. Mis pensamientos estaban puestos en Dilan, en la cita de este sábado. Por una razón inexplicable estaba muy nerviosa, más de lo normal. Tengo miedo de dañar todo, que Dilan ya no quiera estar conmigo por algo así.

-Bonita, no digas idioteces, jamás te dejaré de querer por algo así- salté de la sorpresa; me volteé avergonzada.

-¿Dije eso en voz alta?

-Si-dijo sonriendo.

-Diablos-maldije; sentí sus dos brazos rodeándome por la cintura.

-Sabes, olvidamos las secciones de besos en el almacén del conserje-sonreí.

-No puedo, tengo clases.

-Córtala por mí-dijo con voz ronca; haciendo un puchero que me derritió hasta el alma.

-Eres un maldito sensual.

-Lo sé nena.

-No puedo Dilan, lo siento.

Me volteé y le di un beso en los labios antes de entrar al aula. Dejar a Dilan y a sus besos es más difícil que subir el Everest. Miré a Jonathan y a Teresa que me esperaban al fondo del aula. Les sonreí sentándome con ellos.

-Te acompañaré en tu sufrimiento de tener que cambiar a tu sensual novio por un viejo barrigón que le encanta saber cómo la gente cagaba en el siglo 17.

-Yo no tengo de que preocuparme por eso-dijo Jonathan abrazando a Teresa por detrás.

-Gracias...Jonathan-dije sarcásticamente.

-De nada Katie.

(...)

-¡Aquí estás! ¡No te me escaparás!

Sentí unas manos agarrándome la cadera y levantándome haciendo que suelte un chillido del susto.

-¡Dilan! ¡Bájame!

-No, me estás pegando los cuernos con los profesores, los libros, las libretas y las clases, quiero a mi novia.

Abrió la puerta del almacén del conserje para luego ponerle el pestillo, acercarse a mí y acorralarme en la pared.

-Quiero que me beses y me toques, que dejes las libretas.

-¿Y si no quiero?-dije mirando sus ojos oscurecidos de lujuria.

-Chica mala.

(...)

Me recosté en mi cama pensando en lo de esta mañana, sonriendo como una boba. Todavía podía sentir su boca con la mía y sus manos en mi espalda provocándome escalofríos. Mis mejillas se coloraron reviviendo el recuerdo.

-¡Te detesto idiota!-Grité para mí-. ¡Maldito Dilan Johnson! ¡Malditas sus manos! ¡Maldito sea su cuerpo! ¡Maldito sensual!

El timbre de la casa sonó, me levanté para abrir la puerta ya que no había nadie en la casa.

-¡Katie! ¡Vamos no queda mucho tiempo!-Dijo Teresa empezando a subir las escaleras con un bulto en su espalda.

-Anda vamos-dijo Aliss empujándome escaleras arriba.

-¡Chicas! ¡Cálmense!

-¡Faltan dos horas! ¡¿Cómo me voy a calmar?! ¡Déjame de parlotear y mete tu trasero en el agua Hartford!-Gritó Teresa.

-¡Esta loca!-digo con fingido horror a Aliss; entró al baño para ducharme.

Abrí la ducha y me sumergí en el agua caliente cerrando los ojos. ¿Dónde será la cita? ¿Qué pasará después? Imágenes de Dilan vestido lindo solo para mí venían a mi mente y también sin la vestimenta haciendo que me sonroje con solo pensar cómo se ve sin ella. Me encantaría tocarlo y besarlo. Jamás había tenido este tipo de pensamientos. Pensar en lo que quiero tocar y hacerle a esa persona. Asusta, pero a la vez emociona pensar en eso. Y la pregunta que más me da vergüenza admitir que me muero por responderla es: ¿cómo se verá? Me da vergüenza con sólo pensarlo. ¡Dios!

¡¿ENAMORADA DE MI BULLY?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora