Capítulo 34 Dos corazones rotos y un regreso inesperado

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Narra Jonathan

-¡Tú lo sabías! ¡¿Cierto?! ¡Todo este tiempo!

-Teresa, déjame explicarte. No es lo que tú crees.

-¡Esas excusas no sirven Jonathan! ¡No puedo creer que lo sabías! ¿Entonces qué fue lo que nuestro? ¿Solo para ayudar a un Dilan para que pudiera hacerle daño a Katie?

-¡No Teresa! ¡Lo que no tenemos no tiene nada que ver!

-¿Lo que tenemos? No Jonathan, ya no sé si creerte. De seguro tienes la misma máscara que el idiota de Dilan. Esto se acabó.

Ella se dio la vuelta y recogió su bolso. Agarré su muñera para detenerla.

-Por favor, déjame explicarte.

Ella soltó mi agarre de un jalón y me miró con los ojos en un mar de lágrimas. Me sentía tan culpable.

-No, Jonathan. Me voy con mi mejor amiga, me necesita. Y ella no me miente de esta manera.

Caminó con paso firme hacia la salida de mi casa y cerró la puerta con un portazo. Por la ventana, observé como se alejaba caminando a paso decidido secándose las lágrimas.

Con la furia contenida, agarré las llaves de mi auto y me dirigí a la casa de Dilan.

Narra Katie

-¡Déjame sola por favor!

-Soy yo Axel.

Miré la puerta encontrando a mi abuela en el marco. Ella caminó hacia mí y se sentó en el borde de mi cama. Debo verme un asco, no he salido en todo el fin de semana. Desde el jueves para ser exacta. Me la pasé llorando como idiota desde ese día. ¿Cómo me creí todo lo de nosotros? Soy una estúpida, debo admitir que me lo creí todo. Desde el armario del conserje hasta...Hasta que lo dejé que tocar parte de mi cuerpo. Al recordar ese momento, las lágrimas estaban a la mitad de mis mejillas.

-Ya linda. No vale la pena. ¡No puedo creer que yo le creí!-Dijo mi abuela furiosa.

Me senté en la cama y me sequé las lágrimas con mi pijama. Sí, no me la he quitado.

-No es tu culpa abuela, Dilan nos engañó a todos.

El timbre sonó y mi abuela fue a abrir la puerta dejándome sola. Se escuchaban los murmullos de la conversación y pasos subiendo las escaleras antes de que mi puerta se abriera dejando a la vista una Teresa, igual o peor que yo.

-Traje helado, nutella y cervezas. Creo que lo necesitamos.

Ella dejó las bolsas en el suelo y se acercó a mí para abrazarme. No tardo ni un momento que a las dos se nos salieron las lágrimas.

-En las películas su mejor amiga viene con esto para consolarla. Creo que aquí nadie puede consolar a nadie, las dos estamos igual.

Reímos. Ella recogió las bolsas del piso y sacó dos potes de helado de chocolate con almendra, la nutella y cervezas.

-Me conoces tan bien.

-No puedo creer esto, hace unos días estábamos con nuestros novios en los pasillos del instituto y ahora somos unas solteronas que se emborrachan porque nos dejaron.

-Bueno, yo dejé a Jonathan.

-¿Que tú qué?

-Resulta que él estaba conmigo para que Dilan pudiese acercarte a ti. Solo fui un escalón para él.

¡¿ENAMORADA DE MI BULLY?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora