En los ciclos sin fin de destrucción y comienzo de la humanidad, existieron personas diferentes con capacidades especiales, en algún momento los llamaron Alice, pero antes tenían otros nombres y otros orígenes, que fueron ocultos durante generacione...
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Ya en su cuarto se sentó frente al chico, el sin ninguna invitación o indicación comenzó a hablar. - Ya te conté sobre la maldición que el clan de la vida le puso al clan del sol. - Dijo el con claridad. - Ellos ya no serían igual de fuertes, el poder de uno estaría divido entre dos y sin su par ellos no serían un Alice.
-Si. - Dijo Mikan dándose cuenta de que en realidad le encantaba esa historia. - Un castigo especial para su orgullo. - Recordó ella.
-Exacto. - Dijo el aprobatoriamente. - El clan del sol al principio se sintió impotente, serían más débiles, pero poco a poco fueron aceptando su condición, el tener un par se hizo algo natural para ellos... - El chico paro en la historia y Mikan dejo de ser su prioridad, él se sumergió en su historia. - No solo se acostumbraron, se volvió el centro de su vida, su par era la persona que complementaba tu Alice, la persona con la que crecías, de la que sabias todo, era tu complemento porque en realidad formaban a una sola persona.
-Suena demasiado perfecto. - Murmuro Mikan también dejándose llevar por la historia, se imaginó a ella misma con un par que compensara sus defectos. Hotaru era la parte inteligente de su duo, pero por su mente cruzo la imagen de Natsume y ella sentados frente a una fogata mientras ella solo se sentía cómoda con él en esta Academia.
-Es perfecto. - La corrigió el chico. - Cuando empezó a existir cada par también empezó a existir una forma de reconocerse mutuamente. - El chico hizo una pausa dramática esperando a que Mikan preguntara, pero ella no lo haría. - Los ojos de esos tres clanes son diferentes, así puedes identificarlos entre los demás Alice. - Hizo una mueca despectiva que Mikan no supo interpretar. - Los ojos representan cuan especiales son los descendientes de estos clanes. El clan del sol al compartir dos personas una misma alma tienen el mismo color de ojos. - Completo con entusiasmo. - Siempre tienen dos tonos de ojos que representa su dualidad, azules con verde, dorado con negro, uno predominando sobre el otro, pero cuando están juntos sus ojos se equilibran demostrando los dos colores. - Dijo esto tan rápido que casi se quedó sin aire. - Definitivamente el equilibrio perfecto.
-Suena a todo un cuento... - Comenzó a decir ella.
- ¿Acaso no lo entiendes...? - Le dijo el, la sonrisa faltaba, los ojos delataban su desconcierto. Se sentó junto a ella, la mesita donde estaban sentados daba al frente del tocador que había sido de su madre. En él pudo apreciar a Arashi junto a ella, las similitudes que ambos tenían, su rostro se veía más afilado, era por sus ojos donde la parte de arriba seguía teniendo ese tono dorado ya conocido pero la parte de debajo de sus ojos tenía el tono verde de Arashi que le daba a su mirada algo felino y salvaje, a su lado Arashi mantenía una sonrisa mientras el tono dorado de la parte de debajo de sus ojos le confería una mirada más soñadora en cambio de la parte de arriba donde sus ojos eran verdes Soltó un gritito mientras se ponía de pie.
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Arashi sonrió, ella por fin lo entendía, ellos eran parte de una sola persona algo mejor juntos que separados, se pertenecían y aun así ella había tardado demasiado tiempo en darse cuenta. Sus ojos buscaron su aprobación, su reconocimiento como esa parte que le hacía falta a la chica, pero encontraron la mirada asustada y confusa de Mikan que se puso de pie con esos instintos rápidos que había demostrado tener.
