Capítulo 28

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—¡Ok, ok vamos a calmarnos y discutir este asunto!— exclamó Bisky rompiendo el silencio.

—L-Leorio yo...— balbuceo torpemente el rubio.
—Yo...

El moreno lo miro con una mueca, parecía seguir en shock aunque sus ojos reflejaban decepción y tristeza.

—Por Dios... dime que no es cierto.— susurro Leorio y bajo la mirada.
—Por favor, dime que esto es una broma de mal gusto... dímelo yo te creeré...

Kurapika comenzó a llorar, cerró los ojos con fuerza queriendo detener aquellas gotas saladas. No quería que Leorio pensará que sus lágrimas eran para manipularlo. Tampoco quería hacerse la víctima, ya que era consiente que todo era su culpa. Pero aunque no quisiera, le dolía y era demasiado frágil, su llanto no se iba a detener, así que cubrió su rostro con ambas manos y sollozo.

—L-Lo s-siento ta-tanto...— murmuró entre lágrimas.

Leorio suspiro con decepción, cerró los ojos y mordió su labio inferior con fuerza.

—¿Desde... cuando?— pregunto con voz quebrada.
—¿Desde cuando me mientes? Sabes... hubiera... preferido que me dijeras "No te quiero" a que fingieras por tanto tiempo que significo algo para ti...

—¡S-Significas mucho para mí!— exclamó el menor dejando al descubierto tu rostro, tenía los ojos rojos e hinchados.
—¡N-No fingia tú de verdad...

—¿Que significo para ti? Me engañaste, me mentiste... Estaba tan emocionado por nuestra boda y ahora me siento tan patético...— mencionó el mayor y río sin ganas.
—Y lo soy, soy patético... me sentí tan feliz cuando me aceptaste, cuando de todos al rededor sólo eras tú... Enserio estoy tan enamorado de ti, y tú... Y tú te ves a escondidas con otro tipo.

—Oye, oye.— mencionó Kuroro metiéndose en la discusión, llamando la atención de Leorio.
—Tranquilo viejo... se que debes estar decepcionado pero Kurapika también está sufriendo.

—Claro.— dijo el moreno y le dedicó una mirada vacía.
— Tú eres Kuroro, su ex novio... la persona con la que mi prometido me a estado engañando... tú... tú me pides que me calme.

—De acuerdo, no debí abrir la boca... — murmuró el pelinegro.

Leorio miro al rubio nuevamente.

—Mira no voy a obligarte a que me quieras... si tú aún amas a tu ex, quiero que seas feliz y espero que él te cuide mucho...—  destacó y Kurapika lo miro sorprendido.
—Pero no quiero volver a verte.

Esas palabras fueron como un golpe directo al corazón del rubio, rompiendo una parte de él.

—N-No...Leorio...— susurro con la voz entrecortada, su vista se nublo por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.
—P-Por favor... n-no me alejes... l-lo siento tanto pero por favor...Leorio... p-por favor yo... No quiero perderte... t-te quiero.

—Kurapika... debes entender que ya nosotros no podemos ser algo.— dijo suavemente el moreno tratando de ser razonable y no derrumbarse.
—Ni siquiera amigos, por que lo que me hiciste... No se perdona de la noche a la mañana.

—L-Lo se... pero por favor... No te alejes de mí... y-yo te necesito...— suplico el menor y se acercó más a Leorio, este retrocedió y desvió la mirada.

—No. No insistas más.— finalizó con firmeza.
—No puedo perdonarte.

—L-Leorio...— insistió Kurapika con súplica, pero el nombrado no cedió, mantuvo su posición firme y sin decir nada más se dirigió a la salida, el rubio lo siguió con la mirada mientras su llanto se intensificaba.

Una parte de su corazón se iba. Una persona tan especial, que lo aconsejo, lo escucho, lo comprendió y lo hizo sonreír, le demostró todo su amor y se esforzó tanto por salvar algo que nunca existió.

Oh.

Leorio tenía toda la razón al estar enojado y triste. Lo dio todo y no recibió nisiquiera algo real.

Fue engañado, decepcionado y ridiculizado... Por eso no lo podía perdonar.

—Kurapika...— mencionó Kuroro levantándose, se acercó al rubio y puso una mano en su hombro para darle apoyo.

—N-No me toques por favor.— susurro y apartó la mano del pelinegro.

El otro rodo los ojos fastidiado.
—Oye bebé, tienes que comprender que Leorio no quiere perdonarte y no es para menos. Si yo estuviera en su lugar mataría al maldito y luego me mato yo.

—¡Dios cállate!— exclamó Bisky con ironía. —Iré a prepararme un té.

Kuroro asintió y ignorando el comportamiento de Kurapika, lo envolvió entre sus brazos para consolarlo.

—Ya verás que se le pasará... bueno tal ves.— murmuró acariciando la cabeza del menor.
—Espera unos días, y voy localizarle donde este, para que puedas hablar con él

El rubio sonrió levemente.

—Gracias...idiota.

✽⚘ ✿ ⚘

Habían pasado tres meses, la pelea del bar no quedó en el olvido y menos para los protagonistas. Kurapika extrañaba a Leorio, incluso con la misma intensidad que extraño a Kuroro.

El rubio se encontraba en casa de Mito san, la tía de Gon. Quería hablar con los chicos para contarles lo sucedido en el bar y también para preguntarles si sabían algo sobre Leorio. Y por supuesto que Kuroro lo acompañaba.

El albino y el ojimiel estaban sentados en el suelo, mirando con curiosidad al pelinegro que acompañaba a Kurapika.

—¡Me alegra que estés aquí!— exclamó Gon y miro al rubio con una sonrisa, pero la curiosidad le ganó y volvió a mirar a Kuroro.
—¿Y quien es él?

—Él...— murmuró Kurapika nervioso, volteó a ver al pelinegro pidiéndole ayuda, y el mayor entendió la situación.

—Primero él debe comentarles algo.— menciona Kuroro y toma la mano del rubio, ese acto no pasó desapercibido por los otros dos menores, quienes intercambiaron miradas.

—¿Que es?— pregunta está ves Killua y los mira con desconfianza.

Kurapika baja la mirada con nervios, aprieta la mano del pelinegro buscando seguridad y valor. Se puede notar la intranquilidad en su mirada y el miedo, de que cuando le cuente todo a los chicos, lo odien.

Si hasta el mismo se odia.

Una traición no es algo que se perdone rápido, tampoco es imperdonable pero requiere tiempo y madurez superarlo.

—L-Leorio y yo... terminamos.— dijo y respiro hondo.

Killua abrió los ojos sorprendido y Gon hizo una mueca de horror.

Mi Idiota (KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora