—¡A-Alejese!— grito Kurapika forcejeando, el mayor solo sonrió y se acercó más.
—Dime...¿Eres virgen?— pregunto acariciando la mejilla izquierda del rubio.
—¡Dije que te alejaras cerdo!— gruño el menor retorciendose, no quería que ese imbécil lo tocará. Sería asqueroso.
—¡Ayuda!—Grita todo lo que quieras, este lugar esta en medio de la nada.— comentó el hombre poniendo ambas manos en las piernas del rubio.
—Quiero escucharte gritar... Pero mi nombre.—¡Kuroro!— grito Kurapika, haciendo que Kotaru se enojara.
—¡Kuroro!—Kuroro no está aquí, estas sólo. Estamos solos tú y yo en este cuarto... No puedes liberarte, él no va a poder salvarte y...— subió sus manos lentamente, metiendolas en el short del rubio.
—Yo voy a divertirme mucho contigo...Kurapika cerró los ojos con fuerza.
No tenía escapatoria, todo estaba perdido. ¿Que iba pasar después?
¿Los demás también de aprovecharían de su cuerpo? Como deseaba ser más masculino... golpear al bastardo que lo estaba manoseando.Ahora mismo odiaba con todas sus fuerzas ser andrógino. Odiaba su vida y odiaba todo...
De repente la única puerta de aquel cuarto fue rota de golpe, dejando ver a Matt jadeante y con una expresión de horror en sus ojos.
—¡Tío, están muertos! ¡Todos están muertos!Kotaru se apartó del rubio y volteó a ver al pelinaranja.
—¿Que dices?—¡Que todos tus hombres están muertos, sal rápido!— exclamó el chico desesperado.
—¿muertos?— murmuró el mayor pensativo. —Imposible.
Matt negó con la cabeza asustado, estaba apunto de decir algo pero un cuchillo se incrustó en su brazo izquierdo haciéndolo gritar, un grito desgarrador y sorpresivo que asustó a Kurapika, la sangre, los sollozos y los quejidos eran algo nuevo para los ojos del rubio, nunca había presenciado una ecena tan horrorosa.
—¡Mierda, Matt!— se quejó Kotaru y corrió a auxiliar a su sobrino, quien estaba en el suelo tratando de detener el sangrado de su brazo con su mano, pero era inútil. Tres cuchillas se incrustraron en la pared, bastante cerca de la cabeza de Kotaru.
—Oh~ creo que falle.— apareció Hizoka con una sonrisa juguetona, se acercó con lentitud hacia Kotaru y apretó los puños.—Pelea conmigo.
Kurapika al verlo se sintió extrañamente aliviado. Si Hizoka estaba ahí, Kuroro debía estar cerca y también...
—No pierdas el tiempo.— mencionó Illumi y se posicionó al lado de Hizoka, luego dirigió su mirada a Kurapika.
—Sólo tenemos que llevarnos a los dos.Kotaru en un rápido movimiento saco un arma y apunto a Hizoka.
—Muy bien, peleemos.—mencionó el hombre y sin esperar más le disparó, Hizoka atrapó la bala entre sus dientes, tenía experiencia esquivando y recibiendo balas, una no iba a ser problema.
—¿Q-Que?— Kotaru estaba sorprendido, pero no más que Kurapika quién tenía los labios entreabiertos.—Bien amiguito, entra al saco.— ordenó Hizoka sacando una bolsa plástica de su bolsillo.
—¿¡Como se supone que voy a entrar ahí, imbécil!?— ironizó el bastardo.
—Es mágica.— afirmó Hizoka sonriente y apunto a la bolsa.
—Entra por las buenas o...⚘ ✿ ⚘
Kurapika miraba a todos lados asustado, estaba desesperado por ver a Kuroro, lo necesitaba ya. Hizoka venía a su lado izquierdo arrastrando una bolsa en la cual se supone que debía estar Kotaru, pero ni se movía después de la paliza que le dio el pelirrojo. A su derecha estaba Illumi con su típica expresión neutral, caminaban en silencio, el lugar donde se encontraban estaba mal pintado, las paredes estaban sucias y desgastadas.
—¿Q-Que es este lugar?— se animó a preguntar el rubio un poco nervioso.
—Un almacén. Eso parece.— contestó Illumi sin mirarlo.
—Oh... g-gracias por...salvarme...—murmuró el menor avergonzado.
—Ow, que tierno.— dijo Hizoka y acercó su mano para acariciar el suave cabello del rubio.
—Si dejas a Kuroro llámame.Illumi se detuvo en seco, haciendo que los otros dos también se detuvieran confundidos.
—¿Q-Que pasa?— pregunto Kurapika y volteó a verlo.
—Si no caminas te quedarás atrás.— mencionó Hizoka sin mirarlo y comenzó a caminar de nuevo.
Al escuchar eso Kurapika miro a Hizoka confundido, luego volvió a mirar a Illumi quién estaba inexpresivo mirando la pared.
—¿Estas...bien?— pregunto el rubio, haciendo que Illumi despegará la vista de la pared y lo mirara directamente.—¿Porqué habría de no estarlo?— respondió y empezó a caminar también dejando atrás a Kurapika.
—Apresurate.El rubio tenía el ceño fruncido, esos tipos eran raros.
Siguieron caminando en silencio hasta por fin ver una puerta de salida, Kurapika sonrió aliviado y su sonrisa se hizo aún más grande al ver a Kuroro en el marco de la puerta esperándolos.
—¡Kuroro!— exclamó feliz y corrió dejando atrás a Hizoka e Illumi, al estar de frente con su pelinegro favorito no perdió tiempo y lo abrazo con fuerza.
—¡Estas aquí!—Kurapika...— murmuró el pelinegro y acarició la cabellera del rubio con su mano derecha, era suave y tan delicado. Imposible no encariñarse con él, era de lo más adorable... pero tenía que ser firme.
—Kurapika... escucha.—¿Si?— susurro el rubio restregando su mejilla contra el pecho de Kuroro, ahora si podía sentirse seguro.
—Sabes que... yo haré todo lo necesario para protegerte y mantenerte a salvo.— mencionó sin dejar de acariciar al menor.
—Pero...Kurapika se separó un poco para mirar al pelinegro con curiosidad.
—¿Pero?—Pero para que estés a salvo, tienes que alejarte de mí.— dijo firmemente.
—¿Q-Que?— el rubio sintió como el mundo se le vino abajo.
—N-No...—Tengo muchos problemas, más tipos como Kotaru intentarán joderme y tú serás siempre la carnada, por eso, tienes alejarte de mí.— agrego el mayor y bajo la mano que se encontraba en la cabeza del rubio, para acariciarle la mejilla.
—No soy un estudiante normal, tampoco soy de esta ciudad. Vine aquí escapando de mis anteriores conflictos, sólo quería tener una vida normal... Pero el karma me alcanzó y tengo que darle la cara para enfrentar todas mis pesadillas. No quiero que seas parte de mi guerra, no quiero que salgas herido...Por eso, no hagas esto más difícil, entiendelo y alejate de mi.Kurapika se quedó en silencio por unos segundos, luego oculto su rostro en el pecho del pelinegro y comenzó a sollozar.
—¿P-Porque idiota? ¡Porque justo cuando...me e-encariñe tanto contigo!—Lo lamentó.
—No me dejes así...— suplico dolido.
—Entiende que estas en peligro.—mencionó tratando de ser firme.
—¿¡Y mis sentimientos qué!? ¿¡Me los trago!? Me enamoré de ti, hiciste que lo hiciera... Y ahora...— se separó de golpe, sus ojos estaban hinchados y su mirada perdida, golpeó el pecho del contrario y lo siguió golpeando mientras que sus lágrimas no se detenían.
—¡Te odio! ¡Eres de lo peor!Kuroro sonrió con tristeza ante sus acciones.
—Pues yo te amo...
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Mi Idiota (KuroKura)
AcakKuroro era un completó idiota. Un odioso que no podía odiar. Desde que el rubio llegó al Instituto le desagrado la actitud del pelinegro, era simplemente; intolerable. Pero...¿Porqué no lo puede odiar realmente? El amor a primera vista no puede ser...