—¿¡Adelantaste la fecha de la boda!?— exclamó Bisky con sorpresa, se encontraba en la casa de Kurapika y su prometido. Sentados en la cama.
—Si.—contestó el menor y sonrió de lado.— Ya estoy haciendo los preparativos, quiero que sea la mejor.
—¡Lo será! y más con una hermosa novia como tú.
Kurapika le dio un fuerte codazo. Y la otra sólo río.
Después ambos quedaron en silencio.
—Sabes, Leorio se a comportado muy bien conmigo, a sido todo un caballero.—mencionó el menor rompiendo el silencio.
—No se si debería quedarme con él.—¡Como sea! Leorio tiene dinero.- sonrió con complicidad.
—¡Pero Kuroro también! Así que...—Bisky, Leorio tiene que saber que Kuroro está aquí...
—No es necesario.—interrumpió la chica y jugó con un mechón de su pelo.—Mejor haz como si no recordarás a Kuroro.
—¿Que lograría con eso?
—Qué Leorio no sospeche que aún no lo has olvidado... — soltó una risita.— ¡Oye pero se supone que yo vine a llevarte para cenar! Mejor ya vámonos, no?
—Si... los domingos siempre salgo con Leorio en la noche, pero hoy me avisó que iba a regresar tarde así que... pasaré tiempo contigo en otro lugar que no sea el bar.
La rubia sonrió y se separó un poco para observar la ropa del menor.
—¿¡Vas a ir así!? ¡Que ropa tan aburrida y horrible! Ese pantalón esta demasiado flojo y su color marrón es horrendo, esa camisa de botones es simple y anticuada ¡Ni creas que saldré contigo si vas así!—¡Pero soy un chico comprometido! No puedo vestirme como solteron que busca que lo arrimen contra pared. Tengo que darme a respetar.— contestó Kurapika y se cruzó de brazos.
—¡A ver cariño! La ropa no tiene nada que ver... Así que ponte unos pantalones más ajustados o unos shorts cortos. ¡Tienes unas hermosas piernas que tienen que resaltar! Y si más chicos te ven pues... Que vean, pero que no toquen.—le sonrió y guiño un ojo.
El menor lo pensó dos veces y después asintió avergonzado.
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—O-Oye Bisky... Creo que este short esta demasiado... —dijo Kurapika avergonzado tratando de bajar en vano la prenda para que le cubriera un poco más. Le quedaba a la altura de los muslos y dejaba poco a la imaginación.
La chica rodó los ojos y tomo la mano del rubio.
—Mira hasta ahora nadie se a acercado a decirte nada, tal ves estas exagerando...—T-Talves no dicen nada pero me están comiendo con la mirada...¡Me quiero ir!— lloriqueo el menor, pero Bisky aferró más el agarre en su mano y se lo llevo arrastrado a pesar de las súplicas de Kurapika.
Cuando llegaron al supuesto restaurante que la mayor eligió, el rubio estaba nervioso, presentía que la chica planeaba algo y bueno no era ya que sentía las manos heladas y estaba ansioso, presentía algo malo.
El lugar era elegante y lindo, en cada mesa había una vela dándole un toque romántico. Al notar esto, Kurapika alzó una ceja y miro interrogante a Bisky.
—No me digas que te gustó.
La chica lo volteó a ver con obviedad.
—¡Claro que no! Eres como una herman... hermano.— corrigió rápidamente.
—No es un lugar solo romántico, también es familiar y pueden venir los amigos.
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Mi Idiota (KuroKura)
RastgeleKuroro era un completó idiota. Un odioso que no podía odiar. Desde que el rubio llegó al Instituto le desagrado la actitud del pelinegro, era simplemente; intolerable. Pero...¿Porqué no lo puede odiar realmente? El amor a primera vista no puede ser...