Capítulo 25

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Quería salir corriendo, no quería quedarse a solas con Kuroro. Tenía que irse ya, le importaba poco dejar a Bisky abandonada en el lugar.

No quería voltear, estaba observando las personas a su entorno para disimular, aunque se sentía incomodo.

Sabía que Kuroro lo estaba observando fijamente, lo sentía, era una especie de incomodidad en su nuca, ya que le estaba dando la espalda.

—Que casualidad que justamente hoy, decidimos venir a cenar en el mismo lugar.— comentó el pelinegro y sonrió de lado.

Kurapika se estremeció al escuchar su voz, y con más valor, se dio la vuelta encarandolo.

Pero no le respondió, sólo lo observó sin expresión, aunque se podía notar un poco su nerviosismo. El pelinegro, al ver que no respondería continuó hablando;

—¿Será casualidad? O...— se acomodó en la silla haciendo una expresión de duda.
—¿Me estás acosando?

El rubio abrió los ojos, sus mejillas se pusieron rojas por la vergüenza. Claramente eso no era cierto, pero le apenaba que Kuroro pensase que lo estaba acosando.

Pero no iba a perder su dignidad de esa manera.

—¿Quien quisiera acosarte a ti? Creo que sería más interesante acosar un mono.— mencionó con el ceño fruncido. No intimidaba a nadie pues, tenía aún las mejillas sonrojadas siendo tiernamente lindo hasta enojado.

—Sigues siendo desagradable.

—Tú sigues siendo un idiota.

Kuroro lo miro fríamente y desvió la mirada.

Kurapika por su parte, se sintió mal pero recordó las palabras de Bisky.
"Ni le rueges, hazte el difícil para que te vuelva a valorar."

Se le ocurrió algo para adelantar un poco las cosas...

Sonrió con suficiencia y observó al pelinegro detenidamente.

Sabía como coquetearle a Kuroro, aunque estaría mal ya que estaba comprometido con Leorio, pero no iba a desperdiciar está oportunidad, no podía.

Se acercó más a la mesa del mayor sin quitar su encantadora sonrisa.

—Te ves bastante guapo está noche.— comentó con descaro, y sonrió ampliamente al ver como el pelinegro se sorprendió y lo volvió a mirar.
—Muy guapo, diría yo.

Kuroro sonrió confundido, tratando de descifrar lo que el rubio quería lograr con ese cumplido.

El menor, se adelantó acercándose más al pelinegro, tomo con delicadeza el rostro del contrario entre sus delgadas manos, le acarició las mejillas con sus pulgares y se acercó un poquito más sintiendo el cálido aliento del mayor.

Kuroro entrecerro los ojos, estaba confundido y embobado por las acciones de Kurapika, se acurruco en sus suaves manos y soltó un suspiro.

El rubio sonrió.

Ya lo tenía.

Que fácil.

—Lástima que estoy comprometido.— dijo el menor con voz risueña, apartó sus manos y se separó del pelinegro, dejándolo con las ganas.

—Oye espera... No...— murmuró Kuroro confundido sin entender nada y sin darse cuenta de que había perdido la compostura, tenía ganas de levantarse y comer a besos al rubio.
—¿Acaso... No quieres besarme también?

"También" Kurapika sonrió al escuchar eso.

Kuroro aún no lo había superado, Bisky tenía razón.

—No, no quiero.— contestó con desinterés, aunque por dentro quería lanzarse a sus brazos.

—¿Ah no? No te creo...— mencionó el pelinegro y lo miro seriamente.

Kurapika desvió el rostro, no iba a ceder ante su mirada, tenía que ser difícil.

—Los labios de Leorio son más apetitosos.— mencionó.

Kuroro fruncio el entrecejo al escucharlo, ahora si estaba enojado.

—Eres un estúpido. Puedo desaparecer a tu prometido en un suspiro.— dijo fríamente.

El rubio lo miro sorprendido y ahora comprobó que el pelinegro odia que le mencionen a Leorio.

—¿Por qué habrías de desaparecerlo? ¿Es porque estoy con él?— pregunto Kurapika y sonrió con suficiencia.
—¿Es porque tienes celos?

—No disfrutes de mis celos, pueden ser una espada de doble filo...

—No disfruto de tus celos, sólo quería comprobar si aún me querías.— dijo el rubio y desvió la mirada.
—Una ves dijiste que me amabas... ¿Sabes lo que significa la palabra "amor"? Tuve esa duda... ya que cuando me dijiste eso, sonó tan sincero.

—¿La palabra amor?— murmuró pensativo y suspiro pesadamente.
—Cada quien tiene un resumen distinto. Para mí, es un sentimiento que se tiene al estar cerca de esa persona especial... una satisfacción, poder sentirte lleno, cómodo, feliz, que te guste cada gesto y movimiento, que te desesperes por estar a su lado... que a pesar de haber pasado cinco años, aún no la olvides...

Kurapika sintió una extraña sensación al escucharlo hablar, tan sólo bajo la mirada. Y por otra parte, Kuroro se quedó callado observando fijamente la mesa.

Ambos levantaron el rostro y se vieron directamente a los ojos.

—¡Kuroro... Yo...! — exclamó el rubio nervioso, sus ojos brillaban y tenía una expresión indescifrable.
—¡C-Creo que te... amo!

El pelinegro sonrió divertido y negó con la cabeza.
—¿Y cual es tu resumen?

—Que me gustaste desde hace cinco años, aún me gustas, quiero estar contigo y no e podido querer a nadie más como te quiero a ti.— contestó con sinceridad y se volvió a acercar al mayor.
—S-Se que debería hacerme el difícil pero... te extraño y lo que más quiero ahora es que me beses, por favor...

Kuroro se sorprendió por la repentina petición.

—No puedo...— murmuró.
—Estás comprometido con Leorio.

Kurapika suspiro con frustración.

—¡Oh vamos! ¿¡Donde está el Kuroro que rompe las reglas!?— se cruzó de brazos.

El pelinegro sonrió.
—¿Acaso creiste que hablaba enserio? Claro que te besare, pero no creo merecerlo... e sido un poco idiota.

—¿Un poco?— ironizó el rubio.

—Bueno, tal ves fui un completo idiota...— murmuró y río.

Kurapika sonrió también.
—¿Me vas a besar o qué?

Kuroro se levantó y tomo con delicadeza la cintura del rubio, quien le rodeó el cuello con sus brazos, ambos fueron acortando poco a poco la distancia entre sus labios, y al rozarse sintieron una corriente eléctrica, se sentían vivos de nuevo sintiendo una inmensa alegría en su pecho, movieron sus labios suavemente disfrutando la sensación. Kurapika subió sus manos posandolas en el rostro del mayor para intensificar el beso, mientras el pelinegro le acariciaba con cariño la cintura.

—¡Oh mi Dios!— grito Bisky arruinando el momento, haciendo que Kurapika y Kuroro se separaran.
—¡Mierda! ¡Lo siento! Es que me impacte...

Neón estaba al lado de la rubia y trato de sonreír aunque se le rompió el corazón.

Kurapika agradeció que Leorio se quedará hasta tarde en el trabajo, aunque se sintió un poco egoísta. Leorio se esforzaba, y tenía que admitir, le había tomado un cariño especial al Moreno.

Iba ser realmente difícil terminar con él, cuando a sido todo un caballero, detallista, sincero y cariñoso.

En ese sentido, Leorio si era mejor que Kuroro.

Ahora el rubio se sentía confundido.

¿A quien quería realmente?

Mi Idiota (KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora