—¡Como pudiste!— exclamó Gon.
—¡Él te amaba! ¿No te vasto el cariño que te dio?—Gon...— susurro Kurapika.
—Yo no lo amaba realmente, lo aprecio, pero no nos apreciamos de la misma manera. Significa mucho para mí, pero no estoy enamorado de él...—Pero yo pensé que se amaban... incluso los dibujaba juntos...— murmuró el moreno con tristeza.
—Lo siento mucho, pero no puedo fingir querer a alguien de una manera que no lo quiero... Soy feliz, con él.— dijo sonriente y tomo la mano de Kuroro.
—Lo amo a él.Gon suspiro resignado.
—Está bien... Ya no me enojare, pero lo que hiciste estuvo muy mal y Leorio no se lo merecía de todas formas, pero te perdono y me alegra que seas feliz...
—Gracias Gon... Yo quiero remediar el daño que le hice a Leorio, pero no sé donde está y haría lo que sea para que este bien y olvidé todo esto...¿Han sabido algo de él?
—Hemos estado muy ocupados con la escuela, las tareas y todo eso... Así que no le llamamos, tampoco nos a llamado.— mencionó Killua.
—No sabemos nada, ni donde este... Pero ya va aparecer por ahí.El rubio bajo la mirada frustrado.
—Estoy muy preocupado por él...
Gon se levantó del suelo y le sonrió con tristeza.
—Leorio está bien, lo sé porque es muy bueno y fuerte. Vamos hacer todo lo posible por encontrarlo y te avisaremos.— comentó el menor y miro a Kuroro.
—¿Se quedan a almorzar?✽✽✿ ✽✽
—Tienes buenos amigos.— mencionó Kuroro mientras se sentaba al lado del rubio, quien después del almuerzo había desaparecido, hasta que lo encontró sentado bajo un enorme arbol.
—¿Te agradan? ¿Les agradaste?— cuestionó el menor con una sonrisa débil.
—Si, me amenazaron pero nos llevamos bien.—le sonrió y acercó sus labios a la mejilla de Kurapika, quien cerró los ojos y suspiro.
—¿Estas bien?—Si...estoy genial.— contestó el menor con suavidad.
—Lo preguntaré de nuevo...— murmuró el pelinegro y se alejó un poco para mirarlo fijamente.
—¿Estas bien?—S-Si... estoy...— su voz tembló, delatando sus emociones, sus ojos se humedecieron.
—...g-genial.Kuroro lo miro con seriedad, pero el rubio tenía la mirada clavada en el suelo, así que pasó su brazo sobre los hombros del menor y lo atrajo hacia su pecho, dándole apoyo y cariño. El rubio se apego mas al cuerpo del pelinegro y entrecerro los ojos disfrutando de su calor corporal.
—¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? No se si algún día podré ser feliz por completo... Yo te amo, y también amo a Leorio pero de una manera diferente... Los amo a ambos y no quiero que se alejen de mí...— susurro Kurapika.
El mayor sólo acarició el cabello del rubio y beso su frente.
—Las cosas no se pueden forzar. Tienes que darle tiempo a Leorio, entender su situación y ponerte en su lugar... Si yo te fuera infiel ¿Que sentirias? ¿Quisieras volver a verme? Ambos están sufriendo, pero el tiempo lo va arreglar y aunque quieras verlo, aún no... Si él no te a buscado es porque no quiere verte y no lo a superado.— mencionó el pelinegro.
Y tenía toda la razón. Leorio no es rencoroso, pero si sentimental.
El rubio tenía que ponerse en el lugar de su amigo, estaba siendo egoísta.
—Tienes razón...
—Relajate.—mencionó Kuroro levantándose del suelo, le extendió la mano.
—Ven.Kurapika levantó la mirada confundido, tomo la mano del pelinegro y con su ayuda se levantó. Sin soltar sus manos, Kuroro camino hacia el hermoso jardín que la tía de Gon cuidaba, habían unas hermosas girasoles que resaltaban más que todas.
—¿Sabes? Las girasoles me recuerdan a ti... tan hermosas, alegres, radiantes y frágiles.— expresó el pelinegro y beso la mejilla del rubio.
—Hey, no me compares con una flor... No por ser andrógino tengo que ser "frágil".— susurro Kurapika sonrojado.
—Me gusta tener algo que proteger.—mencionó Kuroro y depósito otro beso en su mejilla, pero más largo, disfrutando de la suavidad de su piel.
—Me gusta que seas frágil.El rubio sonrió avergonzado y abrazo con fuerza al pelinegro.
Los árboles se movían suavemente sobre ellos, el viento levantaba los pétalos caídos que se resbalaban entre sus pies, y ellos, estaban en su burbuja, disfrutando del ambiente y de su compañía.
—Desapareci cinco años, buscando escondites para poder acabar con todos mis enemigos... atacaba a sus espaldas, ellos eran más que nosotros, pero yo tenía más estrategias, más experiencia y, ya sabes... Antes de conocerte fui parte de una pandilla, yo era el líder, pero yo también tenía un "lider", tenía que obedecer, yo era su mejor arma, nunca fallaba y desaparecía personas en un parpadear...Pensé que era invencible, pero no... Me cansé del dinero sucio, me cansé de ser un monstruo, me cansé de esa vida llena de problemas... Falle en una misión, iban a matarme, así que escape, le pedí ayuda a Kotaru para salir de esa cuidad, me presto dinero pero el cabron me traicionó y le dijo a la mayoría de mis "enemigos" donde estaba... Lo que hice fue volver a la cuidad, ya que ellos pensaban que yo no estaba ahí... hice una nueva vida, fui al Instituto, y trate de vivir normal... Pero mi pasado me alcanzó, se dieron cuenta de mi ubicación así que tuve que irme y dejar atrás todo lo que me importaba...— mencionó Kuroro y acarició el cabello de Kurapika.
—Espero que puedas perdonarme y entender, lo que hice fue por nuestro bien... Tuvimos suerte de que los otros no se enteraran sobre ti.—Está bien...— murmuró suavemente el menor.
—Lo entiendo, no te preocupes...Y si, te perdono.—Gracias... ahora ya sabes todo sobre mí.— comentó sonriente, depósito un corto beso en los labios de Kurapika.
—Sin secretos... ahora quiero preguntarte algo, ya que siento que lo nuestro es más que un romance hormonal, se que me amas, y quiero empezar una nueva vida, pero contigo.—¿Si?— susurro el rubio con emoción.
Kuroro se agachó, poniéndose de rodillas.
—¿Sabes lo que viene, no?
—Dilo.
—Qué impaciente.
—Dilo!
—Espera que estoy buscando las palabr-
—¡Sólo dilo ya!— grito el menor enojado.
—¿Te casarías conmigo?— pregunto el pelinegro tomandole ambas manos.
—No lo sé... tengo que pensarlo.— murmuró Kurapika pensativo, Kuroro bajo la mirada con decepción.
—De acu...
—¡Ya lo pensé! ¡Si quiero!— exclamó el rubio emocionado, el pelinegro se levantó sonriente y lo abrazo.
—Te amo...— susurro con voz risueña, tomo entre sus manos el rostro de Kurapika y lo beso dulcemente.
Y con ese beso, se comprometieron, ya que no había presupuesto para el anillo.
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Mi Idiota (KuroKura)
DiversosKuroro era un completó idiota. Un odioso que no podía odiar. Desde que el rubio llegó al Instituto le desagrado la actitud del pelinegro, era simplemente; intolerable. Pero...¿Porqué no lo puede odiar realmente? El amor a primera vista no puede ser...