Dylan.

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Me encuentro con Elena y sus amigas camino a la salida del colegio, ya por fin estoy participando en sus conversaciones.

¿Es un avance no?

Detrás del portón del colegio veo a Dylan esperándome, se ve cabreado. Me despido de mis amigas y corro hasta donde se encuentra. Cuando me ve cambia su cara de pocos amigos a una de completo alivio. Me abrazó a tal punto que sentí mi espalda crugir, para luego darme un largo y apasionado beso, lo empujé por falta de aire.

—¿Que te picó?—Dije mirándolo de arriba hacia abajo.

—¿Por qué no contestabas las llamadas?— ignora totalmente mi pregunta.

—Me sentía mal y pues...me bebí un calmante para dormir.— debo admitir que sentí un poquito de culpa, antes no tenia necesidad de mentirle, antes.

—Como vas a estar bien si no estabas conmigo.—dijo altanero pero serio.

Quiero pensar que fue un chiste.

Miró alrededor por encima de mi y se subió a la moto.

—Vámonos ya.— me ordenó.

Me subí a la moto y arrancó al instante, casi me caigo, debido al arranque repentino. Llegamos en un dos por tres a su casa. Lo noto raro, nervioso. Entramos a su habitación y me llevo la sorpresa de encontrar un gran peluche color blanco en su cama. Lo miro con cara de interrogación y el me sonríe.

—Es para ti—dice abrazándome por la espalda. 

No es un día especial así que me sorprende ese gesto de su parte. Algo me hace dudar pero no se que es, así que olvido ese mal pensamiento y me giro para agradecerle y besarle.

***

Me levanto para cambiarme dispuesta a irme, mientras mi novio duerme a mi lado. Recojo mis cosas, veo como su celular que esta en una mesita emite un tono, lo tomo y veo a través de la pantalla de bloqueo un mensaje de... Emma?

Emma: 

Espero que lo de anoche te haga recordar que la única que te ama soy yo.

Mi cuerpo no reacciona, en estos momentos me llegan muchas cosas a la cabeza. Pongo el celular en su puesto de origen y me siento en la cama evitando moverla para no despertarlo, tratando de digerir lo que acabo de ver. Pueden ser muchas cosas, no debo pensar lo malo de una vez, seguro ella le contó donde me encontraba anoche.

—Si... eso debe ser— digo para mi misma.

Siento unos brazos rodearme alrededor de mi cuerpo desnudo, cierro los ojos con fuerza. Quisiera golpearlo ahora mismo.

No sé si es por remordimiento o por enfado, por lo que seguramente pudo haber hecho Dylan.

Dylan comienza a besar mi cuello.

—¿Como está mi rei..—

—Tengo que irme— Lo interrumpo. Poniéndome de pie para vestirme.

El me mira extrañado.

—¿Que te picó?— Pregunta enojado. Yo me mantengo en silencio mientras me visto. —¿Te llevo?

—Si quieres— digo sin mirarlo. El también comienza a vestirse. Toma su celular dispuesto a revisarlo, y siento como me mira para luego comenzar a teclear. Mis manos comienzan a temblar. Recojo mi mochila y salgo primero que el.

Llevo cinco minutos esperándolo al lado de su moto. Dylan sale contento por la puerta de su casa con el peluche en brazos, pero en vez de subirse la moto, pone el peluche en el suelo, me sujeta por la nuca y me da un casto beso, mientras la otra mano me da un fuerte apretón en el trasero. Iba a interrogarle pero, estaba tan sorprendida de volver a ver al viejo Dylan. Nos subimos a la moto y nos marchamos rumbo a mi casa.

Me bajo de la moto y le doy un corto beso en los labios mientras agarro el peluche. El se marcha inmediatamente, mi sonrisa se borra cuando ya no lo tengo en mi campo de visión. Giro el picaporte y lo primero que veo es a mi madre y está...bailando? Lleva puesto uno de esos vestiditos de dormir, de esos que son de zedas super sexys color rosa, que se ven en películas, junto a una bata que le llega hasta los pies, de la misma tela y color. tiene una copa en la mano, supongo que esta tiene algún tipo de alcohol. Frunzo el ceño, cierro la puerta y me acerco al centro de la sala. Ella me mira y se dirige hacia mi.

—¡Ana banana!— Santurrea muy contenta.

¿Ana que?

¿Quien se llevó a mi madre y me trajo esta loca?

No sé que es peor, verla amargada todo el día, o verla chivirica.

—¿Te llamo un medico?— digo un poco preocupada. La gente está muy loca hoy.

—Llámame al doctor Gillll.— dice esta última palabra alargando ''L'', para después hacer una seña de silencio mientras se ríe. 

¡No señorita!

Me despojo de mis cosas, le quito la copa y la pongo en la mesa, la halo hacia su habitación mientras la escucho protestar. Con mucho trabajo la tiro a su cama dispuesta a batallar con ella si se dispone a levantarse pero...

¡WTF!

Se quedó dormida inmediatamente. La miro expectante sin creer lo que veo, me resigno y me voy hacia mi habitación a darme una buena ducha para caer rendida igual que la borracha de mi madre.


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Fin del capitulo :)

ACLARACIÓN.

Chivirica: Coqueta.



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