Solo fue un beso.

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—¿Y tu que tienes que ver con eso?—.Dice Elena mientras se mete una papa frita a la boca.

—Simplemente me da mala espina...—Digo mientras bebo de mi jugo de naranja.—¿Y si la está maltratando? —Susurro tratando de localizar a Emma con mis ojos en el comedor. Realmente me ha chocado el tema de Emma y Dylan.

—Pues problema de ella, se lo busco por puta—dice Elena enojada. —Además, que tienes que ver tú con eso, él a ti no te golpeaba.

—Con respecto a eso... —No pude terminar la frase porque Kennet, Jayson y Daren llegaron.

—Que onda bonitas! —Saluda Jayson alegre como siempre, sentándose en la mesa junto a los otros dos, Kennet me sonríe para luego besar a su novia, y Daren... solo sienta. Arreglo mi cabello inconscientemente y me siento con mejor postura. Necesito aprender a calmar mis nervios.

—Ustedes dos hacen que mi soledad se vuelva más difícil, dejen su muestra de amor en público. —Dice Jayson refiriéndose a Elena y Kennet que se encuentran muy acaramelados delante de todos.

Normal.

Todos nos echamos a reír.

—¿Y que hay de ustedes dos eh? ¿No sabia que te gustaba Ana, te lo tenías muy calladito eh eh? —Vuelve a hablar Jayson con su chistosa voz. Mis mejillas enrojecen y no puedo evitar sonreír.

—¿De qué estás hablando? Solo fue un beso, no significa nada. —Dice Daren seco. Mi sonrisa se borra en cuestión de segundos, de repente se me fueron las ganas de seguir comiendo, para ser exactos se me fueron las ganas de todo. Trato de fingir una sonrisa sin ningún éxito.

Eres un hijo de puta!

La conversación continua como si nada hubiese pasado, creo que están tratando de borrar el momento incómodo que acaba de pasar. Tengo unas inmensas ganas de llorar en estos momentos, quisiera participar en las conversaciones pero, un nudo en mi garganta me lo impide. Me odio a mi misma en estos momentos por ser tan sensible. El sonido del timbre anunciando que se acabo el receso me salva la vida, soy la primera en levantarse de la mesa bajo la mirada de Daren, me despido de los chicos sin mirarlos.

***

Camino devuelta a mi casa con una cara de muy pocos amigos, decido no coger el autobús, necesito ordenar mis sentimientos no correspondidos hacia Daren, obviamente me lo ha demostrado en el comedor. Treinta minutos después estoy en casa, pero antes de doblar la esquina alguien me toma del brazo. Doy la vuelta y mis ojos se abren a tal punto de querer salirse.

Es Dylan. Está más pálido que la última vez, y más delgado, lleva unas ojeras de no haber dormido en un buen tiempo tiempo.

—Necesito que me ayudes. —Dice casi en susurro. Aún no puedo salir de mi trance. Intento zafarme sin poder emitir una palabra. —Por favor...Ana.

—¿Que es lo que quieres? —Al fin las palabras salen.

—Por favor escúchame.. —Dice soltando mi brazo lentamente.

—Habla. —Digo cortante.

—Es el cumpleaños de mi padre, sabes como es él...

Un ogro.

—Ellos no saben que hemos terminado... le dije que te llevaría a casa. —Lo fulmino con la mirada.

—Y por que no llevas a tu nueva noviecita? —Digo enojada.

—Por favor Ana ¿Como vas a compararte con ella?¿Como voy a llevar una chica así a mi familia?

—Debiste pensarlo mejor antes de cagarla en grande—dije cortante —.Resuelve tu problema tú.

—Ana por favor...por favor..conoces a mis padres, mi madre estaba muy contenta cuando te conoció. Solo por esta vez y no te vuelvo a molestar. —Dice suplicante. Lo miro por unos segundos, miro hacia todos los lados.

—De acuerdo —Digo resignada —.Después de esto le dices la verdad— Lo veo acercarse para abrazarme pero me alejo como si fuera a quemarme.

—Gracias Ana...—

—Dámelas después —digo seca, marchándome a mi casa.

Cierro la puerta tras de mi, siento como mi respiración vuelve a la normalidad, me dirijo a la cocina a comer lo primero que vea, a causa de que dejé la mitad de mi almuerzo en el instituto, me siento en el desayunador, reviso instagram mientras como cereal. Notando que Dylan aun no ha borrado nuestras fotos de su perfil. Decido torturarme un poco entrando al perfil de Heather, para ver que ha subido una foto con Daren en la casa de Elena, en esa noche que no creo borrar por un buen tiempo.

Escucho la puerta abrirse, volteo al ver a mi madre con cara de pocos amigos cerrar la puerta, me pasa por el lado y se despoja de sus cosas en la mesa de la cocina. Voltea a verme.

—Ah. Hola Ana. —Dice mientras se quita los tacones.

—Hola madre. —Digo en el mismo tono.

Se sirve vino en una copa y se sienta al frente de mí. Últimamente se ha vuelto muy alcohólica. Le da un trago largo, casi llevándolo a la mitad.

—Te voy a dar un consejo Ana —Dice mirándome —.Nunca confíes en un hombre. —La miro con ganas de reírme. —Son unos.. hip! Gilipollas. —Dice esto acompañado de un hipo. Levanta su copa en forma de brindis, la imito y levanto mi vaso de jugo de manzana para chocar ambos cristales en un perfecto brindis.

Y por primera vez en mi vida, estoy de acuerdo con mi madre.

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Simple Y Complicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora