Primera conversación con Daren.

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Que se supone que tenga que hacer. ¿Acostumbrarme a que me evalúe siempre? o ¿Que me juzgue dentro de sus pensamientos? Seguro se está preguntando como diaches soy amiga de Elena.

¿Debo vestirme mejor en las fiestas y juntes para agradar a los seguramente populares y ''popis''?

Si señores, dije popi.

Visten bien, manejan dinero, tienen auto y hacen fiestas en sus casas a lo grande.

Si. Eso suena popi por todos los lados. 

Lamentablemente, llegamos a la casa de Kennet. ¿Por qué no me dejaron primero?

Ah. 

Kennet vive mas cerca.

Me siento tan incomoda en el auto de una persona con la que nunca ni siquiera he saludado por educación. Mi nervios aumentan cuando veo a Kennet salir del auto y despedirse de nosotros. Pero antes de alejarse por completo de nosotros soltó su gran bocota:

—Que llegue entera a su casa.—Le dijo el rubio al susodicho que lleva el volante.

Mi cara y un tómate eran lo mismo en ese momento.

Mire de reojo a Daren. El permanece inexpresivo.

¿Yo sola pensé lo malo?

Que mente tan sucia tengo.

El carro se puso en marcha. Y el silencio incomodo que tanto odiaba se hizo presente. ¿Que se supone que tenga que hablar con el? Bueno... estoy en su auto, debería ser mas amable con la persona que me esta llevando a mi casa. Y cuando me dispongo a romper el hielo...

—¿Donde vives?— Dijo sin mirarme.

Miro la carretera  y me doy cuenta que estamos pasando por la casa donde se hizo la fiesta. O sea que...

Kennet, la chica de la fiesta y yo vivimos prácticamente cerca.

Cuantas veces he pasado por la casa de esos dos para ir a la casa de mi novio sin saberlo. Tal vez si fuera un poquito mas cercana a Elena lo sabría.

—A tres cuadras mas.— le dije.

Fijó su mirada al frente nuevamente.

No le agrado.

Que momento tan incomodo.

—Si quieres puedes dejarme aquí, ya estoy en mi vecindario.—Dije nerviosa, tratando de sonar amable para que no crea que soy borde.

Mi corazón latió mas rápido cuando vi que volteó su cara hacia mi, con el ceño fruncido.

—¿Estás loca? Y fijó su vista al frente nuevamente. —Voy a llevarte a la puerta de tu casa.—Concluyó. Quede estupefacta. Señor odiosin se volvió caballeroso. Me quede mirándolo por varios segundos, tenia que aprovechar la poca amabilidad que me ha dado desde que lo vi en la fiesta.

Cuando llegamos a la tercera esquina, le dije que doblara a la izquierda.

—Es aquí.—Le señalé la casa  color azul grisáceo oscuro.

Salí del auto, camine hacia la entrada, olvidándome de algo me detuve en seco, conté hasta tres y me dispuse a volver al auto. El me miraba inexpresivo, cuando estuve lo suficientemente cerca, me agache un poco a la altura de la ventana del asiento de copiloto.

—Gracias... por traerme.— Dije toda colorada. Me sentía muy incomoda tratando de hablarle. 

El miro mi casa por unos segundos y luego me miró a mi.

Ahora también mi casa será juzgada.

Puso dos dedos en su frente en forma de despedida, así como se despiden los soldados, y se fue. Entre a mi casa y me vi en los diferentes espejos que hay en la sala.

Mi madre es Decoradora de interiores.

Ya se pueden imaginar la casa de una Diseñadora del hogar.

Mi cara estaba roja. !Y estaba sudando!

¡Oh Vaya!

¿Tan pendeja soy?

Ni que me fuera a comer.

Subo a mi habitación, me acuesto en la cama mientras reviso mi celular. Ni un mensaje de Dylan. No me sorprende pero me deprime un poco, recordando que debe de estar muy enojado conmigo.

No tenía nada que hacer así que me puse a limpiar mi armario. viendo la gran cantidad de ropa que no me pongo y algunas que Dylan me prohibe poner, al igual que fotos de nosotros sonriendo en muchas poses y lugares diferentes.

Otra cosa que mi madre pudo haber visto por descuido mio.

 De repente me dieron ganas de llorar. Me puse a pensar en muchas cosas, en lo mucho que ha cambiado Dylan, en lo sola que me siento en estos últimos meses. No me había percatado de eso hasta que conocí a la Elena, en lo que tal vez me este perdiendo por dirigir mi vida bajo la observación de Dylan, porque no tengo amigos con quién pasar el rato. Necesito un cambio en mi vida, porque siento que me ahogo.

Entro al baño a asearme completa. abrí mi armario, me puse unos jeans ajustados, un sueter blanco y unos converse blancos. Salí de mi casa en dirección a casa de Dylan, dispuesta a hablar con él. Me fui caminando en vez de tomar un taxi, no está tan lejos, y a ver si cambio de opinión en el camino. Sé que debería esperar a que me busque, pero me desespero.

Mientras avanzo me percato que estoy pasando por la casa de Kennet, la casa por la que tantas veces he cruzado, pero no sabia que ahí vive el novio de mi amiga. 

Un auto se detiene frente a la gran casa color crema, veo quien sale del auto es Elena, ella se voltea y me ve, sus ojos muestran... ¿Sorpresa? cruza la calle corriendo hacia mi, y sin mas me abraza, mientras un chico de pelo largo que estaba en el asiento del piloto sale y nos mira extrañado.

¿Elena Estará borracha?

—¿A donde vas? Ven con nosotros. Vamos a ver películas y a jugar juegos de mesa.—Dice emocionada. Creo que me está enseñando la Elena de confianza. Me siento alagada.

La mire dudosa. Mire la calle a donde me dirigía y luego la mire a ella.

—Okay.—

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