Ana problemas.

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Algo que no tuve en cuenta, es que estoy en una disco llena de hombres ebrios calenturientos. Lamentablemente mi estúpido cerebro se percató de eso después que un tipo ebrio se me pegara descaradamente mientras acercaba su asquerosa boca a mi oreja:

—Que bien te mueves blanquita, si así lo haces en la cama... —segundos después el hombre está en el piso y Daren halándome hacia quién sabe donde. Es que todo pasó tan rápido o simplemente los efectos del alcohol me tienen ida. No puedo ni siquiera dejar de reírme provocando que Daren me mire con cara de esta tipa está loca de vez en cuando.

Llegamos a lo que parece el baño, Daren me ofrece una botella de agua pero la rechazo manoteando su mano haciendo que la botella caiga al piso, algo tan simple me pareció tan chistoso y exploté en carcajadas.

—Ya se lo que vas a decir —digo levantando las dos manos—. Vas a regañarme y a decirme que soy tonta y que busco problemas —Él solo se limita a verme con el rostro serio. Como si hablar solo sería una perdida de tiempo, y tal vez lo sea, no estoy para que me sermoneen— .Pero no me importa, no te estoy pidiendo que me ayudes, todo lo contrario, quiero que me dejes hacer mis estúpidas estupideces que no tienen que ver contigo.

Bueno, en parte si.

Resulta que también me molesta verlo callado mirándome como si fuera la cosa más patética del mundo. Daren se pone la mano en el puente de la nariz y cierra los ojos murmurando cosas que no puedo entender, hasta que el sonido de mi celular me hace dejar de mirarlo, cuando atiendo la llamada mi sonrisa de borrachona desaparece, es muy raro recibir una llamada de mi padre y mucho menos a esta hora, así que enfoco la poca cordura que tengo en entender que dice porque no lo entiendo ni mierda.

—Margaret en el hospital, el bebé, tengo miedo.

No sé si es mi borrachera o realmente mi padre no puede ni articular una oración, pero ya con la palabra entiendo más o menos el caso. Cuelgo el teléfono y salgo disparada entre el multo de gente, consigo salir del lugar con Daren detrás de mi con cara de que no entiende nada.

—¿A donde vas si ni siquiera puedes dejar de tambalearte? —dice a mi lado con el ceño fruncido.

—No tienes por qué preocuparte pero gracias.— digo sin mirarlo.

—Es difícil hacerle caso a una borracha.

—¡No estoy borracha! ¿ok?— me paso la mano por las sienes tratando de controlarme. Veo a Elena salir por la puerta de la disco y acercarse a mi.

—¿Por qué te pierdes así? —dice enojada cuando llega a mi.

—Tengo que irme a... ¡ni siquiera sé donde es! —me quejo llamando a mi padre de nuevo hasta que contesta en el tercer pitido. —¿Donde es? —pregunto sin dejarlo hablar, cuando me da la dirección cuelgo y paro un taxi— Mañana te explico ¿Si? —digo montándome en el taxi.

—Claro que no! Estás media borracha yo voy contigo. —dice Elena mientras se sienta en el asiento de atrás.

Miro a Daren de reojo y sigue ahí parado, mirándome con su cara de pocos amigos, lo pienso par de veces antes de hablar.

—Gracias, por lo de siempre —Él no dice nada así que el taxi arranca.

No tengo que especificar por qué, siempre aparece en los momentos mas apretados.

*** 

Media hora después estamos frente al hospital, después de preguntar a no se cuantos doctores llegamos a la habitación donde esta Margaret. Le expliqué a Elena todo en el camino para evitar preguntas incómodas. Cuando abro la puerta de la habitación lo primero que veo es a mi padre sentado en el sillón de invitados con los ojos hundidos, Margaret está acostada en la cama en una posición muy pacífica y me sonríe cuando me ve. No quiero sonar muy preocupada, así que permanezco en silencio mientras Elena los saluda con amabilidad.

Simple Y Complicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora