WEN
"Cuanto quisiera saber qué pensó en ese momento. Era evidente que algo se movió en ella, pero me habría gustado saber si solo era el temor de que después de dejar la ciudad y volver, viera como al final terminara instalándome en aquel desierto... con él.
Yo... ya no sé qué pensar, ni hasta dónde puedo llegar a sentir... es algo que se me escapa. Con solo verme en sus ojos verdes o ver su sonrisa, o... cualquier cosa que venga de ella. No sé que me hace sentir tanta paz ahora mismo con solo verla ahí, dormida.
Ese lado de mí que despierta es tan real que sé que vivirá siempre abierto aunque ya no esté a mi lado, como si tuviera vida propia. Me pregunto que me está pasando, si no es ella esa persona que me está recordando lo mejor de mí, que saca lo más grande de mi ser, sin proponérselo siquiera. Si no es a lo que Amur se refería. Quizás esté,... esté..."
Respiró hondo y apoyó, con un sonoro golpe, su cabeza en la madera de detrás, cerrando sus ojos ante su propio pensamiento.
Una y otra vez respiró aire muy despacio, disfrutando de la calidez que ese pensamiento daba hasta su alma.
-¿En qué piensas? -se oyó
Wen bajó la cabeza sin alertarse ante la voz.
- ¿Te desperté?- dijo
- No, solo descansaba - contestó unos ojos verdes que la miraban como solo ellos sabían hacerlo.
Por un momento a Wen le pareció que aquella mirada estaba donde sus pensamientos, pero ese era el problema "le pareció", pero no tenía certeza de ello. Fuera a donde fuera todo esto, tomó una rápida resolución, habría tiempo de descubrirlo.
Bajó su mirada a sus notas de nuevo.
-¿Por dónde vamos?
- En nada estaremos - levantó sus ojos a su respuesta.
-Oh, bien -dijo alegrándose de haber descansado y que el tiempo se le acortara por ello.
-No has descansado ¿verdad?
-No, quería poner esto en orden.
Joan tomó sus papeles para ordenarlos y buscar un lugar seguro en su bolso donde protegerlos. El silbido del tren anunciaba la próxima parada y en cuestión de poco tiempo estarían en Jalgaon. Desde allí tomarían un coche para Akola y luego a improvisar para la aldea.
JOAN
"No fuimos muchos los que nos apeamos en Jalgaon. Por supuesto habían varios coches esperando por posibles clientes para el transporte, y como no todos iban a ocuparse, los conductores de estos se apuraban en abordar a cada uno de los que bajábamos del aquel tren. Así que nada más bajar y acercarnos, un joven nos guiaba a empujones hasta su vehículo. Wen, como siempre se sentó junto al conductor. El estar de nuevo en estas tierras parecía haber borrado en gran parte la tensión de su cara. Bueno...en gran parte. Siempre hay en ella un atisbo de seguridad que tensa e intimida a quien la mira".
-¿A dónde señoritas?
-A Akola.
-Enseguida –e hizo arrancar el vehículo.
Aquel sujeto agarraba el volante con fuerza y descansaba casi todo su peso sobre él. Al coger una curva casi parecía que la cogiese también su cuerpo. Desde atrás podía ver a Wen fijando su mirada en tan extraña forma de conducir. No pude contener mi sonrisa al ver la expresión de sus ojos en aquel hombre de ojos saltones y nariz afilada.
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Destino
Lãng mạnNO ES DE MI AUTORIA Hace muchos años llego esta historia a mis manos, no tiene el nombre de la autora, pero considero que es una historia digna de compartir. Tiene un relato intimo y lento de las historias viejas Una periodista de Filadelfia (Joan...