Parte 15 Distracciones y celos

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 El sol despuntaba por sobre las montañas cuando Joan se levantaba de la cama. A pesar de que en la noche, durante la fiesta, había tomado más de tres jarras de licor, en su cabeza no se hacía notar sino un ligero malestar.

Había quedado con Wen para incorporarse en la mañana y comenzar a trabajar en el nuevo hallazgo. Temió que su tardanza hubiera hecho que la otra mujer empezara hacía ya bastante tiempo. Dado el caso que, a pesar de haber ido a la cama a altas horas de la madrugada, se hubiera puesto a ello sin ni siquiera llegar a acostarse. Cabía la perfecta posibilidad de que hubiera sucedido así, Wen era capaz de ello, sentía verdadera pasión por su trabajo.

Cuando llegó a su puerta, tocando antes de entrar, vio a la mujer de pie delante de su mesa. Sonrió de no haberse equivocado en su idea al tiempo que miraba hacia la cama deshecha que, en cambio, dejaba ver que al menos se había acostado a dormir esa noche.

- Buenos días- dijo acercándose.

-Buenos días. ¿Cómo despertaste?-la miró irónicamente, casi riendo

.

-No, no sigas por ahí, no tengo resaca -respondió más al tono empleado que a su pregunta.

-Bueno, mejor -dijo sarcástica con media sonrisa en sus labios.

Joan no preguntó sobre el suyo, dio por sentado que sus ganas de burlarse de ella hablaban por sí misma.

-¿Cómo vas?- preguntó mirando a la mesa.

-Muy bien. Ahora me disponía a mirar los resultados -tomando uno de los frascos que contenía algún segmento laminado de raíz mezclados en un líquido que variaba su color en cada frasco.

-Te has dado prisa ¿eh?

-Sabes lo que tardan estas pruebas.-mirando a través del cristal alguna pista en la evolución del proceso.

Joan se acercó a la cama con intención de estirar al menos las sábanas.

-No, deja. Ya luego lo haremos. Ahora ven y mira esto -dijo con entusiasmo haciendo un gesto con su mano para que Joan se acercara.

Una vez a su lado miró el frasco que alzaba a la altura de la luz de la ventana.

-¿Lo notas?

-Sí, está oscurecida.

-Exacto. Y... esa es buena señal.

Joan sonrió a la alegría de la mujer.

-Estoy pensando enviar las muestras a Nagpur. Allí podrían hacer un análisis más exhaustivo de ellas y acelerar el proceso. Aquí tardaríamos meses en saber algo con seguridad.

-Es buena idea -respondió Joan mirando todavía detenidamente el contenido del frasco.

-Además, conozco a alguien allí, de seguro y moviendo algunos hilos, sabríamos algo en breve.

Joan apartó su mirada del frasco y la miró. La sonrisa del rostro de su amiga hablaba de la tremenda esperanza que ponía en poder utilizar el hallazgo en el campo de la medicina. Sonrió de nuevo al brillo que su entusiasmo dejaba en sus ojos.

El resto del día lo pasaron en medio de los papeles que Wen tenía esparcidos por la mesa. Joan repasó cada observación anotada e incluso pasó en limpio algunos de ellos, ininteligibles para cualquier ser humano, incluso para ella, que estaba acostumbrada a su letra, hecha siempre a toda velocidad. No obstante, esas notas debían acompañar a las muestras al laboratorio y era necesario que todo estuviera lo más claro posible. Todo ello les llevó hasta la noche, atendidas como siempre por Tobir que, conociendo la importancia que pudiera tener el asunto, medido por el tiempo que ambas le dedicaban, a menudo se acercaba a traerles algo de comida, té o café.

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