Parte 21 extrañando

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El avión atravesaba el cielo sobrevolando tierras americanas, cuando los ojos de Joan se abrieron al sentir como el hombre sentado a su lado se acomodaba en su asiento para un inminente aterrizaje.

Mientras se ajustaba el viejo cinturón alrededor de su cintura se acercó a la ventanilla, desde donde observó la tierra que en breve estaría bajo sus pies. Todo lo que su vista alcanzaba a ver era del todo diferente al paisaje exótico y casi salvaje de la India.

En su mente la imagen de Wen en aquel aeropuerto y más dentro aún, pese a todo el brillo de aquellos ojos azules que la habían despedido con una de esas intensas miradas que sólo había visto en ella.

Sus ojos se cerraron con el recuerdo de todo los momentos vividos en esos últimos años, mientras que podía sentir el movimiento de bajada del aeroplano que ya se preparaba para tomar la pista, en su propio estomago.

* * *

En su cabaña se ocupaba en su obligación de siempre, la de reponer los medicamentos de sus estanterías. Los sonidos lejanos de la selva, los estrepitosos gritos de algún mono o el ladrido de algún perro que merodeaba las calles de la aldea, eran los únicos ruidos de fondo a sus pensamientos absortos en algún lugar lejos de allí.

En ese primer día sin la presencia de Joan podía notar la ausencia por encima de su comprensión. No era la primera vez que pasaba un día sin verla, sin embargo la lejanía y cierto sentimiento de culpa de no estar a su lado, le hacía sentir que el que no estuviera presente se hiciera notar con mayor intensidad. Era casi como si todo lo que le rodeara, a pesar de ser la misma aldea, las mismas gentes, fuera del todo diferente...La extrañaba tanto...

Soltó el microscopio y limpió los restos de barro de sus manos de andar estudiando unas raíces, y salió de la cabaña. Al cerrar la puerta tras de sí se quedó mirando la tarde haciendo un cálculo mental de que posiblemente a aquellas horas Joan habría llegado a su destino, Filadelfia.

Tobir desde el río podía ver la silueta de la mujer en el descansillo de su cabaña, como con sus brazos cruzados y mirando a algún punto en el vacío delante suyo, se tomaba su tiempo pretendiendo hacer una pausa en su trabajo. El anciano sonrió mientras terminaba de lavar las frutas en el agua del río antes de volverlas a colocar de nuevo en una caja de madera.

Los azules e intensos ojos de Wen recorrían despacio el paisaje delante suyo. Las nubes espesas en el cielo daban fiel bienvenida a las primeras lluvias que de seguro esa misma tarde comenzaría a caer. Las aguas del río oscurecidas por la falta del brillo del sol en sus aguas, daban al ambiente cierto sentimiento de frío a pesar de la humedad que inundaba el aire y los olores embriagantes de la vegetación de la selva que, cercana a las medianías de la aldea, se hacían más intensos y embriagadores.

Al otro lado de su cabaña, observó la de Joan, que solitaria y vacía acusaba aún más la lejanía a la que esta se encontraba a esa misma hora... en el otro lado del mundo.

Con la mirada perdida en las aguas, imágenes de Joan llenaban su mente. La vez en que aquel disparo la había herido, la imagen de esta cayendo por la puerta del jeep momentos después de este...como si el dolor se empeñara en regresar la imagen, pasaba como con una lentitud dolorosa y cruel, luego visiones de su sonrisa en medio de las cálidas hogueras de las celebraciones de la aldea.

Ese recuerdo rompió con el dolor de sus ojos y respondió con una sonrisa que no podía evitar a pesar de ser sólo una visión. Y allí se quedó acompañada de sus recuerdos.

* * *

El avión había tomado tierra en Filadelfia hacía una horas. El taxi paraba delante de la puerta de la casa mientras una despistada Joan, absorta en las calles y en los cambios de la ciudad, salía de sus pensamientos para tomar sentido de la realidad.

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