Las partes escritas en cursiva son flashbacks.
***
Septiembre de 1507.
La niña volvió a levantar una vez más la pesada espada para golpear el tronco del árbol.
Durante meses había deseado que llegara el momento de usar una espada de verdad, pero ahora echaba de menos la ligereza de las de madera. El hombre pelirrojo la observaba sentado en una piedra, con los ojos entrecerrados y el entrecejo fruncido.
-Sigues sin ponerle suficiente pasión.
Dejó caer el arma sobre el árbol, arrancando un trozo de corteza. El sudor cubría sus brazos, temblorosos bajo el peso del arma. Tenía el cuerpo lleno de magulladuras y arañazos; y el pelo, sucio por el entrenamiento, se le pegaba al cuello.
-Claro que le pongo pasión - protestó ella - Pero estoy cansada.
-Ya sabes cuál es el castigo.
La niña puso los ojos en blanco y se tumbó bocabajo en el suelo. Diez flexiones. Ese era la multa cada vez que se quejaba. Colocó los brazos a la altura del pecho, pegó los codos a los costados, y comenzó a subir y a bajar.
Su vida había cambiado mucho en el último año. Ahora labraba y cultivaba el campo junto al hombre que en esos momentos insistía en torturarla. Había aprendido a cocinar, a lavar la ropa y a regatear con sus vecinos para conseguir leche y huevos.
También había aprendido a luchar.
Se levantó cuando terminó las flexiones, se sacudió las manos en los pantalones y recogió la espada del suelo. Giró su cuerpo hacia la derecha, extendió los brazos hacia atrás y con un giro rápido de su cuerpo golpeó el árbol. Sonrió al observar la hendidura que había hecho en la corteza.
-No te pares - le dijo el hombre - Tienes que dar los golpes más seguidos.
La niña apretó los labios y asintió con la cabeza.
No entendía muy bien por qué tenía que someterse a todo ese entrenamiento, pero había algo que tenía claro.
Le ayudaba a olvidar que ella ya no estaba.
***
Mayo de 1522.
La joven se acercó a la mesa y colocó sobre ella una bandeja con cinco tazas. Las dejó sobre la madera y vertió en ellas té desde una cazuela.
-Siento no tener nada más que ofreceros - dijo ella - No acostumbro a tener invitados.
-Así está bien, muchas gracias - dijo uno de los hombres, adelantándose unos pasos para coger su taza.
Tenía los ojos grandes y unos labios gruesos. Vestía una capa blanca ligera con estrellas azules. Observó al pirata volver a recostarse contra la pared con su taza de té; había visto en alguna ocasión su cartel de recompensa, pero no lograba recordar su nombre.
El hombre a su lado estaba sentado en una de las sillas, con los brazos cruzados sobre el pecho y el rostro contraído. Un rifle descansaba sobre sus rodillas y parecía totalmente decidido a evitar la mirada de la joven.
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Venganza
AdventureHabía soñado con oscuridad, con sangre. Con fuego y magma. Había soñado que su padre y su hermano morían; y él no. Era real. Marineford había sido real. Y ahora él estaba solo. 🏅 #3 Shanks 🏅 #1 Shirohige