11. El mar

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Las partes escritas en cursiva son flashbacks.

Agosto de 1509.

-Para moverse, el barco utiliza la fuerza de propulsión creada por el viento - Enara asintió con la cabeza, intentando seguir la explicación del pelirrojo - Circula entrando por el grátil hasta la baluma, de modo que queda dividido entre las dos caras de la vela. ¿Recuerdas cuáles eran?

-El barlovento y el sotavento.

-El viento corre más deprisa por la parte convexa de la vela, el sotavento. ¿Qué significa esto?

-Que cuanto mayor sea la curvatura de la vela, mayor será el impulso del barco.

-Muy bien – dijo Shanks, acariciando la cabeza de Enara – Aprendes rápido, pequeña.

-¡No soy pequeña!

-Uy, te aseguro que sí que lo eres. Venga, vamos a seguir.

-Pero esto es aburrido – contestó Enara con un puchero - ¿Tú para ser capitán tienes que saber todo esto?

-Bueno – contestó Shanks, rascándose la barbilla – Los expertos en esto son los navegantes y los timoneles. Yo doy órdenes.

-¿Y qué órdenes da un capitán pirata? – preguntó Enara, poniéndose de pie y estirando el brazo frente a ella, como si portara una espada.

-Pues decimos cosas como: ¡Alzad velas!

-¡Alzad velas! – dijo Enara con jolgorio, corriendo por la habitación con el brazo en alto.

De pronto detuvo su marcha y miró con los ojos muy abiertos al hombre.

-¿Y cómo sabéis hacia dónde tenéis que ir? ¡En el mar no hay caminos!

Shanks se rio y golpeó con la palma de la mano la silla que Enara había dejado vacía, instándola a sentarse y a seguir escuchando.

-Existen unas brújulas especiales, llamadas Log Pose, que registran los campos magnéticos de las islas y te indican por dónde tienes que ir.

-¿Utilizaste una de esas para volver a Oria?

-No. Para venir aquí utilicé una vivre card.

-¿Y eso qué hace?

-Guiarme hasta ti.


***


Julio de 1522.

Marco saltó por la ventana y se adentró en el mar.

Inmediatamente sintió cómo las fuerzas abandonaban su cuerpo, pero se forzó a mover las piernas y a alargar el brazo hasta conseguir coger a la joven. La vista se le nublaba y abrió la boca involuntariamente, perdiendo el poco aire que le quedaba en los pulmones.

Unos intensos calambres recorrían sus brazos, hiriéndole; haciendo que retorciera el cuerpo por el dolor.

Podía ver el agua a su alrededor teñida por la sangre de la chica.

Enara.

En un último esfuerzo sacudió a la joven por los hombros, intentando despertarla. Una agradable sensación de paz se expandió por su pecho cuando la vio abrir los ojos.

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