Robin y Nami se encuentran en las calles de Nueva York cuando una fuerte lluvia hace que se refugien bajo el techo de una casa, un extraño sonido llega a sus oídos y deciden averiguar de dónde proviene y quiénes son los causantes de ello. Es así com...
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Todo sucedió en una de esas tantas noches en las que Ace y Nami habían salido a cenar. Ya se encontraban de regreso camino a casa de ella mientras platicaban.
- Gracias- decía Ace.
- Gracias, ¿por qué? - se extrañaba Nami.
- Porque te llevas conmigo.
- No es nada, realmente me la paso muy bien contigo.
- Yo también me la paso muy bien contigo.
- Entonces no des las gracias.
- Está bien.
Se quedaron en silencio por unos instantes mientras seguían caminando bajo la bella noche; en seguida el silencio fue roto por Ace que decía:
- Oi Nami, me preguntaba si... ¿te gustaría ser mi novia? - Al terminar de formular la pregunta se detuvo en seco a espera de una respuesta por parte de ella.
Ace estaba nervioso de eso no hay duda, pero Nami ni se diga, estaba muy sonrojada por la pregunta, por esa pregunta que había estado esperando por mucho tiempo y que por fin había sido formulada.
Nami se acercó a Ace, lo miró a los ojos y acto seguido se dirigió a sus labios y los rozó levemente con los suyos en demostración de su aceptación.
Ace algo confundido preguntó:
- ¿Qué fue eso? ¿Eso significa que sí quieres? - Preguntó algo confundido
- No sé, dime tú...
En ese instante Ace comprendió el mensaje que su interlocutora le enviaba, tomó el rostro de Nami con su mano derecha y con la otra agarró su cintura acercándola hacia él y finalmente la besó largamente y suave, como debía ser la primera vez quizá.
Pasado unos segundos o tal vez un poco más de tiempo, se separaron y sin decir palabra alguna se dispusieron a seguir caminando, a decir verdad, con un poco de pena y más cuando Ace la tomó de la mano y la entrelazó con la suya.
Cuando por fin llegaron a su casa se despidieron con otro beso, pero esta vez fue más corto debido a que sus padres aún no sabían nada y prefería que se enterasen por sus labios de ella y no por verlos besándose, aunque eso le ahorraría el trabajo de entrar a ese tipo de conversación con sus padres.
Recuerdo que todo esto Nami me lo contó esa misma noche al hablarme por teléfono, no se aguantó las ganas de decírmelo y tener que esperar al día siguiente, pues no sabía lo que pasaría y prefería que fuera la primera en saberlo.
Su voz se escuchaba algo agitada por la emoción y los nervios, casi no podía entenderle nada hasta que le dije que se tranquilizara, respirara hondo y hablara con calma.
Comenzó a contarme todo y cuando por fin terminó se quedó en silencio como esperando que yo le dijera algo al respecto. No sabía que debía decirle exactamente así que solo le respondí que me alegraba por ella y que esperaba que su relación con Ace fuera duradera y muy bonita.
