Robin y Nami se encuentran en las calles de Nueva York cuando una fuerte lluvia hace que se refugien bajo el techo de una casa, un extraño sonido llega a sus oídos y deciden averiguar de dónde proviene y quiénes son los causantes de ello. Es así com...
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En cuanto Nami cruzó la puerta de su casa miró a sus padres ahí parados con su rostro muy preocupado y a la vez muy nerviosos, la miraron y su madre Bellemere fue quien habló en ese momento.
-Nami, ¿dónde estabas?
-Estaba cerca de la plaza, estuve caminando durante el día y me detuve en el parque, no es necesario que me regañes ya sé que es tarde...
-Tu padre y yo estábamos muy preocupados por ti hija.
Nami los miró a ambos y claro que lucían muy preocupados pero no creía que llegar tarde fuera para tanto.
-Estoy bien, siento haberlos preocupado.
-Te han estado llamando varias veces al celular hija, ¿no lo tienes contigo?- intervino en la conversación su padre.
-¿Quién?
-Bonney, la hermana de Luffy no ha dejado de llamar desde hace una hora y Robin...
-¿Qué es lo que pasa?- miró a Bellemere a los ojos con gesto de preocupación y recordó que había apagado su celular para que nadie la molestara mientras pensaba de camino a casa.
-Cálmate, escucha hija...ellos están en el hospital y...
-¿En el hospital?, ¿Le pasó algo a Robin... y a Ace?-Nami comenzaba a alterarse.
Lo primero que se le pasó por la mente fue que Ace y Robin se habían accidentado en su coche ya que él se había ofrecido a llevarla a su casa; bien sabía que Ace era un tanto brusco a la hora de manejar pues a veces era un tanto distraído y temía hubiese pasado lo peor.
-No, a ellos no les pasó nada, pero a los chicos sí...
-¿Cómo?
-Al parecer por lo que Bonney me dijo, el avión en el que iban sufrió un accidente y se desplomó.
-Pero si yo los vi, es decir, estaban bien al despedirse, ¡no puede ser!-Gritaba mientras sentía cómo la desesperación la agobiaba y la respiración le faltaba.
-No te alteres hija- le decía su padre mientras la abrazaba fuertemente para tranquilizarla un poco y agregaba- están vivos.
Claro que escuchar decir a su padre que los chicos estaban vivos era un pequeño alivio, pero aún así no podía evitar sentirse como hasta ahora, el aire parecía agotarse y creía que dejaría de respirar sin poder hacer nada para evitarlo.
Nami no pudo soportarlo más y se echó a llorar mientras le suplicaba a sus padres la llevaran al hospital donde se encontraban sus amigos...y el amor de su vida.
-Tranquila, te llevaremos ahora mismo, sé dónde están, ya Bonney nos lo ha dicho- dijo al mismo tiempo que miraba a su amada esposa Bellemere para que alistara el coche.
Durante todo el camino la incertidumbre y el temor de lo que les había ocurrido a los chicos no la dejaban de atormentar, Nami se encontraba sumergida en pensamientos llenos de tristeza y desolación, recuerdos que le venían a la mente, aquellos en los que siempre estaba Luffy y recordó lo fría que había sido con él ese mismo día y qué decir de los anteriores que apenas y le había dirigido la palabra.
