Robin y Nami se encuentran en las calles de Nueva York cuando una fuerte lluvia hace que se refugien bajo el techo de una casa, un extraño sonido llega a sus oídos y deciden averiguar de dónde proviene y quiénes son los causantes de ello. Es así com...
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Cuando Nami entró a la habitación en la que se encontraba Luffy, pudo verlo allí acostado en esa cama cubierto por una sábana blanca, al parecer estaba dormido pues solo se escuchaba el sonido de su respiración y podía verse mover su pecho al compás en cada respiro.
Antes de acercarse a la cama donde se encontraba respiró profundamente para tranquilizarse pues a decir verdad era un manojo de nervios y ya no sabía ni por qué estaba haciendo todo esto.
Al llegar al lado de su amado lo miró y aún temblorosa respiró de nuevo muy profundo desde su corazón para no romper en llanto, le dolía verlo ahí postrado en esa cama, le dolía verlo de esa manera a él que siempre había sido tan animado, le era muy difícil verlo así tan indefenso y lastimado que el corazón se le hacía pedazos.
Se sentó muy lentamente en la silla que estaba a un lado de la cama y lo contempló por unos segundos más, miró sus brazos aún vendados y acarició sus dedos suavemente, tenía miedo de lastimarlo, aunque se oyera ilógico.
Su mano rozó su brazo izquierdo y esta vez con seguridad pudo agarrar su mano y entrelazarla con la suya; lo veía tan frágil ahí dormido, le era tan tierna la imagen que recordaba las veces en que esos hermosos ojos negros la miraban, recuerdos que venían a su mente como relámpagos que, sin darse cuenta sus mejillas estaban siendo rozadas por pequeñas gotas de agua salada...
-Yo...- comenzó a hablarle pero se detuvo un momento mientras respiraba hondo y cerraba sus ojos para limpiar un poco de las lágrimas que seguían cayendo sin cesar- No sé cómo decirte; nunca pensé que después de esa triste despedida te fuese a encontrar así, tan frágil; por un momento pensé que te ibas de mi vida, y te confieso que te extraño tanto... extraño verte sonreír, verte jugar con Chopper y Usopp, escuchar tus ocurrencias... Sé que ahora no me estás escuchando y quizá nunca sepas que estuve aquí... pareces un ángel, inocente, tierno y herido, incapaz de hacer daño a nadie... esta será la primera y última vez que vengo a verte pues tengo que confesarte algo que siento desde hace mucho tiempo y aunque no te hayas dado cuenta me has enseñado a sentir, es más grande que yo, no sé cómo pude permitir que esto pasara, aún no sé cómo pude enamorarme de ti, de verdad que no lo sé pero no puedo evitarlo y tampoco quiero hacerlo.
Nami miró nuevamente el rostro de Luffy que seguía durmiendo plácidamente, suspiró fuertemente y continuó hablando:
-Quisiera sentir el sabor de tus labios y la fragancia de tu piel, pero sé que no hay una realidad en mis palabras y eso lo sé porque ya no puedo continuar así, hay alguien quien te espera afuera, te ama y no quiero que sufra y realmente yo no quiero sufrir más.
Quiero que mi amor por ti se extinga y que no vuelva más, a veces no sé si arrepentirme porque me siento como una idiota creyendo que tú sentías algo por mí, pero está claro que me equivoqué y este error me está costando más de lo que puedo pagar y qué decir de mi estúpido comportamiento de niña tonta que se atreve a intentar reclamar lo que nunca fue suyo y nunca lo será... aunque sigue latente esta vaga ilusión de que me quisieras tanto como yo a ti... ¿te acuerdas cómo nos conocimos? Sé que sonará tonto pero desde ese día los chicos y tú se volvieron como mi familia, es difícil olvidarlo, también tengo muy grabado en mi memoria el momento en el que mis padres me dijeron que estaban en el hospital, pasaron miles de imágenes por mi cabeza y creí que jamás podría decirte la verdad de lo que siento por ti...te quiero tanto Luffy pero comprendo que lo mejor será no verte más mientras pueda evitarlo...
