Robin y Nami se encuentran en las calles de Nueva York cuando una fuerte lluvia hace que se refugien bajo el techo de una casa, un extraño sonido llega a sus oídos y deciden averiguar de dónde proviene y quiénes son los causantes de ello. Es así com...
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Por otro lado Nami se encontraba ya acostada en su cama pensando en el día de mañana.
En realidad lo que inundaba su mente era Luffy, pues a decir verdad ya llevaba algunos días sin verlo y deseaba hacerlo, pero aun más echaba de menos todos aquellos momentos que solían pasar juntos trabajando y divirtiéndose con las locuras u ocurrencias del chico.
No podía evitar recordar esa hermosa y amplia sonrisa que Luffy siempre mantenía sin importar lo que pasara, y no era que esa sonrisa fuese dedicada especialmente para ella pero pensar que era de esa manera la hacía sentir muy feliz.
No sabía exactamente desde cuándo había comenzado a sentir algo por él, pero si sabía que esto que sentía era algo diferente, iba más allá de lo que algún día había podido sentir por alguien.
Pensando y esperando, o más bien deseando que su día de mañana fuera mucho mejor que los anteriores y con eso se refería a que Hancock no estuviera entrometiéndose y colgándose de Luffy todo el tiempo pues antes de su llegada todo parecía ser perfecto en su vida.
Recordando cada aventura que habían vivido todos juntos y con una enorme sonrisa en su rostro se quedó profundamente dormida.
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Al día siguiente, la mañana transcurrió demasiado rápido y llegó el momento de ir al ensayo con los chicos.
Al llegar a la casa de Luffy, debo admitir que me sorprendió no ver a Hancock ahí pues nunca faltaba a los ensayos y menos cuando se trataba de ensayar en la casa de Luffy, sin embargo, Vivi sí estaba, y cuando le pregunté por Hancock me dijo que la había estado esperando pero que no llegó y se vino sola.
En cuanto todos llegaron se alegraron de ver a Nami de vuelta, fue en ese momento cuando se nos ocurrió la grandiosa idea de ir al parque de diversiones como forma de celebrarlo.
En realidad Luffy fue el de la idea y claro el más emocionado de todos.
Así que sin pensarlo mucho partimos hacia el parque de diversiones...
No es que estuviera interesada en subirme a algunos de esos juegos mecánicos sino que era una buena idea para liberar la tensión que ya existía en el grupo, sobre todo entre Nami y Hancock que no dejaban de lanzarse miradas asesinas a cada que podían y claro cuando creían que nadie las observaba.
Llegamos al parque en donde pudimos ver a mucha gente divertirse a lo grande, personas caminando por ahí, sentados comiendo o bebiendo algo, platicando, riendo, llorando, vomitando, vaya sí que se veía de todo; a pesar de ello, el panorama era muy agradable y seguro que todos se divertirían bastante.
Fue cuestión de poner el primer pie dentro del parque de diversiones para que los chicos en seguida decidieran subirse a un juego demasiado llamativo, a decir verdad parecía ser el más popular y por ende el más peligroso de todos, claro que eso de la peligrosidad suponía una gran aventura para Luffy y por supuesto que aquellos amantes de las aventuras fuertes no se quedarían atrás... ¿pero es que había alguien más aparte de Luffy que se quisiera subir? claro, Ace y Franky lo apoyaban en todo.
