Robin y Nami se encuentran en las calles de Nueva York cuando una fuerte lluvia hace que se refugien bajo el techo de una casa, un extraño sonido llega a sus oídos y deciden averiguar de dónde proviene y quiénes son los causantes de ello. Es así com...
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Después de visitas constantes, risas, anécdotas y demás, ya había transcurrido mes y medio desde que los chicos ingresaron en el hospital.
Nami no había pasado a ver a Luffy en ninguna de las ocasiones en que había tenido la oportunidad de hacerlo y a cierta chica pelinegra le encantaba esa idea pues sabía perfecto lo que Nami sentía por Luffy y no permitiría le arrebataran lo que ahora era suyo aunque Luffy ni siquiera pretendiera serlo desde un principio.
La evolución que tenían los chicos después del accidente era muy satisfactoria pues ya les habían quitado las vendas que cubrían parte de sus cuerpos mostrando a la luz una que otra cicatriz; Zoro aún cargaba un parche en su ojo izquierdo pero pronto no necesitaría usarlo pues al parecer ya había cicatrizado del todo y si quería utilizar algo para cubrirlo ya era de acuerdo a su propio criterio.
Franky aún debía permanecer en la silla de ruedas por un tiempo más, él tenía una hora especial en donde con ayuda de un doctor realizaba ciertos ejercicios de motricidad especiales para efectuar el movimiento de sus extremidades inferiores y el de su columna, parecían estar dando muy buenos resultados pues el doctor decía que de seguir con ellos seguramente en un par de meses podría volver a caminar sin dificultad alguna.
Los padres de familia cada vez acudían al hospital más animados pues seguramente tardarían poco en dar de alta a sus hijos.
Rápidamente terminó el mes y comenzó el siguiente; el doctor de los chicos tuvo muy buenas noticias en cuanto a la mejora de nuestros amigos, informaba que de acuerdo a la evolución que estaban presentando era seguro darlos de alta y poder regresar a casa a mediados del mes, es decir, medio mes antes de la boda de nuestro amigo Law.
Luffy y los demás ya podían salir de sus habitaciones y permanecer en los pasillos en donde podíamos platicar todos juntos y divertirnos un buen rato; Franky como aún permanecía en silla de ruedas era blanco perfecto para cualquier ocurrencia que se le cruzara por la cabeza a Luffy, pues al llevar ya tanto tiempo encerrado en el hospital y de lo más aburrido a causa de no hacer nada esta vez pensaba que sería divertido hacer carreritas con Franky en la silla de ruedas, haciendo caso omiso a las súplicas de Usopp y Chopper de que sería peligroso, se arriesgaron a hacerlo cuando no había quien los viera pero aún así el gusto no les duró mucho pues gracias a nuestra intervención, más específicamente de Nami y su grandiosa habilidad de pararlos en sus idioteces como les llamaba ella, dejaron de hacerlo pues de seguir así seguro tendrían otro accidente y difícilmente saldrían del hospital; escuchar esto de los labios de Nami fue motivo suficiente para aplacarlos.
Había días en que mientras estábamos en el pasillo platicando con ellos daba la impresión como si lo de su accidente nunca hubiese pasado pues prácticamente todo era como antes o más bien casi todo, pues Nami por lo regular se mantenía lo más lejos posible de Luffy y apenas y lo saludaba, no es que a Luffy le supiera bien todo esto pero, extrañamente a pesar de todo lo que me confesó no hacía el mínimo intento de llamar su atención; pero estoy segura de haber visto una que otra mirada sigilosa compartida entre ambos.
