The Maze Runner: Minho y tú

Capítulo 2

La noche comenzaba a hacer aparición, las estrellas iluminaban el gran espacio verde alrededor nuestro, al parecer se estaba realizando una pequeña fiesta, quizá era por nuestra llegada, no estoy segura, hemos causado más susto que alegría. 

Un grupo de chicos, incluido Alby, encendían una fogata, mientras que otros bailaban y bebían. El joven y yo nos sentamos en una esquina, con vista hacia uno de los muros — Dentro de un laberinto — río —. Quién se lo imaginaría. 

— Como si de ratas tratásemos — responde el chico. 

— Si — asiento contenta —. Lo mismo pensé yo — ambos reímos un par de segundos.

— Disculpa la pregunta pero, por qué siento que te conozco — pregunta el chico.

— Muy a parte de que salimos juntos de la caja — lo miro analizando cada facción de su rostro —. Yo también siento lo mismo — le sonrío —. Quizá hasta seamos parientes — agrego en son de broma. 

Él ríe conmigo — Si, quizá somos hermanos — me sigue el juego, reímos. Hasta que por un instante nos quedamos observando mutuamente, realmente teníamos un parecido.  

El silencio fue desapareciendo cuando Newt se acercó a  nosotros, sentándose al lado del chico — Buen primer día novatos, no lo hicieron tal mal — asiento mirando el bello cielo —. Tengan, prueben esto — nos acerca una bebida, al parecer de consistencia viscosa.

— ¿Qué es? — pregunta el chico. 

— Ni idea, bébanlo, para que se hagan varoncito y mujercita — río ante su comentario, primero lo prueba el chico a mi lao quien termina escupiendo todo el líquido, después lo bebí yo, no escupí nada, mas fue porque tapé mi nariz y lo ingerí de manera inmediata. 

— ¿Qué es? — reiteró asqueado. 

— No lo sé, es receta de Gally, todo un secreto — menciona Newt mirando al joven que lo había empujado esta mañana. 

— Es un idiota — susurró, concuerdo con él. 

— Él te salvó la vida — responde Newt —. El laberinto es un lugar peligroso.

— ¿Estamos atrapados, verdad? — pregunto con cierto temor en mi voz. 

— Por el momento, pero ... — Newt señala esta vez a un grupo de jóvenes junto a la fogata —. Ellos están descifrando el laberinto, son expertos en ello — entrecierro los ojos, ahí estaba él, el chico de tes café claro, no me había percatado que nos estaba mirando, como si Newt hubiera leído mis pensamientos responde —. Él es Minho, el líder de los corredores. 

— Minho — susurré inconscientemente. 

— ¿Siempre es así de serio? — pregunta el joven a mi lado. 

— Intrigante y misterioso diría yo — respondo sin pensar, al percatarme de la mirada penetrante de mis compañeros, toso bruscamente —. Si ... ¿Así es siempre?

Newt sonríe ante mi lapsus — No una vez que lo conoces — me guiña, río ante su acto —. Todas la mañanas recorren el laberinto en busca de respuestas, hacen mapas, ven la forma de salir.

— ¿Cuánto tiempo llevan haciéndolo? — pregunto sin perder la vista de Minho, cualquiera pensaría que me obsesiona si no fuera por que él está haciendo precisamente lo mismo.  

— Tres años — responde Newt con cierta nostalgia en su voz. Me sorprende su respuesta. 

— ¿Y no han encontrado nada? — pregunta el joven.