The Maze Runner: Minho y tú

Capítulo 8

Estiro mis brazos a  la vez que bostezo - Buenos días Tho... - estaba por terminar de hablar cuando diviso a Minho delante mío en cuclillas - Ho-hola Minho - saludo tartamudeando.  

- Buenos días Jess - susurra el joven de ojos rasgados con una media sonrisa en el rostro, me sorprendió verlo así, supuse que estaría afligido; sin embargo, me deleita y alivia verlo bien, él gira su vista a mi hermano - Buenos días Thomas - respira hondo - nos espera un gran día, ¿ seguro no quieren quedarse?  

- Ya Minho, por favor, sácanos de aquí - ruega mi hermano con una sonrisa en el rostro.

- Muy bien - menciona en respuesta. A los segundos nos encontrábamos parados frente a los dos grandes muros, los cuales empezaron a crujir y separarse - ¿Listos? - me da una última mirada, asiento - ¡Ahora! - ordenó.

Y empezó el trayecto, corrimos a una velocidad impresionante, empezamos a ingresar en las encrucijadas del laberinto hasta llegar a un muro enorme con el número siete impreso en el - Que raro - menciona Minho recuperando la respiración. 

 Thomas pregunta - ¿Qué sucede?

- Se supone que la siete se abriría en una semana - lo observo preocupada, algo anda mal. Minho parece notarlo puesto a que se acerca a mí para apoyar su mano en mi hombro. 

- ¿Todo bien? - pregunta.

Yo, con la vista fija en lo que yace delante mío, pregunto - ¿Qué es eso? - observo una cantidad de láminas de gran altitud, una delante de otra, formados en columnas.

- Le llamamos "placas" - menciona Minho. Con cuidado empezamos a caminar con estas alrededor nuestro. 

Delante nuestro notamos un par de prendas con rastros de sangre, sin pensarlo lo sostengo en mi manos con nostalgia - Ben - susurro. Thomas y Minho me observan, de  pronto un sonido hace aparición, se trataba de un pitido.

- ¿De dónde viene ese ... ? - pregunta Thomas, por lo que al agudizar mi audición camino para colocarme detrás de Minho y sacar de su mochila el objeto que habíamos encontrado en el cuerpo del penitente. 

Lento retrocedo y me asombro al percatarme que el sonido se detuvo, como prueba decidí avanzar y curiosamente el sonido se manifestó mas esta vez con más intensidad, giro mi vista y digo - Esto guiará nuestro camino - y sin más emprendimos la marcha. 

La caminata seguía siendo entre las placas, avanzamos lento pero con meticulosidad, mi concentración estaba enfocada en el pitido, yo me encontraba delante de ambos por lo que al percatarme de que el sonido disminuyó de intensidad me detuve abruptamente generando un estado de alarma en ellos. 

- ¡¿Qué sucede?! - pregunta Minho sosteniendo mi mano con la suya entrelazándola para luego atraerme hacia él. Mientras que Thomas se coloca delante mío en son de protección, como si se tratase de un escudo. ¿Es que acaso no creen pueda defenderme sola?

- Hombres descuiden - bufo con una sonrisa sincera en mi rostro - Es por acá - con mis cejas hago un movimiento indicando hacia dónde debíamos caminar.  

Iniciamos el paso, no me había percatado de que mi mano aún seguía enlazada con la de Minho mientras que la otra aún sostenía el objeto. Sin dudarlo empiezo a formar círculos con mi dedo pulgar en el dorso de su mano, puedo sentir que suelta pequeñas risitas, anhelaba eso, verlo feliz, no quería que se preocupara ni menos que se tensara. 

Hablé demasiado pronto, habíamos llegado a un pasadizo, uno claramente con aspecto tétrico, el pitido ahora ya había adoptado un sonido firme e intermitente. Todos inhalamos profundo y empezamos a caminar, a nuestro alrededor yacía lo que parecía ser un abismo.