— ¿Qué estás haciendo? —Se acercó al pelilia que tenía su teléfono en las manos.
— Le escribo a mis padres. —Respondió sin dejar de escribir.
— ¿No vas a llamarles hoy?
— La reina me dijo que mejor les escribiera, porque vamos a estar muy ocupados hoy y mañana, además me dio esta bonita postal para que se las envíe. —Le mostró la postal con una sonrisa en los labios.
— De acuerdo. Oye, ven. —Lo tomó de la mano haciéndolo levantarse. — Quiero que conozcas a la princesa.
— ¿Ahora?
— Mis padres están ocupados, ahora es buen momento.
— De acuerdo. —Envió el mensaje y comenzó a caminar detrás de su marido. — ¿Por qué vamos ahora que tus padres están ocupados?
— A ellos no les parece que sea bueno que sea tan cercano a Kimberly.
Al entrar a la habitación de la princesa lo primero que notó Ren fueron las máquinas y cables dentro, había varios sirvientes, pero ninguno se opuso a que ellos entraran.
(Inglés)
— Kimi, —Dijo Minhyun acercándose a la única cama donde el débil cuerpo de la mujer reposaba. — Rennie está aquí. —El menor se acercó con pasos lentos y dudosos hasta quedar detrás de su marido. — Vino a conocerte. —Los ojos de la mujer sobre la cama se dirigieron a Ren y segundos después una sonrisa se dibujó en sus pálidos labios.— ¿Tú eres Ren? —Fue lo primero que pronunció con voz baja y él sólo asintió. — Me da mucho gusto conocerte, eres muy bonito.
— Gracias, majestad...
— No hace falta, ¿sí? No hay por qué tener tantas formalidades si eres cercano a Minhyun. Sólo llámame Kimberly.
— No podría, sería irrespetuoso de mi parte.
— Minhyun tenía razón cuando describió tu personalidad. —Tosió un poco y el rubio se acercó al buró para darle un poco de agua. — Gracias, Min. —Miró de nuevo a Ren. — Ven, acércate. —Hizo caso y caminó hasta quedar a un lado de la cama.
— Rennie, le comenté a Kimi que vienes de Japón y quedó encantada.
— Yo siempre quise visitar Japón.
— Emm, bueno, le trajimos un presente.
— ¿De verdad no vas a llamarme sólo Kimberly?
— Lo siento, pero no creo poder. —Ella le sonrió.
— Anda, inténtalo.
— Emm... Kim... Kimberly.
— ¿Ves? —Dijo sonriendo más evidentemente. — No es difícil. —El menor también sonrió y se apresuró a mirar a su marido.
— Voy por el regalo.
— No tardes mucho.
— No. —Salió corriendo con una sonrisa en los labios.
— Es lindo. —Dijo la princesa y Minhyun le sostuvo la mano mientras se sentaba a su lado.
— También tú lo eres, pero ya dime ¿hace cuánto que no sales a tomar un poco de sol? Mírate, estás casi tan pálida como un muerto.
— No te preocupes por eso, Minhyun, de todas maneras ya no me queda mucho.
— No, no, no digas eso, todavía te queda más de un año, sólo has decaído un poco.
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El anillo de mi dedo anular
Romance" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...