— Niños. —Los cuatro miraron a sus espaldas donde sus padres caminaban tranquilos hacia ellos.
— ¿Sí? ¿Qué sucede? —Desviaron por completo su atención de la televisión para dársela a sus padres.
— ¿Recuerdan que les dijimos que los Hwang vendrán a cenar?
— Sí, mañana llegarán.
— Debemos decirles algo al respecto.
— ¿Ya no vendrán? No es posible.
— No, Soo, no es eso. Los Hwang tienen un asunto que hablar con nosotros y adelantaron su llegada.
— ¿Qué? ¿Para cuándo? —Los dos adultos se sentaron en el mismo sofá que sus hijos.
— Llegarán al aeropuerto en unas... dos horas. Ishi irá a recogerlos y se quedarán aquí con nosotros.
— ¿En serio? ¿Podremos conocerlos?
— No, no creo que se pueda hoy.
— ¡Ah! Pero mamá...
— Sin peros, Hannie. Llegarán tarde y ustedes tienen escuela mañana.
— Entonces ¿cuándo podremos conocerlos?
— Uhm, quizá mañana, a la hora de desayunar.
— Bien, nos será un placer.
— Claro que sí, Minki-chan. Los socios de nuestros padres siempre son bienvenidos en casa.
— Lo sé.
— Bien, entonces, vayan a prepararse para dormir.
— Pero, mamá, aún son las 8.
— ¿Y qué? Ya casi dan las nueve, además se tardarán una hora en eso.
— Sí, buenas noches, mamá, papá. —Dijo primero el rubio poniéndose de pie.
— Descansa, Minki. —Dijo su padre al tiempo que el chico les daba un abrazo para después comenzar a subir las escaleras seguido, desganadamente, por sus hermanos.
— ¿Por qué creen que los Hwang vayan a llegar antes?
— No lo sé, quizá asuntos laborales.
— Quizá es por esa cosa de ser duques en Inglaterra.
— ¿No es curioso que una familia coreana tenga un título tan alto en Inglaterra?
— No lo creo. —Las miradas se dirigieron al rubio. — Los títulos se otorgan a las personas cuyos actos y/o méritos merecen ser reconocidos y recompensados grandemente, sin importar su nacionalidad o posición, de esta manera un mendigo que hubiese podido salvar… digamos… al príncipe o a la princesa puede ser nombrado caballero, o incluso con un título más alto.
— Y el mago lo hizo de nuevo. —Rió su hermano y los tres le siguieron. Cada uno se dio las buenas noches y entraron a sus habitaciones dispuestos a hacer lo que sus padres dijeron para después irse a la cama.
Las horas habían pasado y a punto de dar las once finalmente el avión había aterrizado. Los tres miembros de la familia Hwang bajaron y, al salir al pasillo del aeropuerto, de inmediato divisaron a un hombre sosteniendo un letrero con su apellido. Fueron recibidos con cortesía y amabilidad, y llevados perfectamente bien hasta la gran mansión Choi.
[Coreano]
— Bienvenidos. —Recibieron los dueños de la casa en cuanto los Hwang entraron seguidos por los empleados que cargaban las maletas.
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El anillo de mi dedo anular
Romantizm" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...