El timbre sonó un par de veces antes de que esos tres hombres se miraran y asintieran. El que estaba al centro pateó con fuerza la puerta y esta se abrió dándoles paso al departamento; este se encontraba totalmente a oscuras y lo más sorprendente es que nadie salió aún cuando el sonido del golpe había sido demasiado fuerte. Los tres entraron y comenzaron a recorrer el lugar apuntando con sus armas, pero no había nadie.
— Lee, no hay nadie aquí. —Anunció por un radio. — Ya revisamos el lugar por completo.
— Tiene que haber alguien. No han salido de la ciudad.
— Te digo que no hay nadie.
— Evans, hay un auto deteniéndose justo frente a este edificio. Está bajando un hombre.
— ¿Y?
— Acaba de entrar a este edificio, creo que está subiendo las escaleras.
— William, ve a vigilar, avísanos si viene para acá. —Habló al tercero, que estaba parado junto a la puerta. Él asintió y salió para ocultarse detrás del muro de las escaleras y se asomó un poco.
Los otros dos continuaron buscando por la casa hasta que escucharon al que estaba afuera entrar de nuevo y advertirles:
— Viene para acá.
— Escóndanse todos. —Ordenó y todos se cubrieron.
Sang Hun observó la puerta abierta, evidentemente a la fuerza y se apresuró a entrar.
— ¿Minhyun? —Cruzó el pasillo hasta la sala y antes de que encendiera la luz escuchó el sonido de la pistola cargándose.
— No enciendas la luz. —Le dijo con voz rasposa.
— Sereno moreno. —Fue todo lo que dijo Sang Hun.
— Los Hwang que viven aquí, ¿dónde están?
— No lo sé.
— ¿Estás seguro?
— Se los aseguro, yo no sé dónde están.
— Vámonos, muchachos. Tú, no te muevas de aquí hasta que no escuches ningún sonido o te vuelo la cabeza.
— Tranquilo, no me moveré de aquí. —Los otros dos salieron primero y bajaron las escaleras.
— Cuando veas a ese par diles que alguien vino a buscarlos y pagaran por lo que hicieron con Johnson.
— Sí, tranquilo, tranquilo. —El otro sonrió y comenzó a alejarse hasta salir. Finalmente cuando Sang Hun los escuchó comenzar a bajar las escaleras salió del departamento y se asomó un poco a las escaleras. — "Tres hombres, pero no hablaron en coreano... ¿serán ingleses o americanos?" Sacó su teléfono y se apresuró a llamar a la policía dando la dirección del edificio como referencia para ubicar a ese trío de criminales. — "¿Por qué vendrían a buscar a Minhyun y a Minki?"
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Una sirvienta recibió a aquel hombre alto, quien le entregó su saco y ni siquiera se dignó a mirarla.
— Bienvenido, Vizconde. —Saludó un segundo sirviente a quien el noble tampoco miró antes de decir con un tono altamente superior:
— Vengo a ver a Dong Min.
— El duque está en su despacho, por favor sígame. —Comenzó a caminar y el Vizconde lo siguió hasta las puertas de la pieza del duque. — Duque, —Habló después de tocar un par de veces y asomarse dentro de la pieza. — el Vizconde Neeson está aquí, quiere verlo.
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El anillo de mi dedo anular
Dragoste" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...