— Vizconde. —Llamó una de las tres últimas sirvientas que conservaba. — Hay un hombre buscándolo nuevamente.
— Hazlo pasar.
— Sí, Vizconde. —Salió y al poco tiempo volvió acompañada del visitante.
— Véte. —Ordenó a la sirvienta y ella hizo una venia antes de salir.
— Mansom, ¿qué noticias me traes? Toma asiento.— Muchas gracias, Vizconde. En realidad no le traigo buenas nuevas. —Recibió toda la atención del noble. — Fallaron. Evans, William y JJ fallaron en la misión y fueron arrestados.
— ¡Es menos de lo que se hubieran ganado de haber vuelto!
¡Cómo es posible que un simple mocoso haya podido sobrevivir a cuatro de los peores criminales de Inglaterra? ¿Cómo!— No olvide que Minhyun Hwang aún lo protege.
— No es excusa, sus territorios y los de sus antepasados son asiáticos, los europeos somos peores por mucho.
— Señor...
— ¡Vizconde!
— Vizconde...
— ¿Qué hay de Lee? ¿También falló?
— No, Vizconde. Lee tomó el avión de regreso hace unas horas.
Estuvo cazando al rubio desde antier en la noche, pero lo perdió de vista y aun ayer en la mañana trató de dispararle antes de que abordarán el avión, pero por la seguridad que había en el aeropuerto no lo logró.— ¿Consiguió lo que le pedí?
— Sí. Ya lo está trayendo, en cuanto me lo entregue yo sé lo traigo.
— Más te vale. —Se giró hacia la ventana de su despacho. — Tendré que hacerme cargo yo mismo, después de todo, ahora él y Minhyun están aquí, imagina si quieres la desesperación que sentirán todos cuando no encuentren al pequeño... o lo encuentren muerto. —Sonrió.
— Usted sólo díganos. Estamos a sus órdenes.
— Sí. Lo están.
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Ren abrió los ojos, miró a su lado y vio únicamente la almohada donde, al parecer, hasta hacia unos minutos había reposado la cabeza de su marido; el rubio se frotó un ojo y aún adormilado se sentó apoyándose en sus brazos y observó la habitación. Se quedó en esa posición por varios minutos hasta que finalmente decidió levantarse y entrar al baño para comenzar a prepararse para ese, seguramente, largo día.
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Minhyun se había levantado poco antes de que Ren despertara, y después de haberlo admirado por unos minutos durmiendo serenamente. Había bajado por un poco de agua y se disponía a volver para cambiarse el pijama, mientras subía las escaleras planeaba la hora en que iría a ver a Kimberly sin que sus padres se enteraran por las posibles actividades que les esperaban.
— Minhyun.
— ¿Mm? —Alzó la vista encontrándose a unos pasos de su progenitor. — ¡Oh! Padre, buenos días, creí que estarías en casa.
— Hay algo muy importante que tengo que decirte y que no pude decirte ayer. Ven conmigo.
— Sí, padre. —Comenzó a caminar detrás de él guardando la debida distancia hasta llegar junto a un tercer hombre.
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El anillo de mi dedo anular
Romance" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...