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Llegó a la puerta de su casa, sacó sus llaves, las introdujo en la ranura y entró. Se apoyó contra la puerta y soltó un bufido de diversión. Su respiración estaba agitada y la casa en penumbra total, buscó a tientas el interruptor y cuando lo encontró lo presionó y su pequeño pero acogedor hogar se iluminó. Fijó su vista en el sillón y ahí estaba Chimmy, su gato azul ruso y compañero de vida por más de cinco años, gozaba de una plácida siesta estirado a lo largo del sillón y gordo como una bola. La suerte de algunos.

—Buenas noches Chimmy, no tienes idea de lo que me ocurrió.

Al oír su voz, el gato lo miró por unos segundos con esos penetrantes ojos color amarillos, luego se lamió el hocico y siguió durmiendo, dando a entender que le importaba bien poco lo que había dicho Jimin. Ante el desprecio de su gato, simplemente rodó los ojos y sonrió, definitivamente no esperaba alguna otra reacción.

Su estómago rugió en protesta de hambre y Jimin supo que tenía que comer algo, se adelantó a la cocina y de la nevera sacó un plato de comida saludable, se la llevó a la mesa junto a los condimentos que necesitaba para que su ensalada de verduras tomara un sabor aceptable y comestible. Aunque aquello no fuera totalmente de su agrado sabía que tenía que comerlo para cuidar su salud.

Mientras masticaba y tragaba su comida poco apetitosa, sus inquietos pensamientos giraron en torno a la persona que anteriormente se presentó como "Yoongi", el hermoso chico de rostro pálido, ojos con rasgos gatunos y negros como la noche, pero sobre todo, pensó en la extraña forma que tenía aquel misterioso individuo de llamarlo. Nunca nadie se había referido hacia él con aquellas palabras, le habían dicho que era lindo, en infinitas ocasiones, pero únicamente chicas, y de eso hace ya bastante tiempo -mucho tiempo en realidad-, más o menos cuando estaba en su último año de preparatoria, porque cuando entró a la universidad, no hablaba con nadie, siempre estaba solo en los recesos, con sus auriculares o sus textos de estudios, pero nunca en compañía de alguien.

Soltó un suspiro y de pronto ya no tenía hambre, miró su plato con lástima, aún le quedaba la mitad, no valía la pena conservarla así que se levantó y la echó al tacho de la basura, dejó su plato en el lavavajillas y se fue a su pieza, dejando la puerta abierta para que Chimmy lo siguiera cuando tuviera la suficiente energía para levantarse del sillón y llegar hasta su cama.

Se sacó los zapatos y se tiró boca arriba en su suave litera, cerró los ojos para que su mente descansara un poco de la locura que tuvo que vivir aquel día y se despejara de todos los problemas que consumían su energía poco a poco. Cuando sentía que finalmente estaba cayendo dormido, una diminuta pero notoria vibración proveniente de su celular hizo que el cuerpo de Jimin diera un pequeño brinco y volviera al mundo consciente. Mientras buscaba su aparato electrónico a tientas, Jimin maldecía internamente a quien sea que le haya escrito por haber hecho que el sueño se esfumara de su mente.

Número desconocido

Hola, bonito ¿llegaste bien?

¿Yoongi?

Él mismo, dulzura.

Jimin se quedó sin palabras, ¿cómo mierda consiguió su número? No tenía ni la más remota idea, y a esas alturas de la noche tampoco tenía cerebro como para pensar.

Otro mensaje apareció en la pantalla.

Mañana te esperaré en casa.
No me dejes con llave o entraré por la ventana :)

¿Qué? No, digo, ¿cómo que me
vas a esperar en casa?, es mi casa,
o sea no, o sea sí, es mi casa,
no puedes entrar sin mi permiso.
Ni siquiera sabes donde vivo.

||ᴍᴀꜰɪᴀ ᴄᴏʀᴇᴀɴᴀ||  •𝕄𝕐𝔾 & ℙ𝕁𝕄• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora