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A la mañana siguiente, Jimin se despertó y aún seguía rodeado por los brazos de Yoongi. Intentó moverse pero un fuerte dolor le atravesó la columna vertebral, con mucho esfuerzo e intentando hacer el menor ruido posible sacó el brazo de Yoongi que aprisionaba su cintura, y descubrió con horror que los dedos de la mano del pelinegro tenían diminutas manchas de color roja, tragó grueso y muy nervioso salió de la cama casi a rastras, en total silencio para no despertar a su hermoso compañero de cama.

En el baño, frente a su espejo, temía lo peor. Se giró y vio su playera con gruesas y alargadas manchas rojas. Jimin, desesperado, volvió a su pieza y extrajo ropa negra, si sus heridas se volvían a abrir, pasarían desapercibidas con ese color, también sacó una toalla que desgraciadamente, era blanca. Corrió nuevamente al baño y dejó las prendas en el lavamanos, se despojó de sus ropajes y se metió a la ducha. Cuando el agua corría por su espalda le escocía las heridas, y cuando tuvo que lavar su pelo con shampoo se le escaparon unas cuantas lágrimas por el dolor que le provocaba el líquido sobre las profundas laceraciones.

-Ya, Hoseok, lo siento...sí, lo sé, pero no volverá a pasar- cuando Yoongi se percató de la presencia de jimin le hizo una seña de que lo decapitarían en cualquier momento -Está bien, trabajaré en mi día libre- frotó uno de sus ojos y sonrió divertido -Sí, no te preocupes, me voy de inmediato para allá. Y deja de enojarte tanto o te saldrá una úlcera del tamaño de un buque. Rabioso.

Yoongi colgó y se recostó sobre la cama -Este hombre terminará matándome algún día- Jimin rio bajito y se sentó en el borde de la litera, miró disimuladamente la mano de Yoongi y vio que la sangre había desaparecido, carraspeó un poco incómodo y se levantó nuevamente. Le costaba saber que hacer con su cuerpo en presencia del pelinegro.

-¿Quiere tomar desayuno....o debe irse?

-El mal humorado de mi amigo puede esperar- le sonrió, contagiando a Jimin y de paso sonrojándolo -Vamos por ese desayuno, bonito.

Luego del desayuno, Yoongi se ofreció a llevar a Jimin a la universidad. Cuando llegaron el pelinegro se estacionó en un espacio bastante reducido para su auto lujoso. -Pasaré por ti en la tarde- le anunció mientras acariciaba su mano con ternura. Después de lo que sucedió anoche entre ellos, era prácticamente imposible para Yoongi esconder y evitar todo el cariño que quería proporcionarle a Jimin, a pesar de que recién se hayan conocido hace un par de días.

-¿Seguro, hyung? ¿No tiene que trabajar?- Jimin tenía miedo de que hoy al salir de la universidad a los idiotas de sus compañeros se les ocurriera reclamarle por alguna estúpida tarea y le golpearan por lo mismo. Pero sobre todo, temía que Yoongi presenciara eso.

-Descuida, bonito, tengo tiempo.

-Bueno...- en respuesta al leve suspiro que emitió, su acompañante enarcó una ceja. La curiosidad comenzó a surgir en su mente.

-No pareces muy animado ¿qué sucede? ¿No quieres que venga?

Jimin iba a inventarle alguna excusa que a oídos de Yoongi seguramente sonaría barata, sin embargo, la campana de la facultad que le correspondía comenzó a sonar insistentemente por todo el estacionamiento, indicando de esa forma que las clases comenzarían pronto y que los estudiantes debían hacer ingreso al edificio -Tengo que irme, pero descuide que todo está bien- le ofreció una sonrisa algo forzada, y a cambio de eso recibió un dulce beso en la frente.

-Date prisa, o llegarás tarde- Yoongi sonrió y encendió su auto. Esperó a que Jimin bajara y arrancó. Vio el lifan plateado del pelinegro doblar y desaparecer detrás de los muros, suspiró y siguió su camino hacia el electivo que tomo en aquel semestre. Impacto antropológico en el océano, debería hablarse de eso abiertamente, era una rama que generaba conciencia, o que al menos, lo intentaba.

||ᴍᴀꜰɪᴀ ᴄᴏʀᴇᴀɴᴀ||  •𝕄𝕐𝔾 & ℙ𝕁𝕄• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora