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Jimin simplemente se quedó sin palabras, él quería respuestas, quería entender, pero esto era demasiado, saber que todos corrían riesgo y que de la nada y sin esfuerzo, te disparan en la cabeza y simplemente te matan, es loco, muy loco y demasiado aterrador.

Jimin realmente no sabía si quería arriesgar de esta forma su vida, aún tenía sueños y planes que cumplir.

Pero también estaría arriesgándose junto a Yoongi, aquel pelinegro que lo salvó esa noche de que le hicieran quizás que cosa. —Hyung....¿cuántas heridas tiene?— preguntó Jimin, sabiendo que a esas alturas de su vida lo más probable es que tuviera más cicatrices que pelos en la cabeza.

—Muchas, Jimin, demasiadas— de su boca salió una especie de bufido y Jimin pudo ver el pequeño florecimiento de una sonrisa, muy pequeña, pero ahí estaba. —No te lo imaginas, bonito, son tantas que ya perdí la memoria de dónde y cómo obtuve cada una de ellas, supongo que con el tiempo dejas de tomarle importancia.

Se acercó un poco más al cuerpo ajeno para subir su mano hasta el pecho levemente descubierto, comenzó a trazar círculos con su índice, recorriendo las clavícula marcadas en la piel blanquecina, Jimin continuó haciendo preguntas, deseoso de conocer más sobre el pelinegro y su vida, pero también con cierto temor en su interior «¿Esto es correcto?» —¿Cuántas mafias tienen en su contra?

Yoongi titubeó —Hasta ahora, dos. Cada una de ellas tiene su negocio en las drogas y en las armas ilegales, los grandes señores de las mafias disfrutan en sus bares y casinos forrados de oro, mientras que sus hombres se dedican a cubrir con empresas fantasmas toda la cantidad de ilegalidades que hacen. Si hay guerrillas ellos están a la cabeza, y se encargan personalmente de eliminar a su oponente. Aunque hay otros que prefieren pagar sicarios, dicen que son más efectivos.

Yoongi le estaba enseñando un mundo totalmente nuevo para él, ya que Jimin siempre había estado acostumbrado a la escuela, calificaciones altas, un buen niño, sin dar problemas, sin estar metido en riñas, sin haberse emborrachado al máximo, incluso mantenerse al límite con el sexo, no era virgen, pero tampoco era un sátiro. Y todo lo que Yoongi le estaba revelando, lo asustaba y le daba curiosidad al mismo tiempo, pero ese era el mundo turbulento de la persona a la que sin darse cuenta, comenzó a sentir como alguien cercano y protector, él ha vivido la gran parte de su vida ahí, y Jimin quiere conocerla, quiere conocer su mundo. Porque si lo miras desde la perspectiva de Yoongi, él decidió ese rumbo para su vida únicamente porque quería justicia...y tenía bastante claro que los policías no podían darle el propósito que él buscó y que seguirá buscando por tantos años.

—Hyung...tengo miedo de lo que suceda más adelante, pero ya me contó la mayoría de las cosas— Jimin tragó grueso —Creo que estoy metido hasta el fondo en esto.

El pelinegro levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos, aquellos ojos azabaches reflejaban de todo menos conformidad. Lo que menos quería Yoongi era exponer a Jimin, pero tenía claro que si querían seguir con esa relación media extraña que habían formado con el pasar de los días, no podía mantener a Jimin en la completa ignorancia, mucho menos si este odiaba la incertidumbre. —Tienes razón, pequeño, ya estás hasta el fondo en esto— le acarició el cabello rubio con suavidad —Pero tranquilo...no estás solo, y te prometo que haré todo lo que está a mi alcance para mantenerte a salvo.

Jimin sonrió, acarició las mejillas de Yoongi con sus pulgares y lentamente se fue acercando a su rostro, cerró los ojos y ladeó un poco su cabeza provocando que de esa forma sus esponjosos labios finalmente encontraran el destino que anhelaban tocar. Un pequeño beso fue dejado en los finos belfos de Yoongi, uno tan tierno y dulce como el de dos niños que se besan por primera vez.

Pero Yoongi no tiene la misma inocencia de Jimin. A la larga comprendió que si las cosas no se hacen en el momento, luego se pierde la oportunidad.

El pelinegro lo tomó de la nuca y lo sentó a horcajadas sobre su pelvis, volvió a besarlo e hizo presión con su lengua para que este le diera acceso por completo a su boca, llevó sus largos dedos por sobre la camisa de Jimin, directo a sus pezones y los frotó suavemente por encima de la fina tela, obteniendo como respuesta un gemido deseoso de su acompañante. La temperatura de sus cuerpos comenzó a aumentar y el deseo carnal también, Jimin jaló impaciente los cabellos negros de Yoongi y se impulsó hacia delante, chocando ambos miembros por sobre la tela.

El pelinegro guió su boca hacia el cuello de Jimin y succionó levemente, causando que el pequeño cuerpo que tenía sobre su regazo gimiera de la excitación que le provocaba esa simple acción. Jimin arrugó su entrecejo y se inclinó, buscando aún más contacto con el cuerpo de Yoongi, nunca en lo que llevaba de su vida se imaginó que tendría tanto deseo y atracción sexual hacia una persona que apenas conocía, porque las succiones en su cuello lo estaban llevando directamente hacia un abismo de excitación y lujuria.

Luego de un par de minutos manteniendo aquel ritmo, Jimin comenzó a sentir una pequeña presión en la parte baja de su abdomen que lo estaba desesperando y le hacía pedir más, así que guiado por sus instintos carnales aumentó el vaivén de sus caderas y el placer subió a niveles inimaginables. La pequeña presión siguió aumentando cada vez más y cuando Jimin sintió que se iba a volver loco producto de tanta excitación acumulada, juntó sus caderas, presionando ambos miembros y jadeando bajito el nombre de la persona que lo colocaba en ese estado tan vulnerable y transparente. Se mordió el labio inferior y el líquido seminal fluyó libremente dentro de su pantalones.

Respiraciones agitadas, cabellos revueltos y las manos de Yoongi aprisonando fuertemente sus caderas, enterrando sus dedos en respuesta al deseo que sentía. Una vez que ambos se recuperaron, Jimin se levantó del sillón para limpiar todo con una remera que había quedado olvidada hace mucho tiempo bajo la mesa de centro.

El pelinegro le tendió una mano a Jimin para ayudarlo a levantarse, y cuando estuvo de pie, Yoongi le besó dulcemente la frente. —Eso fue increíble.

Jimin soltó una pequeña risita de felicidad, y tomando la mano de su acompañante, lo guió hacia la puerta que daba la entrada a su habitación —Puedes acostarte si quieres, yo me combiaré ropa y vuelvo.

Yoongi asintió, Jimin se limpió y se cambió a su pijama, se lavó los dientes y regresó a su habitación, cuando entró, vio a Yoongi acostado bajo las mantas, pero sin tocar la sábana. Se dirigió a su cama y se metió entre los brazos del pelinegro, acurrucándose en su pecho y respirando su aroma, aquellos brazos lo recibieron gustosos, y en señal de cariño lo apretaron aún más fuerte.

Sabía que mañana amanecería con un dolor horrible en sus brazos y omoplatos por haber hecho tanta fuerza, y también sabía que algo estaba por venir, la opresión en su pecho producto de la ansiedad no se había ido, y no se iría hasta que pasase lo que sea que tenga que pasar.

||ᴍᴀꜰɪᴀ ᴄᴏʀᴇᴀɴᴀ||  •𝕄𝕐𝔾 & ℙ𝕁𝕄• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora