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-Solo una vez besé a Dalila

-Y yo a Esteban

-Pero al sentir su boca, supe que no eran tus dulces labios -se acercó

Y esta vez mi cuerpo no se movió

-Muñequita no puedo estar con alguien más que no seas tú

-Matías por favor, no hagas esto

-¿Hacer qué?

-Esto

-Perdóname

-¿Por qué?

-Por dejar que las estupideces de Dalila me cegaran y te acusara de semejante barbaridad, estaba enfadado, me arrebataron a las dos personas que más amaba en este mundo

-Te perdono, debo de confesar que me dolió como nunca he experimentado el dolor que me dijeras eso, pero creo que yo también te he herido de muchas maneras, el solo saber que estoy saliendo con tu peor enemigo debe de ser un infierno peor que la cárcel

-Lo es, ver que te acaricia, que te sonríe, que él en cualquier momento puede besarte, que te abraza y que tu le dedicas de tu tiempo, me vuelve loco de rabia

Me toma de la cintura y me acerca a él. Su cálido roce sobre mi cintura me hizo revivir todos los momentos en los que me tomaba de esa manera.

-¿De verdad se están apagando tus sentimientos por mi?

-No lo se, es que al verte en brazos de otra chica, me he estado obligando a olvidarte para ya no sufrir más

-Me mata saber que te he hecho tanto daño -dice mientras acaricia mi rostro -Que has llorado por mi culpa cuando prometí que no lo haría nunca

Mis manos fueron a su rostro también.

-Creí que jamás volvería a estar tan cerca de ti

-¿Y por qué no?

-Porque no está bien, prometí mantenerme a la altura, esto es romper el trato con tu padre y me dijo que si lo hacía, iba a complicar mi vida, la de mis padres, la de las trillizas y la tuya

-La mia ya no puede estar más jodida sin ti

Mordi mi labio inferior

-Además siempre has sido mi niña rebelde -dice con una media sonrisa -La que se escapa por las noches, la que llega tarde a su casa, la que se escapa conmigo sin importar en donde vas a terminar

-Tú me haces cometer locuras

-Y estoy a punto de hacerte cometer una nueva

Una mano me tomó de la nuca y la otra en la cintura. Se agachó un poco y me besó.

Mis manos fueron a su nuca y respondí ese beso.

Es que no era un simple beso, fue el beso que desató el huracán de emociones que había retenido, el beso que hizo un incendió inalcansable cuando solo quedaba una chispa.

Sus labios expertos encajaban a la perfección con los mios. Eran sus besos los que hacían que me olvidará de todo a mi alrededor. Que hacían que el tiempo se detuviera y que no existiera nada que no fuera él.

Me dio tres besitos cortos y se separó para verme a los ojos.

-No sabes cuanto esperé por ver ese par de ojitos hermosos cerca de los mios

-¿Y ahora qué?

-Tienes que irte, si preguntan por mi diles que no sabes donde estoy

-¿A donde irás?

Sin ti, Soy nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora