Tortura

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«¿Qué demonios me está pasando?»
Me duele
Me duele más de lo que crees
Pero aún así, continúo escribiendo.
"Son las 4:00 a.m. Tú estás durmiendo, yo estoy llorando".

La situación con Madeline se agravaba, el momento de silencio se apoderaba de ambos y ahora la notaba con ganas de huir lejos.
Nadie decía una sola palabra, ambos omitíamos cualquier opción para romper la sequía de palabras
Pero yo sentía una molestia, no entiendo muy bien porqué, no sé de qué se trata, pero tenía un fuerte dolor de cabeza que no me dejaba pensar tranquilo en una solución
Tan sólo escuchaba aullidos repentinamente

«Lo logró, eres un estúpido, mira lo que dejaste ir, todo esto es tu culpa, y ahora llorar no es suficiente, tu ira es muy pequeña, el tiempo pasa y en las grietas del universo esperarás su regreso hasta la eternidad».

Me levanté de la silla y empecé a caminar por la cafetería tratando de despejar un poco mi mente, pero me era imposible, apenas podía soportar el dolor, es como si algo estuviera desgarrando mis oídos por completo, siento como si alguien estuviera dando grandes pasos que retumban hasta mi cabeza, y percibo pequeños gritos de auxilio.

—Es él —dijo Madeline, acercándose a mí.
—¿A qué te refieres?
—Es lo que estás pensando.
—Pero no puedo siquiera pensar con claridad.
—Esa es la razón, tu dolor de cabeza es por él.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque yo estoy sintiendo lo mismo que tú, y esa energía tan oscura no puede ser de alguien más que no sea Luzbel. Está tratando de decirte algo.
—¿A mí?, ¿qué es lo que quiere decir?

Por siempre, uno solo con la noche.

—Dígamos que te compuso una linda pieza con gritos de agonía en un mundo de tristeza.
—¿Qué es lo que está haciendo?
—A Liliana, la está haciendo suya, su pequeño desastre, su víctima, su más placentera droga, su dulce sumisa.
—¿Está...?
—Sí.
—... N... No —dije con mi voz cortada, tenía un gran sentimiento de impotencia y de rabia por no poder hacer nada al respecto.
Ese maldito me está arrebatando todo lo que yo quise en esta vida.
—¿Todo lo que quisiste?, Si realmente fuera así, me habrías escuchado desde el principio y todo esto no habría pasado.
—N... N... Pe pero...
—Ahora puedes saborear lentamente el sufrimiento de una mujer que está siendo violada hasta las entrañas de su propia esencia. Su sangre derramada en las sábanas, empiezas a maldecirte internamente en pequeños intervalos de melancolía por la impotencia. Las voces en tu cabeza serán reemplazadas por gritos de auxilio, una ayuda que jamás llegará.
—No puede... Es... Es mía.
—Mejor déjate de estupideces, es tiempo de que te arrepientas, ¡Arrepiéntete toda la maldita vida!
¡Ella es todo lo que quieres y frente a tus ojos lo dejaste ir!

¿Por qué el ser humano tiende a comportarse de esta manera?
Es un mensaje erróneo cuando te dicen que debes dejarte llevar por los instintos, pues la falta de claridad mental cuando no piensas las consecuencias de tus acciones, el arrepentimiento es inminente en cantidades que no puedes controlar.
Y no es suficiente cometer el error, pues el ser humano no aprende de las fallas y vuelve a ponerse  la misma piedra para volver a tropezar.
Nos quejamos de amores superficiales y de relaciones donde lo que más importa es la materialización de los detalles y la sistematización de versos que algún anónimo escribió en la edad media, resulta tan sencillo adjudicarselo a uno mismo y  presumirlo como si fuera propio y tan fácil de proclamar.
Nos quejamos de la existencia de las 'malas' personas, pero ignoramos el hecho de que nosotros mismos somos quienes provocamos esa maldad con infinidad de hipocresías disfrazadas en verdades que se repiten como si fueran una grabadora descompuesta.
El mal es necesario en esta vida. No existe persona totalmente buena, pues se necesita mantener el equilibrio en las sensaciones para que el balance enérgico no presente alteraciones en su función.
Todos caminamos en la misma línea pero sólo algunos tienen la dicha de salir de su propio caparazón.

«Liliana, qué he hecho, te tenía cerca, no sabía lo que hacía, no supe valorarte, tú veías en mí lo que no veías en nadie más y todo lo eché a perder por un estúpido momento de mi maldito egocentrismo»
Si algún día llegas a leer esta historia, y continúas hasta llegar aquí.
No te preocupes
Todo este tiempo he estado pagando el karma
Esta es mi condena
Si te hice daño, créeme que ya lo pagué, y lo sigo haciendo, a pesar del tiempo.
«Te extraño»
Esto es sólo para ti
Tú sabes quién eres.
Sólo tú sabes quién soy.

—¿Qué nos queda por hacer? —pregunté, casi vacío de esperanza.
—Ya te dije, tenemos que ir por ella, pero el proceso es lento, tenemos que hacerlo de madrugada cuando Luzbel esté durmiendo, entrar al infierno no es ninguna cosa sencilla.
—Ni siquiera suena posible.
—¿Aún sigues dudando de la existencia de otras energías?, tal vez tu mente no es tan compleja después de todo.
—Madeline, creo que ya es tiempo de que me confieses quién eres en realidad. Ya hemos pasado por todo esto y no es posible que aún no puedas decirme de donde vienes, yo siempre supe que tus mensajes tenían detalles trascendentes y por eso mi curiosidad con Liliana y contigo, pero nunca quisiste decirme, ¿Realmente crees que yo soy el único culpable?

Mis palabras al fin lograron tocar la conciencia de Madeline, ella sabía en su interior que no podía decirme directamente, pero no teníamos otra alternativa.

—Yo fallecí hace más de 300 años, tenía una vida tranquila, vivía cómodamente en casa con mi esposo y mis dos hijos.
Mi esposo era general del ejército inglés y en una ocasión tuvo que salir por una emergencia del país.
Se supone que solamente sería por una semana, pero a los escasos días de su partida, por la mañana llegaron cinco hombres que tumbaron la puerta de mi hogar a punta de patadas.
No logré ver el rostro de ninguno de ellos, todos venían uniformados hasta sus malditas narices.
Se llevaron a mis hijos a la fuerza, y dejaron en el piso el cuerpo de mi amado apenas muerto.
Fue lo peor que mis ojos habían visto y nunca podré borrarlo de mi mente.
Caí en una profunda depresión
Y creí que me estaba volviendo esquizofrénica
Pues escuchaba muchas voces que me culpaban a mí por lo sucedido
No tenía nada qué hacer al respecto, y llorar durante semanas consecutivas encerrada en mi cuarto no servía de nada.
No hay nada más jodido que te arrebaten el amor de tu familia.
Mis pequeños se iban llorando y por más gritos de auxilio que pedían mi ayuda
No pude defenderlos en nada.
Y lo peor es que no encontraba la razón, no había ninguna explicación.
Necesitaba respuestas, y un misterioso hombre se me presentó con posibles soluciones: Luzbel.
En su forma de ángel, tan hermoso que podría verse incluso como tú sin darte cuenta.
Él era la razón de mi esquizofrenia y entre sus voces siempre tenía algún mensaje oculto que tenía que descifrar.
Tal como lo hice contigo.
Al darme cuenta, logré ponerme en contacto con él.
Y aunque al principio lo sentí increíble.
Vendí mi alma en la desesperación por una solución, y cuando la encontré, me fui con él.

—¿Cuál fue la solución?
—Luzbel nunca lo dijo de forma directa, sino que lo hizo más elegante.
Prometió que regresaría a la vida a mi familia, que todo ese atraco quedaría en el olvido y que volvería a la normalidad, pero...
—¿Pero?
—Fiel a su costumbre, cuando vendí mi alma terminé atada indirectamente a sus mandamientos, y antes de cumplir su palabra traicionó su promesa y entre letras pequeñas cumplió su cometido, caí en su juego y si es que alguna vez quiero volver a ver a mi familia
Tengo que escapar de él.
—¿Cómo lo harás?
—Existe una forma, pero antes tenemos que ir por Liliana.

LilianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora