Capítulo 3

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En multimedia Sergey Rosberg

Si, la tan aclamada y cotizada en los bajos mundos Ángel de la Muerte soy yo.

Desde hace dos años tengo una doble vida al parecer sigues los pasos de tus padres, mi conciencia siempre aportando cosas inútiles. Bueno como seguía, a los dieciséis decidí (en forma de llamado de atención para mis padres) una noche de abril, que ingresaria a las peleas ilegales.

Si, algo un poco suicida si no estas preparado. Ahora agradezco las horas en las que desde niña entrenaba defensa personal, karate y mil formas de patear el trasero a un abusivo. Por fin vi los resultados de esos entrenamientos.

Con la ayuda de An, asi le digo a Ángel para evitar confundirnos, me fui poco a poco introduciendo al bajo mundo.

Para ser una chica que sólo mide 1,68 mts, que es de tez blanca tirando a pálido, con ojos de color marrones (si, un color común. Pero es uno de mis atractivos principales, pues cambian de color depende de mi ánimo o si tengo hambre), mi cabello largo, liso y rojizo que acentúa mi color blanco leche. Un cuerpo que no aparenta mi edad y mi madurez que tampoco representa mi edad a veces niña a veces. He pateado muchos pero muchos traseros a tipos egocéntricos dentro y fuera del ring.

Una noche cualquiera en el pequeño camerino pequeño? Más grande era una caja se fósforo, apareció ante nosotros (An y yo) nada más ni nada menos que Sergey Rosberg el Rey de las Peleas Ilegales, diciendo que le era un honor conocer a la Amateur, la Novata Ángel de la Muerte en persona.

Recordemos que el tatuaje que tenía en la espalda era como mi sello personal. Ya que, en las peleas usaba unos shorts deportivos negros con detalles rojos, un top olímpico de igual color y un antifaz negro, como el que se usa en carnavales; dejando expuesta la mayor parte posible y no vulgar de mi tatuaje. Todo esto evitando que mis padres se enteraran por la prensa quien soy, pues saldría algo tipo "Hija de famoso magnate de la industria hotelera vista en peleas ilegales".

Recuerdo perfectamente su manera de hablar y andar. Un caballero en toda la extensión de la palabra, un ser que me ofreció trabajar con él y no para él en su Night Club, uno que cuido de mi cuando los borrachos se me acercaban, no es que no me pudiera cuidar pero Sergey siempre me decia "Muestrales lo que vales en el ring".

Por tener tanto tiempo en el negocio y ser la protegida de Sergey, Ángel tenía un camerino digno de una reina. Era la única peleadora que tenia uno; esto obviamente causaba mucha controversia con los demás trabajadores; se rumoraba que Sergey y yo éramos amantes. Hecho que más que erróneo era repulsivo para mi.

Ahora que lo veo en retrospectiva, es irónico el hecho de que ame aquello que tanto odié! Pues en el Night Club de Sergey, las peleas no eran el único atractivo; el comerciar con drogas de cualquier índole, la prostitución y la venta de armas eran el pan de cada día.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora