Capítulo 24

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La comida transcurrió sin ningún contratiempo, Drag me preguntaba cosas triviales y yo hacia lo mismo. He de admitir que este Drag me agradaba, pero no lo quería aceptar; aunque mi comportamiento era más tranquilo y su sonrisa demostraba que estaba logrando aquello que queria.

Y por un instante desee poder leer la mente.

Después de la comida, que estaba divina, nos volvimos a montar en la camioneta y la discreta caravana emprendió su marcha otra vez. Minutos después la gran mansión Romanoff se hace presente.

Y al igual que en la mañana, Drag al despedirse intenta besarme, sólo que esta vez no me moví y acepte el leve roce de nuestros labios, su olor me tenia extasiada durante todo el viaje y el simple beso me dejó con ganas de más.

Pero, el llamado de mi padre nos saco de nuestra burbuja. Haciendo que me alejara rápidamente y que Drag estuviera visiblemente incómodo y molesto.

-¡Se tardaron mucho Müller!- dice mi padre alias destructor de momentos calientes, ya va ¿qué?- Creí que les había pasado algo a ti y a mi nenita.

Ah claro yo de último, no sé ni para que me sorprendo. Para Dimitri su Imperio está en primer, segundo, tercer y cuarto lugar, luego viene mi madre y después si hay espacio yo. ¡Qué dicha!

-Nos detuvimos un rato para comer papá-digo tratando de sonreír pero me sale una mueca horrible.

-No te estoy hablando a ti mal educada.

-Romanoff-interviene Drag. Creo que él es el único que le habla así a mi padre y este ni rechista- lo que Samantha dice es cierto, nos distrajimos en cosas muy ricas-lo último lo dice mirando fijamente mis labios.

Joder que calor hace aquí, se que estamos en mayo. Pero mierda es Rusia y aqui el frio es perpetuo. Debo arreglar mi sequía como sea, de lo contrario podré derretir cualquier cosa.

-Oh, ¿eso quiere decir qué las cosas van mejor entre ustedes?-pregunta Dimitri esperanzado.

-No

-Si

Mierda y ahora hablamos a la vez ¡pero qué romántico!

-Aja. Bueno Müller espero que no se te olvide asistir el sábado a la fiesta que daremos.

-No me lo perdería por nada Dimitri.

-¿Fiesta? ¿De qué hablan? ¿Qué fiesta? ¿Por qué me miran así?- digo nerviosa, y es que es obvio nose de que hablan y me imagino lo peor.

-Tu cumpleaños es el sábado hija.

¿Qué? Y ¿por qué coño no me acordaba?

Ah claro entre las peleas, el compromiso y ahora la niñera mi cabeza esta vuelta un caos.

-¿Cómo se te puede olvidar tu cumpleaños?-pregunto riéndose Drag.

-Eso no es asunto tuyo idiota.

Y sin más entro a mi casa y me dirijo a mi habitación. Soy consciente de que me porte muy mal, pero es que todo se me esta viniendo escima y es sofocante.

Las peleas se han vuelto una droga, una necesidad que debe ser saciada cuanto antes.

La actitud de mis padres para conmigo cada día es peor.

El dichoso matricidio, digo matrimonio con el mismísimo Diablo.

Mi sequía, necesito buscar a alguien que sacie esta necesidad antes de que cometa una locura y luego me arrepienta de por vida.

Y por último él, el Diablo. Un ser tan enigmático como el sólo.

Y como si no fuera poco el maldito está como quiere. Cuerpo perfecto, comportamiento súper bipolar, conversaciones de doble sentido, una mirada que Dios ya me dio calor.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora