Capítulo 21

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POV's Drag Müller

Después de dejar a mi Roja en el dichoso instituto, nos dirigimos al Comando en donde ayudo a liberar a Alemania y Rusia del narcotráfico, obviamente esto es sólo un camuflaje.

¿Quién se imaginaria qué el respetado Drag Müller, aquel que desempeña semejante cargo, es el mismísimo Diablo?

Pese a mi corta edad de 23 años, me he hecho un nombre y una reputación en la cual las personas de los mundos en el que me manejo me saben respetar y temer.

Desde niño he estado internado en institutos militares, por lo que me desenvuelvo en este mundo como pez en el agua.

Sin embargo, hay una que otra alimaña que se esmera en amargarme la existencia, como:

El Fantasma, un bastardo que se sabe como esconderse sin dejar huellas.

Los hermanos Corvinus, unos maníacos irlandeses, que saben como dañar mis entregas.

Y el Árabe, un mocoso con aires de adulto en un mundo de muerte.

El día de hoy no marcha como lo he planeado.

1. Samantha o mí Roja, me deja con un enorme dolor de huevos, debido a su acercamiento tan sensual que tuvimos al despedirnos.

2. Por culpa de los idiotas que no saben manejar, se produjo un accidente de tránsito y por ende llegue tarde a una reunión. No es que me interesara mucho, solo eran formalismos. Pero tengo una reputación que cuidar.

3. Y ahora la señorita Romanoff, no aparece. Nadie sabe de ella, incluso le pregunté a sus compañeros y sus profesores.

Cansado, obstinado y excitado por esa niñita malcriada, decido llamarla. Tarda en contestar. Cuando por fin se digna a hacerlo tiene las bolas de molestarse conmigo.

Ese hecho me molesto y excito por parte iguales. Nunca una mujer se habia comportado asi conmigo. He tenido la dicha de escoger que mujer calienta mi cama, pero siento que con ella va a ser completamente distinto.

Ella no necesita de dinero, porque ella lo posee. No necesita de joyas, porque si quiere se las compra. No necesita de viajes, porque si quiere puede viajar por el mundo.

Conquistar a esta niña, va a ser muy difícil. Pero como me considero un hombre obstinado y terco, la voy a obtener cueste lo que cueste.

Dejo de pensar en el futuro, cuando veo que aparece acompañada de un muchacho, otro niño mimado.

Pero lo que causa mi enojo no es verlo acompañarla, no. Lo que me molesta es como ella le habla, le sonríe y se despide. Al verlos me entra unas ganas de sacar mi arma y meterle un tiro en la cabeza para que le quite las manos a mi mujer.

-Drag- me advierte el Perro- hay mucha gente viéndote. No hagas nada estúpido.

-¿Estúpido?- gruño furioso- estúpido ¿por qué no me agrada que ese idiota la toque?

-Calma. Si quieres investigo sobre ese niñato.

-Ok.

Más le vale a ese imbécil que no quiera nada con mi Roja. Porque a mi no me tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora