Capítulo 12

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Despierto sobresaltada, estuve toda la noche soñando con esos ojos grises. Nunca vi su rostro pero sabia a quién pertenecia, sólo era una sombra en la oscuridad con un par de ojos que me miraban como si quisiera desentrañar todos mis secretos y miedos.

Me quedo acostada en la cama tratando de entender porque un extraño con el cual compartí a lo mucho cinco palabras perturbo mi sueño asi.

Un golpe a la puerta hace que deje mis ensoñaciones para despues. Abren la puerta y aparece mi madre seguida de Nana, la última carga un paquete que parece un vestido.

-Ya es tarde Samantha-dice mi madre-ya deberías estar lista.

-¿Qué? ¡Pero si son apenas las 8!-digo molesta.

-¡La comida es a las 9!-dice con tono de reproche.

-¡Y yo como iba a saberlo sino me dicen un coño!- listo ya exploté.

-¡Cuida tu lenguaje! ¡Hoy no permitiré que dañes el negocio de tu padre por tu imprudencia!-dice regañándome.

-¿Sus negocios? ¡Me importan un Coño! ¡Ustedes siempre ustedes!- grito- ¿y yo cuándo? ¿Cuándo se preocuparan por mí? ¿Acaso te interesa el detalle de mi muñeca? -cuestiono- ¿has preguntado tal vez sólo tal vez cómo me siento? ¿No verdad!

-Cállate insolente- y con eso me lanza una cachetada que hace que mi cara se voltee. Y como fue en el mismo lugar donde recibi los golpes ayer, sangro.

-Señora ya se esta haciendo tarde, déjeme que ayuda a arreglar a la señorita-dice mi Nana tratando de calmar las cosas.

-Si. Es cierto.-dice Anastasia- procura que se vea decente.- y justo cuando va a salir se detiene y me observa- más te vale que te vistas con eso- señala el bulto que Nana sostiene en las manos.

Nana cierra la puerta y se acerca a mi, y me abraza. Me muestra el bulto, y veo un vestido en tono rosado corto (multimedia) muy bonito. Pero si me lo ponia, uno estaria haciéndole caso a mi madre y me niego a hacerlo, dos me vería como una niña rica y mimada, tres seria una muñeca y eso no lo permitiré. Nana ve mis intenciones y me dice.

-No los hagas enojar mi niña.

-Mírame-digo y entro al baño donde me ducho rápidamente.

Nana me ve caminar de un lado a otro, me ve entrar al armario y ella niega cuando le muestro lo que me pondré.

-¿Ellos quieren a una princesa?-digo sarcástica- les mostraré a una diosa.

Me coloco mi atuendo, un jean de cuero sumamente ceñido a mi cuerpo, una ombliguera gris que irónicamente tiene unas alas de ángel, mi chamarra negra y unos botines algo altos de color negro.

Maquillo un poco mi cara, algo simple pero elegante. Arreglo mi cabello y lo dejo suelto, además arreglo la férula. Gracias a la chaqueta no se nota mucho.

Cuando voy a bajar nana me dice que me encanta ver molestos a mis padres, lo único que hago es reirme.

Decido bajar, y cuando voy a mitad de las escaleras, lo escucho. Sigo bajando y veo reir a la última persona que espere encontrarme en mi hogar.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora