Capítulo 69

245 29 4
                                    

Tres semanas han pasado después de la pelea-revelación con mis "padres". Las visitas han consistido en Drag y Stone, no he dejado que ninguno de los dos seres que se profanaban de ser mis padres, entren a mi habitación.

Como Drag, literalmente ha amenazado a medio mundo con que ni se le ocurra sacarlo, yo simplemente lo dejo ser.

Él intenta hablar conmigo y sacarme de mi silencio, pero yo simplemente lo ignoro. A veces me da pesar con él, por qué se que intenta acercarse, pero aún no quiero mantener contacto con nadie perteneciente al género masculino.

Con respecto a Stone, he descubierto que es una persona simpática.

Hablamos, bueno al inicio él hablaba sólo, yo me limitaba a escuchar y a dar asentamientos con la cabeza. Al principio me contaba sobre su vida académica, sus anécdotas cuando estuvo en el ejército, luego cuando empecé a responder me contó sus fracasos amorosos, sus penas, sus pensares. Llego un punto en que la curiosidad pudo más que mi supuesto voto de silencio, como le decía él, y terminé preguntándole sobre Drag.

Me dijo que no era mucho lo que me podría decir, expecto que él es una excelente persona pero que por cosas del destino terminó envuelto en el narcotráfico. Empezó a comentarme cosas positivas de él. Y aunque no quería, una parte de mí empezó a simpatizar con Drag.

Y eso se notaba cuando él iba a visitarme, al menos ya lo veía a los ojos. Me costaba mantenerle la mirada, a él y a cualquier otra persona; pero lo lograba, por segundos.

Mis heridas físicas habían sanado casi en su totalidad, si había algo que amaba y admiraba de mi cuerpo, era el proceso de regeneración de mi piel, era sorprendente ver el poder de cicatrización. Las únicas heridas que aún eran visibles, y me refiero a una fina línea rosacea, eran las de las piernas. Mis brazos, abdomen y rostro, que también habían sido objeto de maltrato, ya no se veían los moretones, gracias al tratamiento que me habían dado con láser y unas cremas cicatrizantes. Mi vientre y toda la zona genital, las cuales había sufrido daños graves, ya estaban en perfecto funcionamiento. Tanto que una ginecóloga, conocida de Stone, bromeaba o lo intentaba, diciéndome que ya podía intentar tener hijos.

Cada vez que mencionaban ese tema, hacía que el botón de la ira que tenía en off se encendiera nuevamente trayendo consigo una crisis de ira o de pánico.

Tanto tiempo encerrada en esa habitación, que ya ni recordaba como era el exterior. Me había perdido mi graduación, mi promedio de alumna ejemplar había sido desplazado por las mil y un inasistencias injustificadas. Perdí el baile de graduación, me falté muchas cosas irrepetibles. Pero si había algo que perdí y que me dolía en el alma, era el funeral de An.

Por estar sometida a sedantes, no pude asistir a su funeral. No pude darle el último adiós. A sus padres se les notificó que había muerto en un asalto. Mis supuestos padres, organizaron todo para que se lo creyeran, además tuvieron la ayuda de la policía.

(...)

El día de mi alta se acercaba, y ambos hombres se peleaban por ver con quien me quedaría. Había proferido que podía valerme por mi misma, y que podía arrendar un piso en cualquier parte de la cuidad de Moscú. Pero ni mi padre ni Drag, aceptaban eso. Y viendo que mis únicas opciones eran el hombre que arruinó mi vida y el ser que intentaba arreglar lo que no tenía arreglo; decidí irme a vivir con Drag.

No tendría a mi Nana, tendría que aprender a convivir con la zorrapastrosa de María y los constantes acercamientos de Drag. Pero al menos, no estaría con mi supuesta familia, lo cual ya sería ganancia.

A pesar de que ansiaba salir de la clínica, se me haría raro no tener la constante compañía del doctor. Si bien me negaba a tener más amigos, Sev se estaba ganando mi confianza, y lo mejor o lo peor es que él ya está inmerso en el mundo del narcotráfico, si llegase a ocurrirle algo, él podría salir bien librado.

Dejo de pensar en todo lo que me ha pasado, cuando escucho un alboroto en el pasillo. Con calma abro la puerta y me dirijo al centro del bullicio.

Y como no, Drag y Dimitri se encontraban enfrascados en una discusión. A un lado del pasillo observo a Sev, que intenta separarlos, pero al ver que es imposible se queda pegado en la pared. Hasta que me ve, al hacerlo deja a los dos hombres y se acerca.

-Veo que ya estás lista- dice sonriendo.

-Eso creo. Total no tengo nada-digo sin emoción aparente.

Últimamente mis ánimos han estado inactivos.

-¿Nada?- dice incrédulo mientras yo asiento- Nada y tienes a estos dos idiotas peleando por ti.

-No lo hacen por mí Sev, Dimitri lo hace por las apariencias y Drag... Drag es simplemente él.

-En lo de tu pa...

-Ni se te ocurra- lo interrumpo.

-En lo de Dimitri, te doy toda la razón. Es más, ¿cómo pudiste aguantarlo tantos años? Por qué joder, en serio es peor que una peste.

-Ja ja- intento reír pero suena algo forzado así que paro.- Es fácil convivir con ellos, ya que, la mayoría del tiempo están ausentes.

Lanzo un suspiro que queda ahogado cuando Dimitri voltea hacia nosotros, y se percatan ambos de mi presencia.

-Samantha, nos vamos- dice firmemente Dimitri.

-Roja, ven conmigo- me pide amablemente Drag.

Debo admitir que estos últimos días he visto a un Drag completamente distinto. Este es amable, cariñoso y hasta podría decir amoroso, obviamente sólo conmigo. Y aunque admita que eso me agrada, una parte de mi me hace rechazarlo, sin darle una oportunidad tan siquiera de hablar. La psicóloga que me fue asignada, me indica que no debo apresurarme a sentir algo.

Aunque la pregunta sería, ¿volveré algún dia a sentir algo más qué pena y dolor?

Me vuelvo a desconectar por unos segundos, segundos en los cuales los hombres situados al frente, vuelven a pelearse mi "custodia".

-Ey calmense, no sé dan cuenta que esto no le hace bien a Samantha.- dice Sev en un tono de voz que me produjo escalofrío- Ya habíamos acordado que ella se quedaría con Drag...

Vuelvo a desconectarme de la realidad al percibir que hablan de mí como sino estuviera.

Siento como mi cuerpo se encuentra pesado y cansado, a pesar de las horas en las que he permanecido dormida o acostada. El efecto de los sedantes y los psicotrópicos hacen que no sienta las cosas como en verdad son.

Debo admitir qué el efecto que ellas generan en mí, son adictivas.

Ya entiendo, porqué los viciosos se drogan, porqué la gente fuma. Estas drogas generan un efecto casi afrodisíaco. Algo único e inigualable.




El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora