Capítulo 62

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POV's Drag Müller

La vida de narco no es tan fácil como todos piensan; no todo es drogas, dinero, poder y mujeres. Esto se trata también de inteligencia, enemigos, estrategias, planes, emboscadas, pactos, redadas, sabotajes, éxitos, fallos. Todo tiene sus pro y sus contras.

Al menos ya mi gente había solucionado los problemas que me generaron el sabotaje del Fantasma, debo admitir que el cabrón sabe hacer bien sus cosas, no dejo ni una huella. Nadie sabe o tiene la mínima idea de quien puede ser el bastardo soplón.

Necesito a como de lugar conseguir la cabeza de ese infeliz. La pérdida no fue mucha, pero en este mundo, cualquier pérdida puede significar derrota. Y al Diablo nadie lo derrota.

Estoy en mi escritorio fumando un cigarrilo, un mal hábito que adopté en los últimos años, cuando entra Alexander.

-Buenas señor.

-Sabes que cuando estamos a solas o con los chicos puedes tutearme.-digo dándole una calada al cigarro.

-Costumbre-dice tranquilo.

Lo observo detenidamente y me doy cuenta que esta ojeroso, y se ve algo cansado, además tiene los labios muy resecos, indiscutiblemente tiene resaca.

-¿Estuvo muy buena la fiesta de los estudiantes?-pregunto intrigado y curioso. Siempre es así cuando mi prometida tiene que ver.

-Si supieras-lanza un suspiro y se pone más cómodo- la fiesta de los pubertos, no se dio. Al menos no para nosotros. Sam no se quiso quedar por un lío que tuvo con una chiquilla, asi qué, nos fuimos a su casa y terminamos emborrachándonos. Ella quedó "muerta" con la sexta botella.

Me sorprendí, he visto ya dos veces a Samantha ebria y siempre pensé que era de mala bebida.

》Después de que se quedara dormida en el sofá de la sala, la cargué y la lleve a su habitación. Yo dormí en una de las tantas habitaciones de huéspedes.

A pesar de que confío en mis hombres, no quisiera que ninguno durmiera con mi chica.

》Cuando se despertó ya era tarde y ya habia recibido tu llamada. Le pregunté si necesitaba algo y nego, y aquí estoy.

Aprecio la forma de ser de cada uno de mis hombres, en especial de mis sombras. Damián, alias el Perro, es leal como uno. Alexander, Tiburón, es feroz. Vianko, conocido como Plancha, es firme. Todos tienen cualidades que se asocian a sus apodos.

Alexander se me queda mirando, esperando una respuesta a su reporte.

-Bien. ¿Tienes algo relacionado al caso de los hermanos Corvinus?-indago.

-No. Sólo sé qué su eslabón más débil es Antón, él es el más sentimental. Frecuenta mucho el bar de Sonnet. Pero esa es la única información que se pudo sacar de él.

Analizo la información. Los Corvinus han hecho un tratado de paz, pero esos tratados son tan frágiles como una hoja de papel. Y si bien no son los más fuertes, no puedo subestimarlos. Ese es un error mortal que no pienso cometer nunca más.

A eso de las ocho decido llamar a mi prometida, no me agrada que se quede sola en esa mansión, ya que, sus padres se fueron de viaje.

Al atender la llamada la encuentro rara, su tono a pesar de ser firme suena temerosa. Me dice cosas que no tiene sentido para mí. La duda se ha instalado en mí, siento que algo no esta bien. Por lo que de manera apresurada y sin sentido alguno, cojo uno de los autos disponibles, un Ferrari negro, y me dirijo a la mansión Romanoff con una mala sensación vibrando en mi pecho como nunca.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora